Podríamos escribir un artículo casi infinito sobre expresiones andaluzas que nos hacen esbozar una sonrisa, porque existen pocos lugares en el mundo en el que el castellano sea tan exuberante… e irreconocible. Porque, en ocasiones, es más fácil entender a un londinense tratando de hablar español que a un jiennense o un granaíno, con la diferencia, por supuesto, de que el andaluz siempre sabe lo que dice, y el inglés, a menudo, ni papa, aunque se esfuerce el joío.
A continuación, hacemos una selección de 13 expresiones andaluzas que solo entenderás si eres de Andalucía, una humilde muestra de la fertilidad del castellano pasado por el florido tapiz creativo de los andaluces, incorregibles artistas del lenguaje… y otras virguerías.
Expresiones típicas andaluzas
No ni ná
Una triple negación para una afirmación. El histórico defensor del andaluz y catedrático de instituto de Lengua y Literatura José María Pérez Orozco definió esta más que mítica expresión de la siguiente manera: “Es una figura literaria de primera categoría. Tres sílabas que son tres frases y las tres empiezan por la misma letra. Los técnicos lo llaman anáfora, para nosotros es una virguería”.
Así es, un monumento a la economía del lenguaje, a decir lo máximo con lo mínimo… Porque no ni ná viene a ser, por supuesto que sí, eso ni se pregunta, no tengas la más mínima duda, etc. Pero, claro, tiene mucha más gracia y es un poco más rápido decir no ni ná.
Se ha queao nike
Nos pasamos por Málaga para encalomarnos un rato entre boquerones escuchando una de sus expresiones más llamativas. Pero no, esto no tiene nada que ver con la firma comercial con sede en Oregón, ni con la diosa griega de la victoria. “Nike” viene de “niquelado”, que ha quedao perfecto, to’guapo, bro que diría ahora tu hijo reguetonero.
Estás maurando la breva
Cuenta la leyenda que uno de los más importantes capitanes del ejército de Fernando III no acudió a su cita con la batalla que iba a tener lugar en Úbeda allá por 1233. Claro, Álvar Fáñez, que así se llamaba, se hizo el longui, “perdiéndose por los cerros de Úbeda”. Pues bien, si a su lado hubiese tenido a un general cordobés, este le hubiese espetado: “estás maurando la breva, apollargao, morcón, venga a luchar, que te doy un morrillazo, papafrita”. Bueno, vale, papafrita no porque en el siglo XIII aún no se habían frito las patatas del otro lado del Atlántico, pero, quién sabe, igual ya existía el término…
Tirarse de púa
Estás bañándote en el Arrecife de las Sirenas, ese enclave paradisiaco del Cabo de Gata donde, según cuenta otra leyenda, cantaban las sirenas seduciendo a los marineros. Como eres de corazón fantasioso, te han convencido de que todavía hay sirenas por allí, aunque tú sabes en el fondo que eran focas monje las que “cantaban”. Pero tus colegas almerienses te dicen: “venga, tírate de púa que seguro que ves una sirena”. Lo que te están queriendo decir es que te tires de cabeza. Pero, ten cuidado, a ver si te vas a dar un guarrazo con el arrecife y vas a ver en sueños a sirenas, tritones y hasta Neptuno.
Eres un capillita
La Semana Santa son palabras mayores en buena parte de Andalucía. Para un chicarrón del norte, más apegado a otras tradiciones nórdicas, le puede parecer todo un poco raro, pero es una tradición que se vive con fervor. Y entre aquellos fieles que luchan por la posición para tocar a Jesús del Gran Poder están los capillitas, término recogido ya por la RAE, dada su trascendencia: “que vive con entusiasmo las actividades organizadas por las cofradías religiosas a lo largo del año y participa en ellas”.
En Linares, donde tres huevos son dos pares
Contaba Félix López Gallego, cronista oficial de Guarromán en Jaén, la historia detrás del refrán más famoso de la vecina Linares, debido, según su versión (hay varias) a que en un vecino de la localidad había nacido con tres testículos, “noticia que corrió cual reguero de pólvora quemándose. El suceso despertó tal atención que galenos de otras regiones llegaron a estudiar el caso, confirmando que no eran cuatro, sino solamente tres sus testículos”. Y así fue como “el error cuantitativo” ha quedado como símbolo del orgullo linarense.
Voy a hacer un mandaíllo
Como cuando Patrick Bateman se sintió pillado por un compañero de trabajo y solo fue capaz de excusarse diciendo que “tenía que devolver unos videos”, esta expresión viene a decir lo mismo. Así que si el protagonista de American Psycho hubiese sido granaíno hubiese dicho: “tengo que hacer un mandaíllo, no me preguntes más, cipollo, a ver si voy a sacar el taladro a pasear”.
Estás enguachinao
Los paraguas no se estilan mucho en diversos lugares de Andalucía así que es normal quedar de vez en cuando enguachinao, término que procede del verbo “enguachinar” que también recoge la RAE: poner demasiado agua en algo. Pues si te dicen eso es que “te has puesto demasiado agua encima”, vamos, que estás empapado.
Sois unos jartibles
Si eres habitual del Carnaval de Cádiz ya sabrás lo que significa esto porque es el apodo del Carnaval Chico, aquel que cierra la fiesta en la ciudad gaditana como un mes después de que arranque. Aquellos primeros jartibles que desafiaron la Cuaresma siguiendo de parranda eran los pesados que seguían erre que erre, disfrazados cuando todo el mundo estaba ya recogido guardando la compostura. Ahora, ser un jartible es jartar, ser un pesadito, pero con cariño.
Mira que eres esaborío
Pues es lo que respondería el jartible a aquella persona que, tras un mes de fiesta continua, ya no está para más chirigota. Pues mira que eres antipático, soso, soseras, sosaianas, desaborido, sin sabor… esaborío.
Estás apollargao
Si la conversación entre ambos continuase, cosa muy posible dada la verborrea del gaditano, puede que el esaborío dijese al jartible, “mira, estás apollargao, que el Carnaval ya acabó, déjate de pollas ya”. Apollargao se puede traducir, por tanto, como confuso, pero también como torpe, atontado, alelado, papanatas, lerdo, babieca, pazguato… ¡Qué maravilla de idioma tenemos!
¡Cuidao con las aguamalas!
Para aquel que se lanzó de púa en el Arrecife de las Sirenas. Porque en determinadas épocas del año en las costas andaluzas nos podemos encontrar con las temidas aguamalas, que no son las sirenas, ni siquiera las focas monje, sino las medusas.
¡Lavín!, compae, qué malafollá tienes ni pollas
El escritor y periodista Andrés Cardenas nos ayuda a rematar este artículo sobre las expresiones andaluzas que solo entenderás si eres de Andalucía con un homenaje a Graná. Cuenta que un día alguien entró en un bar pidiendo al camarero si le podía cambiar un billete de 5.000 pesetas, a lo que este respondió: ¿Te crees que esto es un banco?” El tipo no pudo contenerse y recito en riguroso granaíno: “Lavín compae, qué malafollá tienes ni pollas”. Que viene a ser: “La virgen, compadre, qué antipático!”. Lavín, qué idioma más rico el nuestro… ni pollas.
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