A finales del pasado julio, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco celebró su 46ª reunión en la que concluyó incluir 26 nuevos sitios en la Lista del Patrimonio Mundial: 19 sitios culturales, cuatro naturales y uno mixto con lo que el total de lugares inscritos en la actualidad supera los 1.200. Una buena excusa para darnos una vuelta por cuatro continentes descubriendo algunas de estas joyas a menudo desconocidas para el viajero.
Un planeta patrimonio de la humanidad
Un día con más tiempo os explicaremos cuáles son los criterios para incluir un sitio dentro de esta lista en la que nunca están todos los que son, pero lo cierto es que la protección y promoción que supone para un espacio pertenecer a esta lista tiene un valor incalculable para el mismo.
Para empezar, darse a conocer al “gran público”, como sucede con los 26 lugares admitidos en la última reunión del comité. Por cierto, España no ha incluido ningún lugar en 2024, pero sigue siendo el quinto país del mundo en número de espacios protegidos (50) solo por detrás de Francia, Alemania, China e Italia.
América
Iniciamos la vuelta al mundo en Brasil para visitar el Parque Nacional de los Lençóis Maranhenses, en el litoral norte del país, en el estado de Maranhão. Más de la mitad de la superficie de este paraíso está cubierto por zonas de dunas costeras de arena blanca con lagunas temporales y permanentes: es la mayor extensión de dunas estabilizadas y móviles de Sudamérica.
África
Nuestra siguiente parada es en el continente africano donde encontramos en primer lugar la corte real de Tiébélé en Burkina Faso, muy cerca de la frontera con Ghana. Se trata de un complejo arquitectónico de tierra establecido en el XVI y asociado al pueblo Kassena. Lo que más llama la atención del lugar son los adornos de las casas que tienen diferentes connotaciones simbólicas.
Además, en África han accedido a la lista de la Unesco, el sitio arqueológico y paleontológico de Melka Kunture y Balchit en Etiopía, la ciudad histórica y sitio arqueológico de Gedi en Kenia, y dos lugares en Sudáfrica: el Memorial Nelson Mandela y los sitios de ocupación del Pleistoceno, en concreto, Diepkloof Rock Shelter, Pinnacle Point Site Complex y Sibhudu Cave.
Asia
En el continente asiático la parada se nos alargará un poco más porque son más de una decena los lugares que pasan a engrosar la lista de la Unesco, empezando por el desierto de Badain Jaran. Se ubica en el noroeste de China, el lugar más misterioso del país, ya cerca de Mongolia: cuenta con la duna estabilizada más alta del mundo con sus más de 450 metros de relieve relativo, además de las denominadas “arenas cantarinas” que emiten sonidos al caminar sobre ella.
En la India, se suma el sistema de túmulos funerarios de la dinastía Ahom; en Palestina, el Monasterio de San Hilarión; en Jordania, Umm Al-Jimāl, una aldea con ruinas bizantinas; las minas de oro de la isla de Sado en Japón, o el paisaje cultural del lago Kenozero en el óblast de Arcángel, en Rusia.
Europa
Y nos venimos a nuestro continente para terminar este viaje donde encontramos hasta siete nuevos lugares que ya forman parte de la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco. Y debemos comenzar la ruta en Rumanía porque es uno de los pocos países que suma dos lugares a la lista.
Por un lado, las fronteras del Imperio romano en Dacia, la única provincia romana que estaba situada en su totalidad al norte del Danubio, cuya frontera la protegía de las invasiones bárbaras. Y, por otro, el conjunto monumental de Târgu Jiu creado por Constantin Brâncuși, uno de los escultores más importantes del siglo XX, pionero de la escultura abstracta.
De Rumanía pasamos a Italia para transitar por la Via Appia que, con una extensión de 800 kilómetros, es la más antigua e importante de las grandes vías romanas, concebida originalmente como vía estratégica de conquista de Oriente y Asia Menor: uno de los hitos de la célebre ingeniería de caminos romana.
Y nuestro viaje termina ante el conjunto residencial de Schwerin, ciudad que es la capital de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, en Alemania. El palacio es el elemento arquitectónico más imponente de la ciudad, inspirándose en estilos clásicos como el Barroco o el Renacimiento para dar empaque a un conjunto residencial historicista que maravilla en su ubicación junto al lago Schweriner Innensee.
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