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Solo tienes que echar un vistazo a las fotos que acompañan este texto para comprobar que Brujas es una ciudad muy especial: casitas de colores, edificios medievales, decenas de puentes, refrescantes canales y calles empedradas… Con estos atractivos no nos puede extrañar que Brujas sea la ciudad más visitada de Bélgica con uno los cascos históricos medievales más famosos de Europa. Nos vamos al noroeste de Bélgica, en el corazón de Flandes Occidental, para visitar Brujas, un cuento con final feliz.

Brujas, Patrimonio de la Humanidad

Brujas
Las casas de Grote Markt, un icono de Brujas. Fuente: Pixabay

Hace dos décadas, la Unesco ‘la tomó’ con Brujas. En 1998, declaró como Patrimonio de la Humanidad el Beaterio, un año después fue el turno del Campanario, y en el año 2000 decidió que mejor declaraban como Patrimonio de la Humanidad todo el casco histórico y terminaban de una vez.

Y es que el centro histórico de Brujas es un ejemplo paradigmático del gótico de ladrillo, principal responsable de ese aire de cuento que tiene la ciudad. Conscientes del tesoro que custodian, las autoridades de la ciudad flamenca han cuidado con mimo sus edificios históricos por los que no parece haber pasado al tiempo.

Nuestro recorrido por la Brujas más fotogénica arranca en la Grote Markt, una de las plazas más populares de Europa. Sus deliciosos edificios de colores coronados por su icónico hastial triangular escalonado hacen dudar a muchos visitantes que se acercan a tocar sus paredes para ver si son de chocolate: no, amigos, son casas de ladrillo que han sido testigos de los momentos más importantes de la historia de Brujas y que sigue siendo el lugar más animado de la ciudad con sus decenas de terrazas y restaurantes.

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El campanario de Brujas. Fuente: Pixabay

El edificio más destacado de Grote Markt no es otro que el campanario Belfort, una construcción iniciada en el siglo XIII al que se le añadió el cuerpo octogonal a finales del XV y que ha sufrido diversas remodelaciones y restauraciones posteriores alcanzando actualmente la altura de 83 metros. Tras subir sus 366 escalones tendremos una de las mejores vistas de la ciudad.

Al sur de Grote Markt se ubica la otra plaza por excelencia de Brujas: De Burg. En ella no nos podemos perder la fachada gótica del Ayuntamiento, uno de los más antiguos de Europa y la basílica de la Santa Sangre que, además de custodiar unas gotas de sangre de Cristo que supuestamente trajeron los cruzados a la ciudad, conjuga el románico de su capilla inferior con el neogótico de su capilla superior.

Si seguimos hacia al sur, nos encontraremos otros dos edificios que completan el extraordinario patrimonio religioso de Brujas. Por un lado, la catedral de San Salvador cuya construcción arrancó en el siglo IX siendo la parroquia más antigua de la ciudad, aunque también ha vivido diversos avatares constructivos a lo largo de su historia destacando su impresionante torre neorrománica.

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El Beaterio de Brujas. Fuente: Wikipedia

Si tomamos Heilige-Geestraat llegamos a la iglesia de Nuestra Señora, nada menos que el segundo edificio de ladrillo más alto del mundo —el primero es la catedral de Santa Cecilia de Albi— construida en el siglo XIII y que alberga diversos tesoros como una escultura de la Virgen con el Niño de Miguel Ángel o los mausoleos de María de Borgoña y su padre Carlos el Temerario.

Nuestra última parada en esta ruta por el patrimonio arquitectónico de Brujas es el Beaterio, a cinco minutos al sur de la iglesia de Nuestra Señora, el primer hito declarado como Patrimonio de la Humanidad en la ciudad flamenca.

Está compuesto por una iglesia gótica y unas treinta casas blanqueadas con cal alrededor de un jardín. Originalmente vivían en ellas las beguinas, una comunidad de cristianas que vivían al margen de la Iglesia católica y que dedicaban su tiempo a ayudar a los pobres y enfermos de la ciudad. Actualmente viven monjas benedictinas. Un lugar delicioso para disfrutar del silencio.

Brujas: parques y canales

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El muelle del Rosario, la imagen más reproducida de Brujas. Fuente: Pixabay

Rodeando el Beaterio de Brujas podemos disfrutar de una de las joyas naturales más populares de la ciudad, el parque Minnewater. Conocido como el parque de los enamorados en Brujas por su ambiente romántico, es el lugar ideal para descansar. Muy cerca de la estación de tren de la ciudad, fue en origen algo mucho menos romántico: se trataba del puerto en el que arribaban las embarcaciones gracias a los canales que conectaban con el mar.

Los 16 kilómetros de canales que serpentean por la ciudad son otro de los iconos de Brujas hasta el punto de que la ciudad flamenca es conocida como una de las Venecias del norte. No hay que olvidar, en este sentido, que Brujas proviene de la palabra vikinga ‘Bryggia’ que significa muelle.

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Canales de Brujas, una ‘Venecia del norte’. Fuente: Pixabay

Ya sea a pie o en barca, debemos dedicar unas horas a recorrer alguna de estas arterias de agua que nos ofrecen algunas de las estampas más famosas de Brujas. Es el caso de Rozenhoedkaai o muelle del Rosario, el escenario  más fotografiado de la ciudad con el campanario al fondo y esa casita esquinera con su frondoso árbol cuyas ramas acarician el agua.

Tampoco le anda a la zaga en belleza el canal Groenerei, al norte de la plaza De Burg, que ofrece increíbles vistas al atardecer o de noche cerrada, cuando las luces de las casas se reflejan en el agua de los canales.

Brujas: chocolate, cerveza y patatas fritas

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Cerveza de Brujas. Fuente: Pixabay

Tanta belleza, tanto patrimonio de la Humanidad, nos ha abierto el apetito. Pero en Brujas estamos de suerte porque también está plagada de cosas ricas. Si eres de los que pensaba comerse un trocito de casa de Grote Markt, no te preocupes porque muy cerca tienes un museo enteramente dedicado al chocolate. Al igual que sucede en Bruselas, Brujas también es parte de la historia del legendario chocolate belga que podemos disfrutar en Choco-Story, un museo del chocolate a tres minutos al norte de la plaza del Mercado.

Y aunque están más vinculadas a la vecina Valonia, Brujas cuenta con el único museo del mundo dedicado a la patata frita. Y es que este producto, por cuya paternidad Bélgica tiene frecuentes disputas con Francia, se ha hecho más que famoso en todo el mundo. Ubicado en el Saaihalle, un precioso edificio a un par de minutos al norte de Grote Markt, muy cerca de Choco-Story, es otra sabrosa visita muy indicada también si vas con niños.

Y terminamos nuestra ruta gastronómica por Brujas de vuelta a la plaza del Mercado donde se ubica el Museo de la Cerveza de Brujas conocido como Bruges Beer Experiencie: el lugar perfecto para descubrir la historia del trago más popular de Bélgica.

Se trata de uno de los museos más visitados de Brujas gracias a su privilegiada ubicación, pero también a la aplicación de nuevas tecnologías que hacen la visita muy amena para todos los públicos, incluyendo a los más pequeños que se entretendrán de lo lindo mientras los papás y las mamás se deslizan hacia el bar donde pueden degustar hasta 16 cervezas de barril… Un final feliz para una ciudad de cuento.