Hace décadas que el casco histórico de Cracovia fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Y cada año que pasa, gracias al esmero que se pone en cuidar su patrimonio parece más acertada esa declaración. Por eso la ciudad de Cracovia se ha convertido en la capital turística de Polonia. Su ciudad más bella. ¡Conozcámosla!
La plaza del Mercado, la esencia de Cracovia
Cualquier recorrido ha de comenzar en la Rynek Glówny, la grandiosa plaza del mercado, que por sus dimensiones, un cuadrado de aproximadamente 200 metros de lado, y por su estado de conservación, se considera una de las plazas más espectaculares de toda Europa. Sentarse en una de las abundantes terrazas, y mientras contemplar el panorama de esas fachadas es observar un tratado de la historia de los estilos arquitectónicos polacos.
Son numerosos los atractivos en el lugar más visitado de Cracovia. El centro de la plaza lo domina la torre del antiguo Ayuntamiento del siglo XV. A los pies de esta torre se despliega la Lonja de los Paños. Mientras que en su entorno aguardan elegantes calesas dispuestas a darnos una vuelta señorial por las calles históricas del entorno.
También se ven dos iglesias que rompen la geometría de rectas del conjunto. Por un lado la pequeña iglesia de San Adalberto, originada en siglo XI, con una airosa cúpula. Y por otro, achaflanando una de las esquinas de la plaza, está la Basílica de la Asunción de Nuestra Señora con dos torres de formas y alturas desiguales, alcanzando la más alta los 81 metros, lo que hizo que tradicionalmente fuera una atalaya de vigilancia de la ciudad.
Paseando por la Stare Miasto de Cracovia
La Rynek es la gran joya del callejero de Cracovia. Pero al salir de ella y recorrer la ciudad vieja o Stare Miasto, no para de haber lugares interesantes. Entre ellas infinidad de iglesias católicas. Polonia es uno de los países del mundo con el Catolicismo más arraigado. Los polacos, en un altísimo porcentaje son católicos practicantes y para la gran mayoría de ellos uno de los personajes históricos más relevantes fue Juan Pablo II, que antes de irse a Roma fue Arzobispo de Cracovia.
Pero no todo son iglesias. También hay que visitar Collegium Maius, la vieja universidad que conserva el edificio gótico original. Es visitable y en su interior se recuerda a su alumno más eminente: Nicolás Copérnico.
Muy próxima al Collegium Maius se encuentra el Planty, una de las zonas verdes más emblemáticas de Cracovia. Se trata de un largo parque, con sus jardines y gigantescos árboles que rodean todo el casco histórico. Este parque ha ocupado el espacio de lo que en otro tiempo fueron las murallas de la urbe, de la que tan solo quedan algunos tramos y una de las ocho puertas que daban acceso al recinto.
La colina de Wawel
Desde el Planty se puede llegar a los pies de la colina de Wawel. Sede de los mayores tesoros del patrimonio de Cracovia: la Catedral y el Castillo de Wawel.
La primera, la Catedral de Cracovia, es el santuario por antonomasia para los polacos. Aquí se encuentran enterrados muchos de sus reyes y algunos de los prohombres de su dilatada historia. El interior del templo está abarrotado de esculturas, sarcófagos, retablos, pinturas y cuantiosas capillas que merecen una visita pausada, algo prácticamente imposible dada la enorme cantidad de visitantes que recibe el templo en cualquier estación del año.
En cuanto al Castillo de Wawel, este era la sede de la corte polaca durante los siglos que Cracovia fue la capital del reino. Hoy en día se puede visitar gran parte del conjunto: las cámaras reales, los salones de los Senadores y los Diputados, los aposentos privados reales, el tesoro y la armería de la Corona, e infinidad de rincones que nos hacen apreciar la belleza de un palacio más que la robustez de un castillo.
En lo que sería el patio de armas del castillo se disfruta de una vista privilegiada sobre toda la ciudad, contemplando así el curso del caudaloso río Vístula y los distintos barrios que se despliegan a ambas orillas. Algunos de estos barrios son de creación moderna y propios del desarrollo del último siglo, pero otros poseen un carácter histórico digno de conocerse.
El pasado reciente de Cracovia y de Polonia
Este es el caso del barrio de Kazimierz, el que fuera desde el siglo XV el barrio judío de Cracovia y donde llegaron a residir hasta 65.000 hébreos antes de la II Guerra Mundial. Sin embargo, la ocupación nazi de Polonia, la posterior represión y el exterminio masivo definitivo hizo que Kazimierz quedara prácticamente abandonado por los judíos. De hecho, actualmente tan apenas residen aquí habitantes de esa etnia.
Pese a ello, en los últimos años, sobre todo a raíz del estreno de La lista de Schindler, rodada en las calles de Kazimierz y ambientada en episodios reales de Cracovia, el barrio disfruta de una especie de renacimiento basado en el turismo que busca las huellas de la historia judía. También puedes realizar una excursión para visitar Auschwitz, el campo de concentración nazi que nos ayudará a comprender este terrorífico episodio de la historia reciente europea.
Y por supuesto aquí las puede encontrar: siete sinagogas permanecen en pie, el cementerio de Remuh conserva lápidas que plasman los siglos de permanencia judía en estas calles y el Museo Galicja recuerda con exposiciones fotográficas actuales uno de los episodios más tristes de la historia de la humanidad.
Todo ello rodeado por numerosos bares, restaurantes y hostels para viajeros que confieren al barrio un aspecto de vitalidad que puede ser un buen recuerdo de la visita a Cracovia, a sus monumentos y a su historia. Una muestra de que esta ciudad se ha convertido en uno de los lugares más visitados de Polonia, un país que desde su apertura a occidente nos descubre un sinfín de encantos. Desde bosques de ensueño hasta bellos pueblos de montaña como Zakopane.
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