La desestacionalización del turismo es uno de los grandes retos del sector, especialmente en los destinos más asfixiados por el turismo de sol y playa. Ofrecer al viajero atractivos más allá de sus bondades meteorológicas veraniegas es un objetivo compartido por diversos destinos en España para lograr esa ansiada desestacionalización.
Es el caso de la isla Mallorca que cuenta con los mejores cimientos para alcanzar ese objetivo: su patrimonio natural y el pintoresquismo de muchos de sus pueblos. ¿Y qué mejor que la Sierra de Tramuntana, cuyo paisaje cultural fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, para disfrutar del lado más desconocido de Mallorca?
Valldemossa
Nuestra primera parada en este itinerario por la Sierra de Tramuntana es Valldemossa, un municipio de poco más de 2000 habitantes a media hora al norte de Palma, ya en la costa septentrional mallorquina.
Su toponimia nos informa sobre su posible origen árabe vinculado a una alquería, una antigua finca agrícola habitual en la España musulmana. No nos extraña que desde antiguo fuese un enclave codiciado: su emplazamiento en un valle ofrece una estampa idílica lo que ha convertido a Valldemossa en uno de los pueblos más bonitos de la Sierra de Tramuntana.
Su hito cultural más relevante es la Cartuja, un palacio levantado en el siglo XIII que llegó a ser residencia de Sancho I, rey de Mallorca a principios del siglo XIV. Posteriormente fue cedido a los cartujos que la habitaron hasta el XIX. Personajes como Chopin, George Sand, Borges, Jovellanos o Rubén Darío han sido algunos de sus ilustres huéspedes.
Y ya que estamos aquí no podemos perder la oportunidad de conocer el monasterio de Miramar, a cinco kilómetros al norte, antigua residencia del archiduque Luis Salvador de Austria, todo un pionero del turismo en las Baleares.
Deia
A 10 kilómetros al nordeste de Valldemossa llegamos a Deia, un pueblo que tampoco se pierde ninguna lista de las localidades más bonitas de la isla. Y es que Deia está integrado de forma espléndida entre los pliegues de la Sierra de Tramuntana: los senderos que transcurren en sus proximidades son uno de los grandes atractivos de la zona.
El origen de Deia también está vinculado al carácter agrícola de los musulmanes llegados a la isla. Entre los siglos X y XIII sus primeros habitantes explotaron una red de terrazas y sistemas de riego que fueron los responsables del exitoso desarrollo agrícola de la zona. Hoy, esa estructura aterrazada sigue siendo su gran atractivo paisajístico.
Esta estampa idílica no pasó desapercibida para numerosos artistas que han elegido esta localidad como taller y lugar de inspiración. Fue el caso del poeta Robert Graves o el pintor Norman Yanikun, que cuenta con su propio museo. Pero si quieres disfrutar de una de las mejores vistas de la Sierra de Tramuntana y del Mediterráneo, no dejes de subir al cementerio que se ubica tras la iglesia de San Juan Bautista.
Sóller
El municipio de Sóller agrupa siete núcleos de población que suman más de 13.000 habitantes: estamos ante uno de los enclaves más turísticos de la Sierra de Tramuntana destacando Puerto de Sóller que aprovecha un puerto natural para ofrecer una de las vistas más idílicas de la sierra.
Pero el pueblo que da nombre a todo el municipio se ubica a unos 10 kilómetros al interior. Y la mejor forma de hacer este trayecto entre el puerto y el interior es tomar el centenario tranvía de Sóller.
Fue en 1913 cuando se inauguró con el objetivo de conectar montaña y mar, pueblo y puerto, en principio como ferrocarril comercial que cargaba pescado desde el puerto y productos agrícolas desde las explotaciones interiores. Varias décadas después, el tranvía de Sóller se erigió en el transporte turístico por excelencia de la zona. Además, el ferrocarril de Sóller también incluye el tren que conecta localidad serrana con Palma pasando por Bunyola.
Fornalutx
A 15 minutos al este de Sóller alcanzamos Fornalutx, localidad perteneciente a la asociación de Los pueblos más bonitos de España. Se ubica en el corazón del valle del Sóller, a los pies del Puig Major, la cima de la Sierra de Tramuntana y de todas las Baleares con sus 1445 metros, lo que configura su peculiar entramado de calles adoquinadas y calles de piedra.
La mejor forma de comenzar tu visita a Fornalutx es acercándote a la Plaza de España donde también se encuentra la iglesia. Da igual qué dirección tomes desde aquí, todos los caminos son idílicos paseos entre algunas de las calles más pintorescas de toda la sierra. Flanqueadas por casas de piedra con contraventanas de madera pintadas de verde que recuerdan el tono dominante del verdor de la Sierra de Tramuntana que circunda todo el pueblo: una maravilla.
Y los aficionados al senderismo también están de suerte en Fornalutx ya que de esta localidad parten algunas de las mejores rutas de la sierra, como el Cami de S’Alzina Fumadora Fornalutx de algo más de 7 kilómetros de longitud o la ruta que lleva al barranco de Biniaraix de 18 kilómetros, un clásico del valle del Sóller.
Pollença
En nuestra última visita por este itinerario por la Sierra de Tramuntana no podíamos dejar de acercarnos a la costa nordeste de Mallorca donde se ubica la bahía de Pollença que da nombre el municipio situado en el punto más septentrional tras cuyo cabo Formentor se abre el Canal de Menorca, la franja mediterránea que separa Mallorca de su isla vecina.
Tras disfrutar de algunas de las mejores vistas de toda la Sierra de Tramuntana, nos acercamos a la localidad que da nombre a todo el municipio donde destacan hitos como el convento de Santo Domingo o los jardines de Joan March que muestran la fantástica riqueza botánica de esta zona de Mallorca: acebuche, lentisco, jara y palmito, la única especie de palmera europea.
Además, aquí se ubica la gótica torre Desbrull y la estatua del gran héroe local Joan Más quien organizó en 1550 la defensa al mayor ataque pirata sufrido por la localidad. Y es que los piratas fueron durante siglos una de las grandes amenazas de las Islas Baleares.
Pero tal vez el lugar más buscado de Pollença sea el Calvari, un monte que en origen perteneció a los templarios y donde se ubica un oratorio que acoge una de las tradiciones más populares de la Semana Santa mallorquina: los 365 peldaños, uno por día, que dan acceso a este lugar, ofrecen unas vistas impresionantes del entorno, nuestra última parada en este fastuoso itinerario por los pueblos de la Sierra de Tramuntana.
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