Son muchos los mitos y leyendas que rodean a los bereberes. Y también es mucho el desconocimiento que tenemos sobre este pueblo antiquísimo y mucho más variado y extenso de lo que pensamos. Aquí vamos a intentar desentrañar algunas claves para comprender al pueblo bereber que vive desde hace milenios en el norte de África.

Los bereberes no son bárbaros

Ait-ben-Haddou (Our World Wiki-Pixabay)

Hay constancia de que el pueblo bereber ocupó parte del norte del continente africano desde tiempos del Neolítico. Hace más o menos unos 8.000 años. Un dato que confirman restos arqueológicos y sobre todo ciertas pinturas rupestres antiquísimas. Sin embargo, mientras otras culturas fueron desarrollando paulatinamente la escritura, lo cierto es que el pueblo bereber tiene una cultura oral. Riquísima, pero que no ha dejado demasiados testimonios históricos, por esa razón se les conoce más por lo que otros han escrito sobre ellos.

De ahí por ejemplo su denominación: bereber. Esta palabra deriva del griego antiguo y la podríamos traducir por algo así como “bárbaro”. Ya que así los denominarían los clásicos cuando los conocieran en sus incursiones por el territorio africano. Pero atención, porque esa denominación sería solo para distinguirse, sin que eso tuviera que suponer menosprecio alguno.

En cambio los bereberes a sí mismo se llaman imazighen, o sea, “hombres libres”. Toda una declaración de principios respecto a su carácter. Si bien a lo largo de su dilatada historia, esta etnia no siempre ha podido disfrutar de tal libertad,

La extensión del pueblo bereber

(Wim-van’t-Einde-Unsplash)

Hay que decir que los bereberes son un conjunto de etnias, con vínculos culturales ancestrales, pero muy dispersas entre sí. De hecho, los límites históricos de este pueblo nos llevan desde los oasis de Siwa en el territorio egipcio hasta la costa atlántica, de hecho, los guanches que originalmente ocuparon las islas Canarias tenían un origen bereber.

Esos son los límites de este a oeste, y de sur a norte, sus asentamientos van desde el Sahel hasta el mar Mediterráneo. O sea que gran parte del territorio donde han vivido siempre es muy árido, por eso se convirtieron pronto en verdaderos expertos en aprovechar los recursos de los oasis y en saber orientarse en los desiertos.

La Antigüedad en el norte de África

Los bereberes establecieron trato con todas las grandes civilizaciones del Mediterráneo en la Antigüedad. Eso sí, no como un pueblo unificado, sino cada etnia, incluso cada núcleo planteó sus alianzas o sus enfrentamientos con gentes como los navegantes fenicios. De ahí germinaría el pueblo cartaginés, originario de Túnez, tierra muy vinculada con los bereberes.

También en la parte oriental, los bereberes se relacionaron con el Egipto faraónico, de hecho hubo alguna dinastía de esta etnia. Por otra parte los bereberes del actual Marruecos se enfrentaron a las legiones romanas, aunque su carácter indómito les permitió no sentirse nunca completamente dominados.

La llegada del Islam

Gran Mezquita de Kairouan (Guy Dugas-Pixabay)

Fue desde el siglo VI cuando se establecieron los primeros contactos entre beduinos árabes y bereberes. Ese fue el primer vínculo con el Islam, aunque no fue demasiado efectivo. Sería más tarde ya en el siglo VIII cuando los omeyas fueron expandiendo su poder por todo el Norte de África y eso acarreó la expansión del Islam. De hecho hay que recordar que entonces cruzaron Gibraltar y conquistaron la Península Ibérica, creando Al-Andalus.

Incluso en las tropas árabes que llegaron a España se integraba un porcentaje de bereberes. Pero hay que decir que tanto aquí como en África, la gran mayoría de este pueblo todavía no se había convertido a la nueva religión. Eso costaría décadas, siglos, aunque finalmente se puede considerar que desde el siglo X u XI, un altísimo de porcentaje de bereberes también son musulmanes.

Campesinos y nómadas

Oasis (Sergey Pesterev-Unsplash)

Tenemos la imagen de los bereberes como un pueblo nómada. Pero no es tanto así. En realidad, dentro de este grupo étnico había y hay distintas ramas. Y la gran mayoría siempre fueron gentes que se asentaron en lugares fértiles, donde el agua era un tesoro, y se convirtieron en campesinos y pastores. No obstante, es cierto que otra parte del pueblo bereber se dedicó al comercio.

Esa es la imagen más tópica, la de las caravanas de camellos recorriendo los desiertos. Una imagen vinculada a los tuareg, que sí que son bereberes, pero solo son una parte de los mismos, y son los más asentados al sur, en tierras de Mali, Burkina Faso o Níger. Muy lejos del Magreb y de los territorios de Marruecos o Argelia donde se asientan en la actualidad la inmensa mayoría de los bereberes.

Una cultura y lengua propia

Tajín (Annazuc-Pixabay)

Se estima que hoy en día hay repartidos por todo el norte de África (y también por Europa, debido a la inmigración) unos 20 millones de bereberes. Son gentes que en su inmensa mayoría están integrados en las costumbres de Marruecos, Argelia, Libia o Túnez. Pero eso no significa que no mantengan sus dialectos bien distintos del árabe oficial. O que tenga sus tradiciones, a veces perseguidas. Sobre todo guardan su folklore único y una gastronomía suculenta, con recetas tan emblemáticas con sus fabulosos platos de tajin.