La localidad vizcaína de Bermeo es un imprescindible para todo aquel viajero que recorra la Costa Vasca. Una población que guarda todas sus esencias marineras. Un pueblo de pescadores que tiene muchos atractivos que ofrecer, y que además se ubica en un emplazamiento natural precioso. Prepárate porque Bermeo te va a sorprender.

El puerto, el corazón de Bermeo

Puerto de Bermeo

La foto más emblemática de esta localidad de Vizcaya son las vistas de su antiguo puerto y el conjunto de casas de colores prácticamente encima de sus muelles. Cuando se visita cualquier lugar de pescadores, y sin duda Bermeo lo es, su puerto se convierte en un paseo obligado.

El espigón de Bermeo sin duda es uno de lugares más transitados por los vecinos y por sus visitantes. Es el mejor modo de respirar su ambiente marinero y ver en su puerto viejo desde las carismáticos barcos pesqueros, hasta embarcaciones de recreo. Y por si fuera poco, tras ese paseo, justo junto a los muelles hay varios bares con sus respectivas terrazas, donde lo típico es tomarse algún pintxo regado por un txakoli.

El Museo del Pescador

Escultura en el puerto (Pixabay Juan Manuel García Bilbao)

El complemento perfecto para la visita al puerto es el Museo del Pescador, situado en el casco viejo de Bermeo. Más concretamente en la Torre Ercilla, una edificación del siglo XV que permite otear el puerto en su conjunto. Y en su interior se ha dispuesto una exposición para descubrir cómo han vivido los bermeanos durante siglos, siempre gracias a lo que extraían del mar.

Hasta hace solo unos meses, este museo del Pescador se podía completar con la vista del Aita Guria atracado en el puerto. La réplica de un viejo ballenero convertido en centro de interpretación que relataba como cazaban grandes cetáceos los marineros de Bermeo en las aguas de Atlántico Norte. Sin embargo, ese buque dado su mal estado de conservación se ha desguazado recientemente.

El casco viejo de Bermeo

Casco de Bermeo

La mencionada Torre Ercilla es uno de los edificios históricos más destacados de Bermeo, pero no es el único. El casco más antiguo, situado a solo un paso, o más bien unos escalones del puerto hay otras construcciones dignas de conocerse. Antiguamente era todo un conjunto amurallado, si bien hoy solo queda la llamada puerta Arco de San Juan, por el que se supone que pasó el apóstol, e incluso está indicada una de sus pisadas.

Otro lugar destacado es el Ayuntamiento, recientemente rehabilitado. Así como merece la pena acercarse hasta la iglesia neoclásica de Santa María. Y por supuesto al templo más antiguo de Bermeo, la iglesia de Santa Eufemia que remonta sus orígenes a la Edad Media.

Casino de Bermeo (Pixabay – Juan Manuel García Bilbao)

Y un poco más allá del casco viejo se encuentra otro espacio carismático de la localidad. El Parque Lamera. Allí se levanta el Casino de Bermeo, una elegantísima construcción de 1893. Pero no hay que equivocarse, nunca fue un casino en el sentido de local de juego. Más bien fue un sitio para la Sociedad Bermeana, entidad siempre muy activa en cuanto a la dinamización cultural y de ocio de la población.

Ir a la playa

Estamos a orillas del Cantábrico, en la costa de Vizcaya donde hay algunos arenales y zonas marítimas muy famosas, como por ejemplo en la vecina población de Mundaka, internacionalmente conocida por los surfistas. Pero en cambio Bermeo no destaca por sus playas, aunque eso no significa que no haya lugares donde darse un chapuzón.

De ellos, el más visitado es la cala de Aritzatxu. El acceso es a pie, y el regreso ascendente invita a no ir muy cargado. Además tampoco hace falta, ya que es una playa que en temporada alta tiene su chiringuito. Además de su socorrista y sus servicios.

Los alrededores de Bermeo

San Juan de Gaztelugatxe

Está claro que el propio núcleo bermeano con su atractivo casco urbano y su puerto tiene sus atractivos. Pero una vez allí hay que aprovechar para disfrutar de su entorno. Para empezar porque Bermeo se encuentra en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, es decir que siempre se puede descubrir una naturaleza esplendorosa.

También es recomendable hacer alguna excursión por las embarcaciones que recorren la costa. Desde el puerto de Bermeo es habitual navegar hasta la población de Elantxobe, un pueblo encaramado literalmente al Cantábrico. Y hablando de vistas al mar, otra visita preciosa es la que se puede hacer hasta los faros del cabo Matxitxako, a tan solo 5 kilómetros. Un sitio fabuloso para contemplar una puesta de sol.

Y no nos podemos resistir a mencionar el lugar más visitado de esta zona, y de gran parte de la costa vasca. Nos referimos a la inconfundible ermita de San Juan de Gaztelugatxe, situada en una isla y accesible gracias a un sinfín de escaleras. Donde por cierto se pueden buscar también las huellas de San Juan, que llegó hasta aquí desde Bermeo. Como hoy lo hacen miles de turistas a lo largo del año.