“I love New York”. Esa es la última frase que se puede escuchar en la segunda parte de Cazafantasmas. La dice Winston, el personaje interpretado por Ernie Hudson, mientras baja por la escalera del edificio George Gustav Heye Center, actual sede del Museo del Indio Americano, ubicado en pleno Lower Manhattan.
Y es justamente en este punto donde nosotros iniciamos la ruta Ghostbusters por la ciudad de Nueva York. Desde luego que no es la única saga de películas que ha rendido homenaje a la Gran Manzana, pero sí una de las más famosas de la historia del cine de las últimas décadas: no son pocos los turistas que cada día recorren la ciudad buscando las localizaciones más célebres donde se rodó esta mítica comedia ochentera que ha vuelto recientemente a la cartelera con Ghostbusters: Frozen Empire.
Nueve escenarios de ‘Ghostbusters’ en Nueva York
Ya sabemos que la cultura popular en general y el cine en particular ha sido la mejor campaña de marketing turístico de Estados Unidos a lo largo de su historia. Un buen ejemplo es Cazafantasmas que, a lo largo de su saga, nos ha mostrado el particular carácter de Nueva York en al menos tres de sus películas, en particular en las dos primeras.
Pero debo decir que cuando yo subí hace unos años las escaleras del Museo del Indio Americano no recordaba que por ahí habían pasado Peter Venkman, Ray Stantz, Egon Spengler y compañía.
Pero, efectivamente, ese lugar de la parte baja de Manhattan aparece en diversas escenas de Cazafantasmas II, porque en su interior (recreado en estudio en Los Ángeles, como otros muchos escenarios de la película, como veremos después) se está restaurando el cuadro de Vigo, el “azote de los Cárpatos”, el “malo” de la segunda parte de la saga.
Y es el mejor lugar para iniciar una vuelta por Nueva York porque estamos ante, nada menos, que Bowling Green, el parque público más antiguo de la ciudad, y ante el inicio de Broadway, una de las calles más largas del mundo con sus nada menos que 53 kilómetros.
Pues aquí nace esta mítica arteria neoyorquina, donde llega la Estatua de la Libertad comandada por los Cazafantasmas para acabar con el “moco rosa” que ha puesto de mal humor a una ciudad, que, como se ironiza en la película, nunca suele estar de muy buen rollo, algo habitual en las megalópolis, por otro lado.
City Hall
Si seguimos por Broadway no tardaremos en llegar al Ayuntamiento de la ciudad donde los cazafantasmas deben hacer acto de presencia para salvar la ciudad después de que fueran enchironados por el inspector de Medio Ambiente interpretado por Walter Peck, que también aparece en Frozen Empire, 30 años más tarde, como buena parte del elenco original.
También este lugar aparece en la última película de Cazafantasmas en la que la nueva generación empuña los disparadores nucleares de protones de alta capacidad. Un buen lugar para disfrutar de los rascacielos del Lower Manhattan, en particular del espectacular edificio de Gehry.
Ladder Company 8 (14 N. Moore St.)
Bueno, y llegó el momento. A quince minutos andando al norte del Ayuntamiento, en pleno (y ahora lujosísimo) barrio de Tribeca, llegamos a uno de los emblemas más populares de la historia del cine neoyorquino: la sede de los Cazafantasmas de la que se enamora Ray en cuanto ve la barra de bomberos y que Egon y Peter se ven obligados a alquilar… porque Ray ha invertido todos sus ahorros en el negocio, y lo mínimo es que decida él dónde trabajan, ¿no?
Son tantas las anécdotas relacionadas con este lugar que no sabríamos por dónde empezar, así que os las cuentan desde la web oficial de turismo de Nueva York. Solo recordaos que no seréis los únicos que querrán fotografiarse junto a este edificio y que su interior no es el que vemos en la película: se rodó en Los Ángeles, concretamente en el interior de otro parque de bomberos ubicado en el 225 East Fifth Street.
Por cierto, ya que nos hemos pasado un momento por la ciudad californiana, una localización solo para muy fans muy cerca de la anterior, en pleno downtown: el 732 S de Los Angeles Street donde tiene lugar una de las secuencias más graciosas de la saga, cuando Peter, Egon y Ray “perforan puta madre” una calle neoyorquina y encuentran el moco rosa.
33 St. Mark’s Place
Y otro lugar para muy fans que, además, nos acerca a una de las zonas más “neoyorquinas” de Nueva York, una de las calles más famosas de la ciudad por su tradición contracultural y su vida nocturna, al menos hace unas décadas, cuando Manhattan aún tenía ese halo “peligroso” que se ha ido higienizando en los últimos años.
Porque acercarse a la tienda de Ray Stantz de libros de ocultismo que se ubicaba en el 33 de St. Mark’s Place era una experiencia diferente en los años 80, pero vale la pena tirar de imaginación y pasear un rato por esta preciosa calle que culmina en Tompkins Square Park, el epicentro de la cultura alternativa del East Village.
Washington Square Park
Se nos pone un poco la piel de gallina a la hora de acercarnos a este lugar y recordar nuestros primeros periplos por la ciudad, descubriendo que, a pesar de que Nueva York ya no es “como en las películas”, sigue ofreciendo al viajero una experiencia inolvidable, como la de encontrarte con unos raperos callejeros que bien podrían estar vendiendo millones de discos o asistiendo a las míticas partidas de ajedrez en las que participa, una noche, Phoebe Spengler con una fantasma en Frozen Empire.
También en Cazafantasmas II aparece el famoso arco del parque cuando todos los fantasmas salen de fiesta por la ciudad con la llegada de Vigo. Este lugar es el punto de conexión entre el Soho y el Greenwich Village, además de que aquí nace la Quinta Avenida, que también te sonará…
New York Public Library
Otro lugar que no merece presentación ya que aquí arranca la saga, cuando un fantasma aterroriza a una pobre bibliotecaria y al responsable no le queda más opción que llamar a los tipos raros de la Universidad para que echen un vistazo… y luego salgan literalmente corriendo.
No podrás meterte hasta la cocina como los cazafantasmas pero sí pasear por la sala de lectura y sacarte unas fotos junto a los famosos leones de la entrada que, por supuesto, cobran vida en Frozen Empire, algo que estaba cantado, ¿no?
55 Central Park West
Uno de nuestros lugares preferidos de la saga, el impresionante edificio art déco del 55 de Central Park Oeste, frente al parque. Aquí vive Sigourney Wever en la primera parte de la saga, teniendo una gran importancia en el desarrollo de la trama porque en el templete superior hace acto de presencia la andrógina y terrible Gozer, la “mala” de la primera película. Resulta muy llamativo que al lado de este macizo edificio se ubique esa pequeña iglesia lo que da al conjunto un aspecto aún más fantasmal.
Por cierto, en frente se encuentra Tavern on the Green, el restaurante en pleno Central Park al que corre Louis, el también mítico vecino de Dana interpretado por Rick Moranis, huyendo de uno de los infernales perros de Gozer.
Calle 77
Como nos explican en este fantástico video, la calle 77 es uno de los escenarios más Ghostbusters de Nueva York, aunque suele perderse las rutas más oficiales siguiendo los escenarios de la saga. Y también es una buena oportunidad para acercarnos al otro lado de Central Park, al Upper East Side.
Dana se muda en la segunda parte de la saga al otro lado del parque en una zona un poco más tranquila. O eso pensaba ella porque el moco rosa hace de las suyas y rapta el carrito de su hijo Oscar que se va a dar una vuelta llegando hasta la Primera Avenida, un camino que también puedes hacer tú. Y ahí es donde luego se ponen a cavar los cazafantasmas, aunque, como sabemos, se trasladaron varios miles de kilómetros hacia el oeste para rodar la escena nocturna en Los Ángeles.
Universidad de Columbia
Y terminamos donde empezaron ellos, donde Peter toma el pelo a un estudiante mientras trata de embelesar a una alumna con su “prueba”, donde Egon y Ray hacen sus experimentos, y de donde son despedidos de forma fulminante, lo que (botellita de whisky mediante) les hace idear su proyecto “empresarial”, para lo que deben saquear los ahorros del pobre Ray.
Hablamos, por supuesto, de la Universidad de Columbia, entre Broadway y Amsterdam Avenue, con sus edificios de estilo neoclásico que, sin duda, no parece el lugar idóneo para que tres chalados hagan ensayos cruzando los chorros de sus disparadores nucleares de protones de alta capacidad…
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