El Coliseo de Roma es quizás el monumento más emblemático de la capital de Roma. Un imponente edificio lleno de historia que impresiona con solo mirarlo. Testigo clave de los cambios y transformaciones que ha vivido esta ciudad, te espera para que lo conozcas en tu próximo viaje. Aquí te contamos todo lo que debes saber antes de visitarlo.
La construcción del Coliseo de Roma
La construcción de esta impresionante obra de ingeniería tuvo lugar en el siglo I d.C. Ubicado en el centro de Roma, junto al Foro, lugar principal de la ciudad, tenía la función de ser un lugar de espectáculo y divertimento para la población. Un espacio en el que llevar a cabo luchas entre gladiadores, y entre animales pero también entre ambos. Algo muy de moda durante el Imperio Romano y que servía para contentar a la población y deshacerse de esclavos y presos.
Su nombre original era Anfiteatro Flavio pues su construcción se lleva a cabo durante el gobierno de los emperadores de la dinastía Flavia. Y el que tiene en la actualidad deviene de una enorme estatua que representaba al emperador Nerón, un coloso que no se ha conservado. Se terminó en el año 80 durante el mandato del emperador Tito. Y con capacidad para más de 50.000 espectadores, se constituyó como el anfiteatro con mayor aforo y más grande de todo el vasto territorio que componía el Imperio Romano.
Cuenta con todo un entramado interior de galerías, fosos y túneles que lo convierten en un laberinto pero muy bien pensado. Allí había espacio para gladiadores profesionales, para leones y demás animales salvajes y para esclavos y presos. Y en sus gradas se sentaban desde el emperador hasta el más pobre de la ciudad. Siempre, claro está, por medio de una división de espacios perfectamente pensada.
Así, sus gradas estaban divididas para las diferentes clases sociales. El Emperador y los Senadores, estaban más próximos a la arena y contaban con una grada de honor. Y a medida que las gradas se iban alejando de la arena de combate los espectadores eran de menor estrato social. Su inauguración duró 100 días y su uso 500 años.
La construcción de esta enorme mole fue posible gracias a la maestría de los ingenieros del Imperio que habían perfeccionado el uso del arco y del hormigón. Así, por medio de unos potentes cimientos y del uso de bóvedas de medio punto y de arcos se pudieron levantar los 57 metros de altura de este edificio. Su exterior estaba recubierto por losas de mármol que le daban una apariencia más homogénea y lujosa. Cuenta con una armónica superposición de órdenes toscano, jónico y corintio.
Y su espacio interior contaba con una enorme lona que se desplegaba para que no se tuviesen que interrumpir las luchas y espectáculos los días de lluvia o de intenso sol. El suelo que tenía esta zona era de madera y con el paso de los siglos ha desaparecido, por ello se puede ver el entramado de celdas y pasadizos que había bajo él. En 1980 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es una de Las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno que se votaron en 2007.
Recomendaciones para su visita
El billete de entrada
El Coliseo de Roma atrae cada año a más de cinco millones de viajeros de todo el mundo. Por lo que si ya te has decidido a conocerlo en vivo y directo es mejor que planifiques bien tu visita. ¡No queremos que llegues allí y te quedes sin entrada! Cuesta 16 euros y puedes comprar entrada online en Coopculture.it. Te costará 2 euros más pero merece la pena, pues así no te quedarás sin entrada ni tendrás que hacer grandes colas para adquirirlas.
La temporada en la que recibe más visitas es en verano, por aquello de que casi todo el mundo está de vacaciones. Así que si tú también lo estás y no te gustan mucho las grandes aglomeraciones te recomendamos que madrugues. Así evitarás las largas colas que se forman en sus taquillas y entrada y también te librarás del calor y humedad que hace en verano en Roma. Si por el contrario puedes elegir otras fechas para viajar, lo mejor es ir en temporada baja, entre noviembre y marzo.
El primer domingo de cada mes su entrada es gratis. Así que si tu presupuesto es limitado y coincide con que estás por allí, puedes aprovecharte de este privilegio. Pero recuerda que hay solo 3.000 entradas y que en temporada alta es difícil conseguir una de éstas a no ser que madrugues mucho.
La entrada regular incluye el acceso al Coliseo, el Foro Romano y el Palatino, tres espacios preciosos que merecen la pena visitar en todo su conjunto. Si no has comprado tu entrada por Internet y cuando llegues hay muuucha gente en la fila de taquillas, te recomendamos que vayas primero por el acceso del Foro Romano y visites éste y el Palatino pues normalmente hay menos gente esperando para comprar su entrada. Y dejes el Coliseo para unas dos horas antes de cerrar. Así podrás verlo todo y te ahorrarás el tiempo que se pierde en las interminables colas.
El horario de apertura y cierre
El Coliseo de Roma abre todos los días del año a excepción de los días 25 de diciembre y 1 de enero. Y se puede acceder a él desde las 8.30 a.m. hasta una hora antes de su cierre. Éste último dependerá de la época en que lo visites, pero suele ser a las 16.30 o 19.15. Así que consúltalo bien.
Cómo llegar
Llegar al Coliseo es muy fácil. Recuerda que “todos los caminos conducen a Roma” y el centro de Roma era el Foro y el Coliseo. Así que no te perderás. Puedes ir caminando, en autobús, bicicleta o en metro. Si optas por esta opción tienes que coger la “línea B” y parar en la “estación Colosseo”. Más fácil imposible.
Se puede visitar su entramado subterráneo
Para ello debes pagar un suplemento en tu billete de entrada. Puedes solicitarlo en la taquilla o también por internet. Y existe la posibilidad de entrar con guía propio o contratar un guía, una audioguía o videoguía en varios idiomas.
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