El río Tinto es una seña de identidad de la provincia de Huelva. Debido a sus aguas con alto contenido en sales ferruginosas, que le confieren una gama de colores espectaculares, tiene unas características que lo hacen peculiar, tanto desde el punto de vista paisajístico como del medioambiental. Por su belleza cromática, el curso que origina es único en el mundo, y la explotación, en su ribera, de las Minas de Riotinto durante miles de años han dejado un panorama de caprichosas formaciones que han llevado a la NASA a investigar el terreno por su supuesto parecido con el planeta Marte.
En este recorrido caminaremos por ‘paisajes marcianos’ y por senderos que nos conducirán a parajes tan desconocidos – ¡porque la ruta senderista acaba de inaugurarse! – como a la ruta de los molinos harineros del Río Tinto; y también (todo depende de los días con los que contemos para viajar) a visitar algunas curiosidades de los pueblos adyacentes.
Las Minas de Riotinto: Marte en la Tierra
Las Minas de Riotinto tuvieron (y probablemente aun tengan) el mayor volumen de piritas de cobre del mundo. Su explotación se remonta a unos 5.000 años… desde la Edad del Bronce. En ellas trabajaron, a lo largo de los siglos, tartesios, fenicios, cartagineses, romanos… De ellas no solo se extraía cobre y hierro, sino que la plata también era el otro metal codiciado.
Sin duda, y antes de pisar ‘tierra marciana’, la mejor forma de conocer los singulares paisajes modelados ‘a mano’, es hacer un pequeño recorrido en el ferrocarril minero que construyeron los ingleses cuando fueron dueños y señores del negocio durante más de 80 años. (entre 1873 y 1954) acompañados por el experto guía que nos irá instruyendo sobre las distintas épocas del hoy llamado Parque Minero de Río Tinto. El tren, que ahora es turístico, conserva los vagones y máquinas originales. Todo un viaje en el tiempo.
Cuando llegamos al Museo Minero, lo primero que hacemos es adentramos en la historia a través de una impresionante recreación de una mina romana que termina en el espacio de las salas expositivas, que albergan estatuas romanas y cerámicas encontradas en las excavaciones, e incontables utensilios metalúrgicos de todos los tiempos, además de muestras de los minerales explotados.
La pieza peculiar es, sin duda, el denominado vagón del Maharajá, construido con todo lujo de detalles para la Reina Victoria de Inglaterra y traído a la cuenca minera para la visita del Rey Alfonso XIII. El saqueo (autorizado) inglés duró hasta 1954, año en el que la explotación minera volvió a manos -y ‘bolsillos’- españoles. De aquella época queda el Barrio Inglés de Bella Vista, el sitio donde vivía la colonia británica que dirigía las operaciones. La casa nº 21, construida en 1895, forma parte de la visita guiada, y evoca con detalle cómo vivía el staff de los señores feudales de la Riotinto Company Limited.
Paisajes inventados
La agencia espacial norteamericana NASA y el Centro Español de Astrobiología exploran el subsuelo de parte la cuenca minera con objeto de comparar la probable similitud entre estas montañas de escoria teñidas por una colorida amalgama de colores oxidados y las condiciones ambientales que podrían darse en Marte… Por lo visto esta contaminada tierra ha permitido el desarrollo de seres vivos que no dependen de la energía solar para subsistir, hábitat que se prevé similar al planeta Rojo. Misterios de la ciencia.
Las otras visitas panorámicas lo componen los espectaculares lugares en los que la extracción del mineral se realizaba a cielo abierto junto a una procelosa hondonada, como sucedía en la Mina Peña de Hierro, y también en Corta Atalaya, un inmenso cráter de 1.200 metros de diámetro y 350 m. de profundidad -¡la Torre Eiffel cabría dentro!- donde contrastan los colores rojizos del mineral con los diversos tonos iridiscentes de verde de las aguas sulfurosas del pozo infernal… donde asomarse provoca vértigo e incita a la reflexión.
La Ruta de los Molinos Harineros
A título informativo, no está de más esta sucinta descripción que, en el año 27 a.C., Vitrubio -ingeniero de la Antigua Roma- hace de los molinos:
“El ingenio del molino de agua se compone de una rueda de corriente baja que transmite el movimiento a las muelas a través del engranaje de otras dos ruedas dentadas”.
A este simple modelo, que describe Vitrubio, corresponden los molinos harineros del Condado de Huelva.
Durante varios siglos, la riqueza cerealista de esta provincia onubense propició la construcción de molinos harineros en la ribera del río Tinto, para aprovechar los grandes caudales que servirían para realizar la molienda harinera. Históricamente algunos molinos datan de la época romana, aunque su auge fue durante la Edad Media. Algunos han estado operativos hasta bien entrado el siglo XX.
Es en esta comarca noreste de Huelva donde se concentran la mayoría de estos molinos harineros. En el pueblo de Paterna del Campo, por ejemplo, podemos encontrar el molino del Cascajal; y en los alrededores de Niebla, se encuentran el Molino de Angorrilla, el de la Higuera, el de San Martín, el de la Loza, el del Puente, el del Cuervo y el de la Puerta del Buey,
Pero, sin duda, los más conocidos son los molinos de la localidad de Villarrasa, municipio desde donde comienza la nueva Ruta Senderista de Los Molinos, que transcurre por la ribera del río Tinto, dejando ver, a tramos, el tintado de su lecho… amarillo… ocre… o anaranjado.
El sendero empieza en Puente Gadea, situado en la carretera A-493, que una La Palma del Condado y Valverde del Camino, a la altura del punto kilométrico 9,5 aproximadamente. Situados en este punto, podemos aparcar nuestras 2 -o 4- ruedas en una amplia zona habilitada junto al Río Tinto. Desde allí comenzaremos nuestra caminata río arriba, siempre paralelos al río y por la antigua vía férrea que unía las Minas de Riotinto con Huelva capital. Elpunto de referencia inicial será la curva que realiza el propio río, y al final de ésta se encuentra el primero de los molinos que podemos visitar: el Molino de San Juan; desde donde daremos la vuelta para iniciar el sendero río abajo y nos iremos encontrando con los otros cinco molinos.
El siguiente es el de Gádea, situado junto al puente homónimo, que se encuentra en bastante buen estado de conservación, con sus tres piedras y la presa correspondiente que atraviesa todo el río. A continuación, pasamos bajo el Puente de Gádea para ver el siguiente: el Molino de la Vega, también llamado ‘de la Torre’, que es el más grande.
Para visitar los siguiente tres molinos tendremos que desviarnos constantemente del trazado de la antigua vía férrea, ya que ésta no mantiene siempre el paralelismo con el río. Así que nos desviarnos constantemente hacia el río siguiendo el nuevo sendero. Así llegamos al Molino de Juan Muñoz, que se encuentra enclavado dentro del lecho del río; al del Centeno y al de la Vadera, donde finalizaremos nuestra ruta.
Durante mucho tiempo este patrimonio arquitectónico estuvo olvidado del mapa turístico onubense, pero ahora, en este turbador 2022 que comienza, podemos planificar una escapada por esta nueva ruta senderista. Y, aunque gran parte de senderos están aun precariamente señalados, podemos aventurarnos a coger el palo, la mochila y las deportivas al uso para transitar por este camino rural y contemplar estas históricas construcciones agrarias tan peculiares… y que, sobre todo, son muy llamativas, porque la piedra con la que se construyeron se ha ido tiñendo del color de las aguas del río, que bien se me antoja calificar (metafóricamente) como ‘Los molinos tintos de Huelva’. Una estampa para no olvidar.
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