Entre las capitales europeas más maravillosas que podemos visitar se encuentra Viena, en Austria. La belleza de su patrimonio histórico y una agenda cultural envidiable durante todo el año, en la que la música siempre tiene especial protagonismo, la convierten en uno de esos destinos idílicos. Sobre todo, si también tenemos en cuenta los espacios naturales que se extienden en su entorno.
Para el supuesto de que estés preparando tus próximas vacaciones en la capital austríaca, no olvides visitar estos sitios históricos en Viena. Y si no tienes muy claro cómo organizar los días de viaje en la ciudad, toma nota de la ruta de Cómete el Mundo. Te facilitará la vida para que tú solo tengas que disfrutar, incluyendo todos los planes que no te debes perder en tres días.
Ópera de Viena
Si hay un lugar emblemático en la capital de Austria es Wiener Straatsoper, el renacentista Teatro de la Ópera de Viena, inaugurado en el siglo XIX. No hace falta asistir a un concierto o espectáculo para verlo, aunque qué duda cabe que si tienes la posibilidad y eres melómano, no te pierdas una experiencia única.
Puedes apuntarte para conocerla a las visitas guiadas que se ofrecen y que te conducirán por el vestíbulo, el auditorio y el salón de té que usaba el antiguo emperador Francisco José durante los entreactos, entre otras de sus estancias. Asimismo es posible visitar el Museo de la Ópera.
Biblioteca Nacional de Austria
Sin duda, este otro de los sitios históricos vieneses que constituyen una auténtica joya. Nos referimos a la impresionante Biblioteca Nacional de Austria, que se construyó por mandato del emperador Carlos VI. Recorrer sus pasillos y estancias te dejará sin habla. Entre ellos destaca la Sala Imperial, que atesora más de 200 000 ejemplares impresos entre el año 1500 y mediados del siglo XIX, esculturas de mármol y frescos en el techo. Aunque, en total, en toda la biblioteca se guardan alrededor de 8 millones de libros.
En este emblemático edificio se encuentran además el Museo del Globo Terráqueo y el Museo del Papiro. Sin duda, una de las visitas imprescindibles en Viena.
Palacio Schönbrunn
Antigua residencia de verano de la familia imperial, el Palacio Schönbrunn es uno de los grandes palacios vieneses que no te puedes perder. Se construyó en el siglo XVIII y su decoración interior abruma con su estilo rococó, además de contar con estancias impresionantes como la Gran Galería donde se celebraban los banquetes, el Salón del Desayuno o el Salón Chino Circular.
En la visita puedes aprovechar para visitar el interesante Museo de Carruajes, que se encuentra ubicado junto a él, sin olvidar pasear por el laberinto y los jardines privados.
Catedral de Viena
La catedral de San Esteban de Viena, conocida como Stephansdom, se encuentra en pleno centro de la ciudad y es uno de sus templos religiosos más importantes. Se construyó en el siglo XII, de cuya época todavía conserva las Torres de los Paganos y la Puerta de los Gigantes.
Uno de sus rincones más impresionantes es el Tejado de los Azulejos, con más de 250 000, ubicado en la parte posterior. Ya en el interior, te sorprenderán el púlpito gótico de Pilgram, las catacumbas del siglo XVIII y sus bóvedas, además de la campana Pummerin en la Torre Norte. El edificio también alberga el museo catedralicio.
Palacio Belvedere
Otro de los lugares más hermosos de Viena es el conjunto del Palacio Belvedere, formado por dos edificios: el Alto Belvedere y el Bajo Belvedere. Los palacios se comunican mediante un precioso jardín francés. Y ambos albergan museos, entre cuyas estancias destacan la Galería de Mármol y el Salón de los Espejos.
Iglesia de San Carlos Borromeo
Son varias las construcciones de tipo religioso que encontrarás en Viena, además de la mencionada catedral. Pero entre el resto de sus iglesias te recomendamos que te acerques a conocer la de San Carlos Borromeo, también llamada Karlskirche.
De la iglesia de San Carlos de Borromeo, te sorprenderán las columnas que flanquean su fachada principal, que recuerdan a la Columna de Trajano romana, y en el interior podrás admirar los hermosos frescos de su cúpula. Además, puedes subir hasta esta para verla de cerca y contemplar las vistas de la ciudad.
El Prater de Viena
Pero más allá de sus históricos edificios, en Viena hay un lugar muy especial que sorprende siempre a los viajeros: el Prater. Se trata del parque de atracciones más antiguo de todo el mundo, pues fue inaugurado en 1895 sobre los antiguos terrenos que habían servido en siglos anteriores como coto de caza del emperador.
Dos años después de la inauguración, se estrenó su atracción más emblemática: la Noria Gigante de Viena, con 60 metros de altura. Todo un hito para la época. Al haber sufrido daños durante la Segunda Guerra Mundial a causa de los bombardeos, cuando volvió a utilizarse, tras un par de años, no se pudieron colocar todas sus cabinas. Las que quedaron inutilizadas se exponen en su parte inferior y pueden visitarse.
Disfrutar de un paseo por las avenidas del Prater y subir a alguna de sus atracciones históricas es otro de los planes que no puedes perderte en Viena, una ciudad que siempre enamora a los viajeros.
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