Las ventanillas del minibús están bajadas, el polvo de la carretera ha teñido de ocre la ropa de los pasajeros de la última fila y a lo lejos comienza a oírse un lejano y constante murmullo. Estamos llegando a Augrabies y ese sutil rumor pronto se convertirá en un feroz bramido que invade toda la atmósfera. Es el ruido que provoca una de las cataratas más impresionantes del continente africano.
Casi 60 metros de salto de agua son el principal reclamo de este aislado rincón en la región sudafricana de Northern Cape. Un destino muy conocido por la población local pero que suele mantenerse fuera de los habituales recorridos turísticos. A veces necesitamos una excusa para salirnos de la ruta y, sin duda, esta merece la pena. Porque Augrabies es mucho más que su impresionante cascada, es sobre todo una colección de paisajes imposibles que recordarás para siempre.
Dónde se encuentra Augrabies
Augrabies es una de las joyas de la región de Northern Cape, la más grande y despoblada de Sudáfrica. Dada su enorme extensión, se caracteriza por una inabarcable variedad de paisajes y contrastes naturales. Al noroeste, limita con Namibia, y es aquí donde el río Orange, que alimenta las cataratas de Augrabies, forma una frontera natural entre ambos países. Hacia el norte, la provincia se extiende hasta encontrarse con Botsuana, compartiendo con este país las llanuras semidesérticas características del Kalahari.
Nos encontramos en un rincón ciertamente remoto de los principales destinos turísticos del país. Desde Johannesburgo, la ciudad más grande y uno de los principales núcleos urbanos de Sudáfrica, un viaje hacia Augrabies implica un trayecto aproximado de 800 kilómetros hacia el oeste. Este recorrido atraviesa diversos paisajes, desde las extensas llanuras del interior hasta las semiáridas regiones del Northern Cape.
Si el viaje comienza desde Ciudad del Cabo, Augrabies se encuentra todavía más lejos, a unos 890 kilómetros al norte. Este camino revela la diversidad del paisaje sudafricano, desde las costas ventosas del Atlántico hasta los áridos terrenos del interior. El aeropuerto más cercano es el de Upington, ubicado a unos 120 kilómetros al este de nuestro destino.
Desde la deslumbrante exhibición floral de Namaqualand, que transforma el paisaje en un tapiz multicolor durante la primavera, hasta las imponentes montañas del Karoo y los misteriosos monolitos de granito de la región de Richtersveld, la región de Northern Cape es un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza y una caja llena de sorpresas.
Una de las cataratas más impresionantes de África
Para visitar las cascadas tenemos que entrar en el Parque Nacional de las Cataratas de Augrabies y será fácil encontrarlas si seguimos el sonido que se oye a varios kilómetros de distancia. En la zona más cercana al centro de visitantes, comienzan una serie de pasarelas de madera que nos ofrecen algunos de los mejores miradores para disfrutar de la fuerza implacable del agua. Algunas sufrieron bastantes daños en las últimas inundaciones del mes de febrero y marzo, pero esperamos que estén siendo restauradas mientras leemos esto. Es conveniente ir con calzado cómodo para atravesar algunas zonas rocosas y es habitual ver a gente con gorros que incluyen una mosquitera porque la proliferación de mosquitos y moscas puede llegar a ser bastante incómoda en determinadas fechas del año.
Los primeros habitantes Khoikhoi bautizaron a la cascada como “Ankoerebis”, que se traduce literalmente como “el lugar del gran ruido”. Con la llegada de los Trek Boers, los colonos holandeses, el nombre se adaptaría al actual Augrabies. Klaas Pofadder, el último líder de los pueblos originarios vivió en una isla situada río arriba de las cataratas, que ahora se conoce precisamente como Isla Klaas.
Se cree que el primer occidental que conoció las cascadas fue Hendrik Jakob Wikar, un mercenario sueco que, tras deambular durante años por la región llegó a Augrabies en octubre de 1778. Pero no fueron catalogadas hasta 1826, cuando otro viajero llamado George Thompson fue conducido hasta las cataratas por guías Koranna y decidió nombrarlas en honor al Rey Jorge IV.
Las Cataratas de Augrabies, con una altura de 56 metros, se forman donde el río Orange deja una meseta de granito resistente. En épocas de inundaciones, las cataratas se extienden a lo largo de varios kilómetros, con 19 caídas de agua distintas que desembocan en su larguísimo barranco.
Durante las inundaciones que tuvieron lugar en 1988, las Cataratas de Augrabies registraron el impresionante caudal de 7,800 metros cúbicos de agua por segundo. Hace todavía menos, en 2006, la fuerza del agua volvió a mostrar todo su poder cuando se registraron 6,800 metros cúbicos de agua por segundo.
Estos números no sólo son grandiosos por sí mismos, sino que cuando se comparan con otras famosas cataratas, las cifras son aún más impactantes. Para que te hagas una idea, el flujo de agua en este paraje africano durante estas inundaciones multiplica por tres la tasa de flujo promedio en temporada alta de las Cataratas del Niágara, una de las cascadas más conocidas y visitadas en el mundo.
Unas cataratas llenas de leyendas (y diamantes)
- Las Cataratas de Augrabies están envueltas en misterios y leyendas que añaden un toque de fascinación extra a este destino. Una de las más intrigantes es la que relataban los buscadores de oro sudafricanos de principios del siglo XX. Según estas historias, la poza que se encuentra justo debajo de la catarata del Rey Jorge alberga un tesoro oculto. Allí se esconden miles de diamantes que habían sido arrastrados a lo largo de los años por la corriente del río Orange. Los buscadores de fortuna imaginaban que la potencia del agua podía haber arrastrado estas preciadas gemas desde sus yacimientos originales, depositándolas en esta misteriosa poza. La fuerza del agua hace imposible comprobarlo así que quién sabe …
- Pero la leyenda no termina aquí. Estos relatos también hablan de un aterrador habitante de estas profundidades. Se dice que el pozo es el refugio de una criatura monstruosa, serpentina, conocida como el Grootslang, que también se esconde en otros lugares de Northern Cape como las cuevas de Richtersveld.
Una visita al resto del Parque Nacional de las Cataratas de Augrabies
Cometeríamos un error si nos limitamos a visitar las cascadas y no dedicamos al menos unas horas o un día al resto del parque. El Parque Nacional de las Cataratas de Augrabies, protege un particular ecosistema que se extiende por más de 800 kilómetros cuadrados. Todo gira en torno al desfiladero que parte desde las cataratas, un impresionante testimonio de la erosión en sustrato granítico que se hunde a una profundidad promedio de 240 metros y recorre una longitud de 18 kilómetros.
La flora y fauna del parque resultan tan asombrosas como su geología. Destaca entre ellas el aloe gigante, una planta endémica de la región, también conocido como el árbol quiver o kokerboom. Este sobreviviente del árido Nama-Karoo, desafía las temperaturas extremas y los suelos infértiles, alzándose hasta cinco metros de altura. Sus ramas suaves eran utilizadas por los Bushmen (San) para fabricar carcajes para sus flechas. Su silueta imponente y su floración invernal, que atrae a numerosas aves y babuinos, es una estampa emblemática del paisaje del Cabo del Norte.
En este escenario único también encontramos el árbol del Pastor, respetado y protegido por las comunidades Khoi y San, quienes consideran su destrucción un acto de sacrilegio. Este fornido árbol se yergue orgulloso en bosques secos y matorrales, siendo también una especie característica de la región.
La diversidad animal del parque es sorprendente. En sus 28 000 hectáreas se encuentran especies como el springbok, el gemsbok y el amenazado rinoceronte negro del sur central. Además, es posible avistar especies más raras como la nutria sin garras del Cabo, el chacal de dorso negro, el caracal, el zorro orejudo y el gato salvaje africano. El parque también alberga al lagarto más grande de África, el monitor del Nilo, y es hogar del sandgrouse de doble banda, así como de su pariente más frecuentemente observado, el sandgrouse de Namaqua. Una pequeña comunidad de jirafas, que han sido reintroducidas en el parque, aporta el toque más exótico si tienes la suerte de divisarlas porque, pese a su altura, son ciertamente escurridizas.
Las comunidades Khoi y San suman un interesante componente cultural al parque. Viven en domos llamados matjiehuise o ‘casas de estera’, cuyo diseño inteligente las hace ideales tanto para los abrasadores veranos como para los fríos inviernos. Los tallos de los árboles utilizados en su construcción se encogen en los días de calor, permitiendo la ventilación, y se expanden en los fríos, conservando el calor interior.
El parque se puede visitar de forma libre, en nuestro propio vehículo o a pie a través de algunos de los caminos y senderos que están disponibles. También existe la posibilidad de contratar un “game drive” en el propio parque si somos más de cuatro personas. La ausencia de felinos o depredadores hacen posible esta visita a nuestro aire, aunque conviene tener cuidado en las zonas más peligrosas del acantilado. Desde 1966, más de 20 personas han fallecido por caer por el desfiladero y cinco han sido arrastradas por las cataratas.
Si nos decidimos por caminar, existen varios senderos bien señalizados. Klipspringer es el más ambicioso ya que se trata de una ruta en la que necesitaremos tres días y dos noches para completarla. Su atractivo reside en el desafío de avanzar en el intenso calor, tanto es así que la ruta está cerrada entre octubre y marzo por las altas temperaturas.
Las rutas Ebony y Gorge, en cambio, son paseos más cortos que presentan panorámicas impresionantes, siendo alternativas ideales para aquellos que prefieren recorridos más tranquilos. Por último, la ruta Dassie es un trayecto circular de 6,5 km que comienza y termina en el campamento principal, llevándote hasta Arrow Point. Para todas estas expediciones, hay mapas disponibles en la recepción que te guiarán en cada paso de tu travesía.
Moonrock, una enorme roca de gneis con forma de cúpula se erige como una de las mayores atracciones del parque. No podrás evitar tomarte mil fotos desde su cima. Otro lugar interesante es la conocida como “Esquina del Eco”, que te permite experimentar con el sonido de la manera más divertida.
El paisaje se vuelve especialmente impresionante en Ararat, un mirador que captura la belleza de un desfiladero esculpido por la erosión del agua a lo largo del tiempo. Si te atraen las caminatas, no puedes dejar de visitar Arrow Point. El paseo, que pasa por las hermosas Cataratas Gemelas, conduce a un punto donde se encuentran dos desfiladeros. Esta breve caminata de 2,5 km desde el campamento principal te premiará con una de las mejores vistas del desfiladero, en cuyo corazón caen las cataratas principales.
Cómo Llegar a Augrabies
En Avión
Algunas aerolíneas locales tienen vuelos diarios a Upington desde las principales ciudades del país como son Johannesburgo y Ciudad del Cabo. La que más vuelos ofrece es Airlink, aunque conviene echar un vistazo a otras aerolíneas sudafricanas como South African Airways, FlySafair o Lift para ver si en ese momento ofrecen conectividad desde estas ciudades con Upington.
El vuelo desde Johannesburgo a Upington dura aproximadamente una hora y media, mientras que desde Ciudad del Cabo es de dos horas. El aeropuerto de Upington es un pequeño aeródromo dónde resulta muy sencillo hacer la facturación y no es necesario estar con mucho tiempo de antelación.
Desde el aeropuerto de Upington, se puede alquilar un coche para conducir hasta Augrabies. La ruta es bastante sencilla: toma la carretera N14 hacia el oeste hasta Keimoes, luego dirígete hacia el norte en la R359 hasta llegar a Augrabies. El trayecto por carretera desde Upington hasta Augrabies dura aproximadamente una hora y media.
En Coche
Llegar en coche hasta Augrabies puede ser toda una aventura, pero resulta una opción perfecta si queremos aprovechar para hacer alguna ruta por el interior del país, si vamos desde Johannesburgo, o por la preciosa costa atlántica si partimos de Ciudad del Cabo.
Desde Ciudad del Cabo, toma la N7 hacia el norte hasta Springbok. Al llegar a Springbok, gira hacia la N14 hacia Kakamas y Upington. Aproximadamente 10 km antes de Kakamas, gira a la izquierda en la R359 y verás que el parque estará señalizado. Desde este punto, llegarás al parque después de conducir otros 39 km. En total serán algo más de nueve horas.
Desde Johannesburgo, toma la N14 a través de la provincia de North-West hacia Kuruman y luego hacia Upington. Desde Upington, sigue en la N14 hacia Kakamas y una vez que llegues al centro de la ciudad, el parque estará señalizado. Continúa en la N14 al pasar por Kakamas y después de 10 km, gira a la derecha en la R359. Desde este punto, llegarás al parque después de conducir otros 39 km.
Dónde alojarse en Augrabies
Estamos en mitad de un Parque Nacional así que no dispondremos de muchas opciones hosteleras. Lo más cómodo y recomendable es quedarse en el alojamiento oficial del parque que cuenta con una zona de camping y con más de 50 bungalows muy amplios y perfectamente equipados, perfectos para pasar unos días en mitad de la naturaleza. El complejo también incluye tres piscinas, un restaurante con tienda y una gasolinera.
Si buscamos algo más exclusivo, el mismo parque ofrece algunos alojamientos dentro que resultan realmente diferentes. El Oranjekom Gorge Cottage es el más lujoso y se ubica cerca del mirador Ararat. Ofrece unas vistas realmente únicas desde la misma habitación y la terraza adyacente. Durante el día puede ser un poco molesto convivir con el trasiego de los turistas, pero al cerrar el parque solo tendremos que compartir nuestra intimidad con la majestuosidad del cañón y el lejano murmullo de las cascadas.
A las afueras del parque, en el pueblo, encontramos otras opciones de alojamiento que nos dan un poco más de variedad. Algunos son pequeños resorts más lujosos como Dundi Lodge o De Oude Stoor y otros son hostales o campings más económicos como el Augrabies Lodge & Camp o el Augrabies Valle Guesthouse, en donde la noche nos puede salir por menos de 20 euros.
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