Desde que fue fundada por un pequeño grupo de religiosos de la Hermandad de Moravia —la iglesia evangélica preluterana más antigua de Europa— hace más de 280 años, Bethlehem se ha convertido en todo un símbolo de la Navidad en Estados Unidos hasta ser denominada Christmas City.
Acompáñanos en este viaje al este de Pensilvania para conocer la historia de una ciudad única en la que se combina la herencia europea de sus fundadores, su pasado vinculado a la Revolución Industrial y su reconversión como icono turístico navideño.
Bethlehem, Navidad en Pensilvania
En el arranque de Main Street que recorre Bethlehem de sur a norte, a la orilla del río Lehigh y en torno a Church Street y Market Street, se concentran los principios edificios del Moravian Historic District como el propio Centro de Visitantes, el lugar ideal para comenzar la visita a esta ciudad ubicada entre los condados de Lehigh y Northampton.
Desde principios de noviembre, la ciudad comienza a engalanarse para celebrar la llegada de la Navidad y responder a las expectativas que conlleva apodarse Christmas City. En el entorno de SteelStacks, antigua fábrica siderúrgica de relevancia mundial reconvertida en impresionante centro cultural, se encuentra Christkindlmarkt, el mercado navideño de Bethlehem.
Reconocido en dos ocasiones como uno de los mejores mercados de Navidad de Estados Unidos por la publicación Travel + Leisure, este mercado rinde también homenaje a sus fundadores germanos. Este 2022, el mercado navideño de Bethlehem cumple su trigésimo aniversario ofreciendo a los visitantes el trabajo de los mejores artesanos llegados de todo Estados Unidos, además de los productos del popular fabricante de adornos alemán Käthe Wohlfahrt.
Las compras y la degustación de las delicatesen navideñas en el Christkindlmarkt se combinan con el patinaje sobre hielo en The Ice Rink, una de las grandes novedades de la Navidad de este año en Bethlehem: bajo la lúgubre pero sublime estructura del SteelStacks se ha habilitado una pista de patinaje que está disponible desde el 18 de noviembre.
Junto al mercado y a la pista de hielo que estarán operativos toda la Navidad hasta el 31 de diciembre, se celebran innumerables eventos diarios: desde clásicos cinematográficos de la Navidad en sesiones matinales, conciertos, actuaciones teatrales hasta tours nocturnos en autobús para recorrer la historia de la ciudad, que siempre incluye una visita a la famosa estrella de la cima de South Mountain, aquella que se construyó como símbolo de esperanza en la Gran Depresión y que allí se quedó hasta nuestros días.
Y es que Bethlehem sigue muy ligada a su origen y a sus tradiciones. Fue en la Nochebuena de 1741 cuando un grupo de miembros de la Hermandad de Moravia llegados de Sajonia (Alemania) fundaron esta ciudad. Teniendo en cuenta sus creencias y el día en el que se encontraban, no les resultó difícil encontrar un nombre para su recién estrenado asentamiento: Bethlehem (Belén).
Se trataba de un terreno de unas 200 hectáreas que habían comprado la primavera anterior. Talando robles blancos del entorno, comenzaron a construir edificios para alojar sus industrias y oficios en torno a la orilla del río Lehigh y sus edificios institucionales de piedra caliza en torno a lo que hoy es Church Street.
El segundo edificio más antiguo de Bethlehem aún se conserva en la propia Church Street cerca de la esquina con Main Street: se trata del conocido como Gemeinhaus —nombrado así en honor a sus orígenes germanos— y que hoy alberga el Museo Moravo de Belén.
Junto a este edificio declarado Monumento Nacional en Estados Unidos se ubican otras construcciones originales del siglo XVIII como Bell House / Sisters ‘House Complex, Single Brethren’s House, Old Chapel o Sun Inn, además de la iglesia Central Morava, la más antigua congregación de moravos de toda Norteamérica.
Puede que para un viajero europeo estas construcciones no sean tan impactantes, pero, para los estadounidenses, el Moravian Historic District es un símbolo pionero, de aquellos pobladores recién llegados del otro lado del Atlántico que ayudaron a la consolidación del país. No en vano, estos edificios se consideran los mejores ejemplos de arquitectura germánica colonial del XVIII en toda América.
SteelStacks, la herencia industrial de Bethlehem
Junto a su herencia colonial alemana y a su vinculación a las tradiciones navideñas, Bethlehem es también un símbolo de la historia industrial estadounidense, de su ascenso, de su caída y de los subsiguientes procesos de reconversión.
Fue a mediados del siglo XIX cuando la historia de Bethlehem empieza a cambiar. Hasta ese momento, y como hemos visto, se trataba de una comunidad religiosa cerrada. Pero a partir de 1845, la Iglesia comienza a vender parte de sus propiedades.
Es entonces cuando la orilla sur del Lehigh comienza a transformar las granjas en industrias pioneras. La recién fundada Bethlehem Iron Company comienza la construcción de su primer alto horno en 1861 tendiendo las primeras vías de ferrocarril hasta la fábrica.
Bethlehem se convirtió en un importante proveedor de productos forjados, rieles de acero y artillería hasta que, a principios del siglo XX, producen las primeras vigas de acero estructural laminado de ala ancha en todo el país convirtiéndose en el constructor naval más grande del mundo durante las dos guerras mundiales, construyendo más de 1.100 barcos durante la II Guerra Mundial.
Durante esta época llegaron a trabajar en las instalaciones industriales de Bethlehem hasta 33.000 personas llegando a ocupar más de 700 hectáreas. Y es que de estas fábricas procedían los materiales que erigieron iconos arquitectónicos de Estados Unidos como el Golden Gate de San Francisco o el Chrysler Building de Nueva York.
Pero la industria del acero estadounidense comienza a vivir una dramática crisis a partir de 1970, cuando al acero extranjero de importación es más rentable que el que sale de Bethlehem. Se inicia así una lenta agonía del negocio industrial en la ciudad finalizando su producción de acero en 1995 tras más de 140 años disolviéndose la compañía definitivamente en 2003, pasando sus activos a pertenecer a ArcelorMittal.
A partir de entonces, las autoridades de la ciudad comienzan a valorar alternativas de reconversión industrial, revitalización y aprovechamiento de los terrenos industriales en desuso proyectándose instalaciones culturales, educativas, recreativas y comerciales.
Hoy, además del centro cultural en el entorno de SteelStacks, al sur del Lehigh encontramos el Museo Nacional de Historia Industrial, numerosos centros artísticos y la sede de la Universidad de Lehigh: nueva vida para uno de los históricos distritos industriales más relevantes de Estados Unidos.
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