El tren es uno de los medios de transporte más asequibles y usados, sobre todo por aquellos viajeros a los que les gusta contemplar, relajados al ritmo sincopado de su movimiento, los hermosos paisajes por los que circula.
Sin embargo, el trazado de algunas líneas ferroviarias convierten algunas rutas en un periplo peligroso al discurrir entre gigantescos acantilados, puentes endebles que se quedan pequeños ante una naturaleza poco amigable o enclaves inhóspitos que constituyen un desafío a las leyes de la gravedad. Hoy nos asomamos a los trayectos ferroviarios más peligrosos del mundo, solo aptos para las almas viajeras más osadas.
Ferrocarril Central Andino (FCCA), Perú
Esta línea cubre la ruta que conecta la ciudad de Callao, ubicada en la costa central del litoral peruano, con Huancayo, que ocupa el corazón de los Andes. Es una de las más apabullantes del mundo, por cuanto discurre a una altura de vértigo sobre el nivel del mar, concretamente a 4.835 metros.
Para alcanzar dicha altitud, necesariamente tiene que subir empinadísimas vías, que dan la sensación de que el tren va a darse la vuelta en cualquier instante, 69 túneles 58 puentes y vertiginosos trayectos en zigzag. Una vez arriba, en las montañas, la situación no es más alentadora, ya que hay poca protección frente a los vertiginosos acantilados. Así que un mínimo despiste del conductor puede conllevar un desenlace fatal.
Tren a las Nubes, Argentina
Basta con prestar atención a su nombre para entender las características geográficas por las que pasa esta línea ferroviaria. Cruza la cordillera de los Andes, y lo hace a una altura vértigo que supera en su punto más alto, que es el viaducto de Polvorilla, los 4.000 metros para salvar los desafíos naturales que suponen las enormes montañas y los abrumadores acantilados andinos, lo que lo convierte en uno de los más altos del mundo.
Pero además el trayecto de tranquilo tiene poco, pues los viajeros tienen que pasar 29 puentes, 13 viaductos y 21 túneles hasta llegar a Punta de Atacama. Sin duda, un viaje que pone a prueba los nervios de más de uno.
La Nariz del Diablo, Ecuador
Continuamos en América del Sur, en esta línea ferroviaria que une la zona de Alausí con Sibambe. El recorrido supone ascender las laderas casi perpendiculares de las grandes montañas andinas y pasar entre abismales acantilados, bosques, cañones y desfiladeros con caída libre, que implican ir en una calma tensa durante todo el recorrido.
Aunque la parte del trayecto más fascinante y peligrosa es el final, cuando se ve la Nariz del Diablo, que es una roca de dimensiones colosales y silueta triangular que trae a la mente una nariz humana. Para sortearla, el tren hace un recorrido en zigzag hasta la arista de la montaña y, una vez allí, un operario modifica la vía y regresa marcha atrás un tramo. Luego, repite nuevamente la operación y, finalmente, emprende camino a la última parada.
Ferrocarril de la Muerte, Tailandia
Si se atiende al nombre de esta ruta de tren, más de un viajero seguro que no pondría un pie ni el primer escalón. Sin embargo, esta línea, que une Bangkok con Birmania, debe su nombre al hecho de que el gobierno nipón utilizó para su construcción mano de obra procedente principalmente de los prisioneros de guerra, muchos de los cuales fallecieron ( de ahí su nombre) como consecuencia de las lamentables condiciones. Tanto es así que su construcción está considerada por la historia como un crimen de guerra cometido por Japón.
Pero no hay que olvidar que se hizo durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que las vías presentan un estado muy deteriorado, y que atraviesa el corazón de la selva tailandesa, acantilados que detienen la respiración y puentes increíbles como el del río Kwai.
Kuranda Scenic Railway, Australia
Concluimos el repaso por las líneas ferroviarias más peligrosas del mundo con la australiana Kuranda Scenic, que une Cairns con Kuranda. En su recorrido atraviesa uno de los parques nacionales más extensos del país (Parque Nacional Barron Gorge), cuya ruta incluye trechos de densa selva tropical, impresionantes cascadas, tramos empinadísimos y espectaculares túneles. Sin duda, un trayecto que invita a suspirar hondamente cada pocos segundos, pero que nos hace entender el titánico trabajo que conllevó su creación.
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