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Desde la distancia es como un espejismo, una fantasía azul entre las estribaciones del Rif. Pero es al adentrarnos en su medina cuando sus casas pintadas en azul celeste nos deslumbran, como si el cielo se hubiera fundido con sus calles y viviendas, con sus patios y mezquitas. Así es Chefchaouen, una visita imprescindible al noroeste de Marruecos. Acompáñanos en este viaje para descubrir la ciudad azul del Rif, uno de los grandes tesoros del norte de África.

Chefchaouen, el cielo en la tierra

Chefchaouen
Chefchaouen. Fuente: Unsplash

Era el año 1471. Al otro lado del estrecho de Gibraltar, los cristianos comandados por Isabel la Católica amenazaban con derribar el Reino nazarí, el último reducto de los musulmanes en la península ibérica: al-Ándalus estaba a punto de caer.

Fundada por bereberes, Chefchaouen no tardaría en convertirse en uno de los refugios de la diáspora andalusí que poblaría numerosos enclaves del norte de África. Entre ellos, muchos mudéjares, pero también judíos sefardíes. Es así como Chefchaouen siempre ha tenido un aire hispano, desde la propia fisionomía del pueblo hasta los nombres de sus calles y algunos de sus monumentos.

Pero la ciudad azul fue durante muchos años un enclave secreto, una ciudad sagrada en la que no podían entrar extranjeros. No sería hasta principios del XX cuando los españoles vuelven a imponer su influencia sobre este territorio tras la Conferencia de Algeciras: Francia y España ejercerían un protectorado sobre Marruecos, quedando el norte bajo el control español. Finalmente, en 1956 España arría su bandera sobre Chefchaouen.

Esta influencia andalusí y española se percibe en el callejero de su pequeña pero espléndida medina, la parte más antigua de Chefchaouen, nuestra primera parada en la ciudad azul. Se ubica al noreste, en la parte del valle más cercana a las montañas. Pasear por sus calles y perderse un poco es obligación, como en cualquier medina. Pero esta es única, claro. ¿Por qué el color azul que caracteriza Chefchaouen?

Chefchaouen
Las calles azules de Chefchaouen. Fuente: Unsplash

Hay diversas teorías y mitos a su alrededor. Se dice que fueron los judíos exiliados los primeros que empezaron a pintar con este tono sus casas para recordar el color del cielo, de la divinidad. Otros afirman que se trata de una manera de ahuyentar a los mosquitos o protegerse del calor. Pero la verdadera causa es un poco más prosaica: atraer al turista.

Así lo afirma Mohamed Saad Alami, político chauní y antiguo alcalde la ciudad. Según él, la moda empezó a finales de los 90, cuando algunos bazares pintaron de azul sus fachadas para atraer al turista. Y funcionó tan bien que el azul sustituyó al blanco y al nila —azul muy claro— en buena parte de la ciudad hasta el punto de que el propio Ayuntamiento adoptó e impulsó oficialmente esta tendencia desde 2010 pasando a apodarla “la Perla Azul”.

Y es que no hay que olvidar que Chefchaouen era hasta hace bien poco una ciudad fuera de las rutas habituales del turismo, más interesadas en otras localidades como Tánger, Ouarzazate, Casablanca o la propia Marrakech.

Plaza El Haouta, otra de las coquetas plazas de Chefchaouen

Y mientras divagamos sobre las causas que han llevado a esta ciudad a hacer bajar el cielo a la tierra llegamos a la plaza Uta el Hammam, al sur de la antigua medina, el epicentro de la ciudad. Aquí encontramos los típicos puestos ambulantes en los que trastear entre sus celebradas piezas de artesanía que mantuvieron a flote a la ciudad antes de la explosión del turismo: muchos chauníes son unos verdaderos magos en el trabajo de la lana, las telas, el curtido o la madera.

Es en esta zona donde también podemos observar los restos de la kasbah, la antigua alcazaba o fortaleza de la ciudad. Así mismo, aquí se encuentra el Museo Etnográfico de Chefchaouen, un buen lugar para profundizar en las singularidades de esta ciudad: instrumentos musicales, trajes regionales, arte popular y cerámica nos dan otra dimensión de la historia de la ciudad rifeña. En la propia plaza Uta el Hamman también se encuentra la Gran Mezquita, uno de los primeros edificios construidos en la ciudad, a finales del siglo XV. Su minarete octogonal es del XVIII.

Otra mezquita de historia singular se encuentra a las afueras de la ciudad, a unos 20 minutos de la Uta el Hammam, montaña arriba. Se trata de la conocida como ‘mezquita española’, construida en 1920 pero nunca usada al ser desdeñada por los chauníes. No obstante, se ha convertido en un lugar de peregrinaje para tener una fantástica perspectiva de la ciudad azul.

El entorno natural de Chefchaouen

Chefchaouen
Sendero en el parque nacional de Talassemtane. Fuente: Wikipedia

El otro factor que atrae el interés del viajero por Chefchaouen es la naturaleza, el cautivador verde que envuelve la perla azul. A los más despistados les puede sorprender tanta frondosidad al otro lado del estrecho de Gibraltar, pero así es el Rif, una región tradicionalmente aislada y desfavorecida dominada por aguerridos bereberes durante siglos.

En el entorno de Chefchaouen se desarrollan dos grandes parques: el parque natural de Bouchachem y el parque nacional de Talassemtane. El primero de ellos se ubica a una media hora al oeste, en la llanura cercana a Chefchaouen, mientras que Talassemtane se encuentra al este, entre los valles y las cimas de la parte alta del Rif.

Chefchaouen
Pont Dieu. Fuente: Wikipedia

Ambos enclaves son ideales para para practicar el senderismo, como la ruta que conduce a las cascadas de Akchour, a unos 30 kilómetros en coche de Chefchaouen. Se trata de una deliciosa localidad en medio de un valle entre poderosas montañas verdes que nos ofrece la mejor naturaleza en el entorno de la ciudad azul.

Cuenta con un camping y varios hoteles que podemos usar como campo base. Las cascadas de Akchour son el destino más visitado de la zona: un bello paraje en el que incluso nos podremos dar un chapuzón. Y un poco más arriba llegamos al famoso Pont Dieu, el Puente de Dios, un arco natural situado a 25 metros de altura que nos regala la última postal edénica en este trocito de cielo que es Chefchaouen.

Preguntas frecuentes

  1. ¿Qué ver en Chefchaouen?

    Sin duda uno de los principales atractivos es visitar por sus calles azules y ver la ciudad desde las alturas desde el mirador. Su edificio más emblemático es la Gran Mezquita en la plaza Uta-el-Hammam. Desde aquí verás los muros de la Kasbah o Alcazaba y podrás visitar el Museo de la Kasbah.

  2. ¿Cómo ir de Marrakech a Chefchaouen?

    Desde Marruecos se puede coger el Ferry y alquilar un coche para poder visitar sus calles con plena libertad de horarios.
    La opción más barata es llegar en autobús desde la estación de autobuses Gare de Routiers. También puedes contratar un taxi privado cuyo coste será aproximadamente de 60 €o compartir un grand taxi con capacidad para 7 personas y cuyo precio ronda los 8 €. Otra posibilidad será contratar una excursión que incluya ida y vuelta.

  3. ¿Dónde comer en Chefchaouen?

    En el interior de la Medina se encuentran una amplia oferta de restaurantes para disfrutar de la comida tradicional, siendo uno de los más conocidos Casa Aladín y Casa Hassan, donde por unos 80 80 dírhams podrás disfrutar del menú del día. Si a media tarde te apetece disfrutar de algo dulce, los puestos de venta ambulante situados en la plaza pueden ser una buena opción o ir a la Pizzería Mandala en busca de comida rápida para no perder tiempo y seguir conociendo todos sus rincones.