Madeira es un auténtico paraíso natural, de eso no cabe ninguna duda. Una isla solitaria, situada entre las Azores y las Islas Canarias, en pleno océano Atlántico, que ha ido generando una identidad muy personal y se ha convertido en un destino único. De hecho, ha sido elegida una vez más como el mejor destino insular de Europa en la reciente edición de los World Travel Awards. Un merecido reconocimiento a su gran labor de gestión turística.
Hoy nos acercamos hasta ella para conocerla a través de cinco propuestas de senderismo, que se presentan como la mejor opción para adentrarnos en su naturaleza y disfrutar de paisajes muy diversos.
Vereda do Areeiro
Comenzamos con una ruta un poco exigente pero cuya recompensa merece la pena. Este sendero tiene una extensión de 7,4 kilómetros en su parte norte o de 8,7 kilómetros en su parte sur y nos llevará unas 3 horas y media. Recorre una bonita área del Macizo Montañoso Central y une los dos picos más altos de la isla: el Pico Ruivo, con 1.862m, y el Pico de Areeiro, de 1.817m.
Si emprendemos nuestro camino desde el Pico do Areeiro, comenzaremos con las impresionantes vistas del mirador do Ninho da Manta, donde solía anidar el ratonero común, un ave rapaz propio de la isla. Desde aquí, podremos divisar todo el valle de Fajã da Nogueira, San Roque do Faial y buena parte de la cordillera montañosa. Aquí anida también el petrel de Madeira, una especie endémica y el ave marina más amenazada de Europa.
Durante el sendero iremos encontrando interesantes cuevas excavadas en las tobas volcánicas y una variada colección de aves y flora propias de la isla: la violeta de flor amarilla, el brezo de Madeira, la orquídea de las rocas o el trébol de Madeira.
Vereda da Ilha
Esta ruta nos llevará por una corta subida hasta el Pico Ruivo, el más alto de la isla, para luego seguir con un largo descenso hasta la localidad de Ilha. Pasaremos de este modo de los paisajes típicos del macizo montañoso, con la habitual vegetación herbácea y arbustiva, a las bellas estampas del bosque Laurisilva, que desde 1999 es Patrimonio Mundial Natural por la UNESCO.
Si permaneces atento y afinas bien la vista es posible que avistes en el trayecto al bonito reyezuelo listado de Madeira, el pájaro más pequeño de los que viven en la isla. Más probable será que conozcas al curioso pinzón, que suele acercarse a los caminantes, o a la paloma torcaz.
Vereda do Urzal
Este sendero es especialmente bonito e interesante para adentrarnos en la Madeira más auténtica. Comenzaremos el trayecto en la Faja de Cardos, en la parroquia del Curral das Freiras, y a lo largo de varios kilómetros iremos recorriendo el mismo camino que los antiguos isleños tomaban cuando querían atravesar la isla entre el sur y el norte de Madeira.
Subiremos hasta llegar a la desembocadura de la Boca das Torrinhas para luego seguir nuestro descenso hasta Lombo do Urzal, ya en el pueblo de Boaventura. La vegetación que encontraremos al inicio de nuestra ruta será de tipo exótico en el inicio de la ruta, pero vendrá precedida por una zona con una vegetación natural más exuberante, marcada por especies de altitud y del bosque Laurisilva.
Caminho Real do Monte
Este sendero lo comenzaremos en el centro de recepción del Parque Ecológico de Funchal y nos llevará a través de la Ribeira do Cales y el Canal de Cales, un antiguo canal de la capital de Madeira que fue construido en 1784. Entre Arrebentão y Lajinhas, el camino seguirá el Camino Real nº 24.
Pasando por el Terreiro da Luta, encontraremos algunos puntos interesantes como la Quinta do Terreiro da Luta o el monumento dedicado a Nossa Senhora da Paz, además de antiguas quintas y jardines de Monte. Terminaremos en el bonito y monumental centro histórico de la localidad de Monte y una vez allí, podemos completar nuestra jornada con una visita al jardín Monte Palace y al Largo das Babosas.
La vegetación que veremos nuestro recorrido será muy diversa, intercalándose plantas autóctonas y exóticas, y divisaremos las principales especies de aves presentes en la isla. El itinerario pasa también junto al interesante Vivero de Plantas de Ribeira do Cales y atravesaremos el mirador del Pico Alto, a 1.129 metros de altitud, un lugar perfecto para sacar la cámara de fotos y disfrutar de una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad de Funchal.
Vereda das Funduras
La Vereda das Funduras inicia su recorrido en el Mirador da Portela, que nos ofrece una fabulosa panorámica de la costa norte de la isla. Nosotros nos dirigiremos en verdad hacia la pequeña localidad de Machico, atravesando la zona más bonita del bosque de Laurisilva en el sur de Madeira, incluida en la red europea de lugares de importancia comunitaria.
Comenzaremos el trayecto con estupendas vistas de las freguesías de Porto da Cruz y de Faial, sometidas por la masa rocosa de Penha d’Águia. Seguiremos poco después por la carretera forestal que atraviesa la Serra das Funduras para adentrarnos en la profundidad de Laurisilva. Este cautivador bosque se caracteriza por sus árboles dominantes, que presentan los cuatro ejemplares de la familia de las lauráceas: el laurel, el tilo, el viñático y el barbusano. También podremos ver otros tipos de árboles como el cletra, el acebiño de Madeira, el palo blanco, los azareros de Madeira o el sanguino.
Una vez que hayamos llegado a la Casa das Funduras, tenemos la opción de acercarnos al mirador de Larano para disfrutar de una panorámica de la bahía de Machico. Si no, nuestro camino terminará en Maroços tras atravesar algunas de las tradicionales terrazas, tan típicas en el paisaje agrícola de Madeira. Al otro lado del valle podemos ver el campo de golf de Santo da Serra y en el horizonte vislumbraremos las islas Desertas.
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