Si hablamos de aventuras lo cierto es que la vida, en su totalidad, es nuestra aventura definitiva. Vivirla con conciencia es aceptarla como lo que es, un fluir constante, imprevisible y siempre cambiante. Un cúmulo de encuentros, bienvenidas y despedidas que influyen en el camino que vamos trazando.
Dicen que la vida es muy larga aunque el error, como decía Buda, es pensar que tienes tiempo. Atreverse a vivirla en su mayor expresión es una de las tareas que deberían asignarnos cuando nacemos. Cambiar el casa, pareja, hijos y trabajo fijo por el ¿Quién eres verdaderamente tú? Lo que te propongo es escucharte con mucha atención, identificar lo que realmente quieres vivir como aventuras en tu vida. Yo te voy a dar las que, en mi humilde experiencia, crearán un cambio evidente en ti, en tu manera de ver las cosas y de descubrirte a ti mismo.
Después de muchos e intensos años de vivir confinada en una oficina o viajando por trabajo, decidí tomarme un respiro y ver lo que había en el mundo. Difícil de explicar en un pequeño artículo lo que viví en mis aventuras pero sí resumiros lo que siento que os puede dejar con esa sensación de “He vivido”.
Hacer un viaje solo a un lugar que no conozcas
Viajar solo es el mejor regalo que te puedes hacer este año. Al principio puede dar un poco de vértigo, incomodidad o miedo pero si, con valentía, pasas esa barrera auto limitante te aseguro que es una de las experiencias más liberadoras que puedas experimentar.
No hace falta irse muy lejos, puede ser un lugar dentro de tu país, incluso cerca de ti pero que nunca hayas visitado antes. Mézclate con la gente, explora el lugar y explórate tú en él sin tensiones, sin presiones. Sólo disfrutando del momento y de tu propia compañía. Pasear sin prisa, comer saboreando sin distracciones, charlar con gente que no te conoce de nada y contar quien eres… ¿Quién eres?
Libérate de todas las excusas, muévete y dedícate a ti mismo tiempo a solas en un entorno al que no estés acostumbrado. Te sorprenderá lo mucho que te ayudará la gente, las cosas que descubrirás que te pueden gustar y el gran cambio en tu respiración, más natural y más calmada. Coge tu mochila, tu maleta, tus bártulos y cógete unos días libres de todo y de todos lo que conoces.
Visitar África
En África, amigos míos, no radica el peligro, las guerras y el hambre. Eso lo encontrarás en muchas partes del mundo, incluso cerca de ti ahora mismo. En África radica el origen del ser humano. Comunidades en las que el amor y la unión es mucho más importante que cual es la marca de teléfono que tienes. Visitar África es visitar el corazón de la raza humana.
Nos han criado con miedo a salir fuera, porque ahí está el peligro. Y cuando sales ves que en el mundo, si te mueves con respeto y humildad, recibirás más amor que el que crees recibir ahora mismo. África es un continente con brazos de madre, te atrapará en su abrazo en cuanto llegues. Sí, su realidad, por muchas razones, es muy distinta a la nuestra ¿es nuestra realidad real? Muchas veces lo dudo seriamente.
Conocer África es conocer una tierra cálida y entregada, conocer a gente que lucha cada día por conocer el siguiente y que desprende alegría, sonrisas verdaderas. Sin preocuparse, como nosotros, de todos los problemas imaginarios en nuestras cabezas.
Visita África, escoge el lugar que te resulte más atractivo, hazlo a través de una ONG si prefieres (pero cuidado, no caigas en trampas para turistas) y entrégate a los paisajes kilométricos, el ritmo de la música, el relax mental, el vivir ahora. No te vayas de este mundo sin conocer África.
Descubrir un desierto
El desierto es uno de los paisajes que te harán sentir más pequeño y vulnerable ante la Naturaleza. Y lo necesitas, porque nos falta humildad, a todos en general.
Escoge el desierto que prefieras, y lánzate. Si me preguntas, te diría que el desierto más impresionante que he visto es el que se extiende desde la frontera de Chile hasta Bolivia. En Chile llamado Desierto de Atacama, el más árido del planeta y el que te ofrecerá las noches más bellas que imagines. Es el lugar del mundo con los cielos más despejados y una de las experiencias más memorables. Lo recordarás siempre.
Si sigues a Bolivia pasarás por la Reserva Natural Eduardo Avaroa, los desiertos más altos del mundo están en esta zona a 4000-5000 metros, incluido el desierto de Dalí, llamado así por esas figuras que la erosión ha moldeado como los relojes del pintor.
Hay muchas más opciones para elegir. El denominador común es el silencio, las sensaciones de lo inmenso de una naturaleza que domina, no es dominada.
Sentir la fuerza del mar
El mar, esa fuerza impredecible que nos relaja y nos fascina. Te propondría que pruebes la navegación, hay modalidades en las que no tienes que gastar tanto dinero, y te embarques a surcar los mares. ¿Y si me mareo? Pues para eso están las pastillas. ¿O creías que los navegantes habituales no las tomaban? No hay excusa. Experimenta el mar, adéntrate en él. Verás la calma que te aporta.
Y si eres más atrevido te recomiendo el surf. De nuevo las opciones son infinitas y la experiencia te dejará entusiasmado. Prometido.
Caminar por un volcán
Las zonas volcánicas, sin duda, tienen una energía muy especial. No cuesta entenderlo ¿a que no? Debajo de ti, cuando caminas por ellos, hay una poderosa fuente de calor. Caminar por un volcán tiene el encanto del riesgo, se te cruzará por la mente ¿y si entra en erupción? No te preocupes, si te dejan caminar por él no es probable que eso pase… aunque todo es posible.
Volcanes hay muchos. Mis favoritos están en lugares como Hawái (donde todo es área volcánica), Nueva Zelanda o Japón. Pero en España también existen grandes opciones como el Teide.
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