Explicar el proyecto Brugarol en pocas palabras no es nada fácil. Este grupo afincado en Gerona cuenta con hoteles, masías, restaurantes y bodegas repartidas por la Costa Brava y alrededores. También produce quesos, mieles, confituras y vinos que solo se pueden degustar en sus establecimientos o vía delivery en la propia comarca. Esta iniciativa que aúna gastronomía, arte y patrimonio tiene su origen en la familia Engelhorn, que lleva años tejiendo una red de productores y agricultores locales con el objetivo de conseguir un mundo más cercano y sostenible.
Un proyecto muy vinculado al arte
De todos los espacios del grupo, uno de los más carismáticos es la Finca Bell-Lloc. Ubicada en plena naturaleza, en el lugar donde nació el pueblo de Palamós, esta masía de seis habitaciones es a la vez hospedaje, emplazamiento histórico y bodega. Atención a esta última, porque ha sido diseñada por RCR Arquitectes (ganadores del Premio Pritzker en 2017) y ofrece un inigualable juego de luces y sombras. Las enormes planchas de acero reutilizadas que la conforman, además, provienen de barcos abandonados.
Encima de la bodega, crecen en libertad los viñedos de cabernet franc y cabernet sauvignon que sirven para elaborar los vinos Tinto Crianza y Tinto Joven de Brugarol. Los podréis catar durante la visita, acompañados de quesos, mermeladas y frutos secos. También aprenderéis un dato bien curioso: las botellas de la marca no tienen etiquetas, ya que la goma de pegar dificulta mucho su reciclaje, y toda la información del vino está en el tapón. Al salir, fijaros en la magnética estatua de Jaume Plensa, un signo más de la importancia del arte en todo el proyecto.
En el mismo Palamós hay dos masías más del grupo, que también han sido rehabilitadas por el premiado estudio de arquitectura. La primera es Mas del Vent, ubicada junto a un claustro de estética románica y rodeada de esculturas de Xavier Medina-Campeny y Xavier Escribà, que se puede conocer a través de las visitas coorganizadas con el Museo de la Pesca. Muy cerca, el Mas Salvà permite adentrarse en el trabajo de granjeros y agricultores e interactuar con animales como caballos y ovejas, con las que se puede salir a pastar. El lujo, aquí, es volver a lo esencial.
Brugarol: restaurantes con su sello
Si queréis probar los productos de Brugarol desde la comodidad de un restaurante, podéis visitar el que tienen en la playa de la Fosca de Palamós, que también es un hostal con habitaciones frente al mar. Este establecimiento a pie de playa se especializa en cocina mediterránea y combina ingredientes de agricultura ecológica con otros de kilómetro cero de agricultores amigos. En verano, además, habilitan una tienda donde se pueden comprar algunos de sus productos estrella.
En Barcelona también cuentan con dos restaurantes en pleno centro. Destaca Brugarol X, con una carta vitalista a cargo del chef sudafricano Angelo Scirocco, que vivió en la Finca Bell-Lloc durante meses y ahora se inspira en los ingredientes del grupo para crear platos con influencias asiáticas. Entre ellos, destacan elaboraciones como el niguiri de anchoa y foie o el wonton de tartar de ternera Black Angus de Gerona. Sin duda, el punto de partida perfecto para adentrarse o reencontrarse con el Mundo Brugarol.
Únete a la conversación