Cuando uno recorre los 81 kilómetros que comprenden la Costa Dorada o Costa Daurada es capaz de descubrir una inmensa variedad de experiencias que van mucho más allá de la idea que probablemente tengamos de este tramo del litoral español. Esa sensación tuve sin duda cuando descubrí Cambrils, el lugar que pone la pausa al tiempo.

Y es que después de vivir el dinamismo de una ciudad en ebullición cómo Tarragona, la adrenalina con la que Portaventura empapa a Salou o la animada vida de otras playas del litoral, el tiempo en Cambrils parece transcurrir a un ritmo muy diferente. Aparca tu estrés, relájate y descubre con nosotros Cambrils, un oasis en la Costa Dorada.

Una breve introducción a Cambrils

Panorámica de Cambrils – Foto Christian Rojo

Cambrils se sitúa en la comarca del Bajo Campo en la provincia de Tarragona. Como decíamos, forma parte de la Costa Dorada y se encuentra rodeada por las sierras de Llaberia, de Argentera y de la Musarra que descienden de forma suave hasta el mar Mediterráneo, el elemento que sin duda ha definido y define el carácter de esta bonita villa.

Los primeros asentamientos encontrados en Cambrils datan de la prehistoria y en los últimos años se han localizado importantes yacimientos del neolítico, como los existentes en la zona arqueológica del Cavet, que representarían una de las comunidades agrícolas y ganaderas más antiguas de la península. En la misma área se está investigando también desde hace un par de años lo que podría ser el único yacimiento del mesolítico de todo el litoral mediterráneo.

Desde entonces, la villa de Cambrils fue un asentamiento estable para todas las civilizaciones e imperios que ocuparon esta parte de la península gracias o por culpa de su ubicación estratégica. Se han localizado restos de iberos, romanos, visigodos y árabes hasta que fue absorbida por la Corona de Aragón en el siglo XII. Comenzaba así la Edad Media y una de las épocas de mayor esplendor de la ciudad, tal y como podremos comprobar cuando visitemos su centro histórico.

No obstante, en los siglos posteriores Cambrils ha sido un constante punto de conflicto y la ciudad se ha visto envuelta en muchas de las guerras, internas y externas, en las que se ha enfrascado nuestro país en este tiempo. Así, por ejemplo, en julio de 1582 el castillo de Vilafortuny, que presidía toda la comarca, fue destruido por tropas de berberiscos y en 1640 la ciudad sufrió uno de sus episodios más trágicos durante la conocida como Guerra de los Segadores.

El pueblo catalán, harto de los abusos del ejercito real que ocupaba la región en su guerra contra Francia, inicio una rebelión y terminó aliándose con nuestro país vecino en contra de Felipe IV. El 12 de diciembre de 1640, las tropas catalanas se vieron asediadas en la población de Cambrils por un ejercito que les superaba ampliamente en número. Apenas dos días duró la resistencia y la represalia fue terrible: las autoridades de Cambrils fueron ajusticiadas y sus cadáveres se colgaron en las murallas, al tiempo que unos 1.000 rebeldes fueron matados. Este trágico suceso se recuerda hoy en la ciudad con un monumento ubicado en la puerta de las antiguas murallas.

La invasión por las tropas francesas de Napoleón, los ataques del bando carlista o los constantes bombardeos del ejercito franquista en la Guerra Civil han sido otros de los duros momentos históricos que ha vivido esta ciudad en los dos últimos siglos.

Un conjunto de playas tranquilas y un precioso puerto marítimo

Sin duda, las playas son el principal motivo para cualquier turista que se acerca a esta localidad mediterránea. Lo que más llama la atención de Cambrils es un cuidado urbanismo que ha respetado la mayor parte de su litoral. Casitas bajas en casi todos los tramos y una primera línea de playa lo suficientemente alejada del mar para que no invada el paisaje nos permiten disfrutar de esa sensación de tranquilidad en la que estamos insistiendo

La ciudad cuenta con 9 kilómetros de un arenal que se suele caracterizar por su gran amplitud, su arena fina y dorada o las aguas tranquilas y poco profundas habituales en esta zona del Mediterráneo. En total son 9 playas unidas por un bonito paseo marítimo que se puede disfrutar a pie o en bicicleta.

Una de las más conocidas es la Playa de la Llosa, muy cercana al centro urbano de la ciudad, que cuenta con un amplísimo arenal de dos kilómetros y todo tipo de servicios que incluyen accesos para personas con movilidad reducida y la Escuela Naútica, donde podremos realizar diferentes actividades marítimas. Igualmente, amplia es la Playa de l’Ardiaca, con zonas especiales para los más pequeños, o la de Vilafortuny, un poco más apartada del centro y por tanto normalmente más tranquila.

Una de nuestras favoritas es la Playa del Esquirol, cerca del centro de la ciudad con una buena amplitud y con una bonita zona de pinares que la hacen especialmente encantadora. Si nos gusta nadar en el mar, nuestra mejor opción será la Playa del Cavet, en la que encontraremos un canal de natación de aguas abiertas, y si viajamos con nuestro perro, las playas de Horta de Santa María y de la Riera cuentan con una zona especial para mascotas.

Puerto de Cambrils

La Marina de Cambrils es posiblemente el lugar donde uno puede absorber mejor toda la esencia marinera de esta localidad. La ciudad catalana ha conseguido mantener en gran medida la cultura y tradición pesquera mediterránea que ha definido su carácter, su cultura y, por supuesto, su gastronomía.

El centro neurálgico es su puerto pesquero y la lonja de la Cofradía de Pescadores de Cambrils, donde cada día se concentra la actividad pesquera con la llegada de las barcas de arrastre y la entrada del pescado del día en la lonja. Numerosas fiestas durante el año como la procesión marinera de la Mare de Déu del Carme o la Fiesta del Ormeo homenajen y reconocen el trabajo de este gremio.

Curiosamente, el puerto pesquero comparte espacio con el puerto deportivo, el Club Naútico de Cambrils y la Estación Naútica, desde donde parten diferentes actividades marítimas.

Centro histórico de Cambrils

Plaza de España

No todo el mundo que se acerca a Cambrils se acerca hasta el casco antiguo de la ciudad y lo cierto es que es un grave error porque se trata de un encantador entramado de callejuelas que resulta ideal en verano. Debemos alejarnos unos minutos del puerto marítimo para llegar a la conocida como “Vila” de Cambrils que recoge la parte antigua de la ciudad.

Todo gira en torno a la Plaza de España, el centro neurálgico de esta parte de la ciudad. Se trata de una pequeña y tranquila plaza que alberga el antiguo ayuntamiento de la ciudad y rodeada por un conjunto de bonitos soportales. Desde ella se dispersan una serie de callejuelas realmente encantadoras y bonitas plazas donde sentarnos a tomar algo en un ambiente tranquilo. Una de las calles más pintorescas y fotografiadas de Cambrils es la conocida como el Callejón de las Flores, que siempre encontraremos adornada con bonitas plantas colgando de los balcones.

Entre los principales monumentos a visitar se encuentra la Iglesia de Santa María, con una sencilla pero elegante fachada, o la Ermita de Mare de Déu, de aspecto sobrio y unida a una de las torres de vigilancia que vigilaban antiguamente la población. De esas antiguas murallas quedan ya pocos tramos, pero todavía se conserva alguna de las entradas como la ubicada junto a la Torre del Bou. Precisamente allí podremos ver también una escultura del artista Enric Pladevall que nos recuerda los trágicos acontecimientos de la Guerra de los Segadores que comentamos anteriormente

La localidad cuenta con algunos museos dedicados a la historia de Cambrils y de la agricultura en la región o con salas de interpretación como la del antiguo Horno de Pan del siglo XIX. Pero quizás, la visita más diferente que podemos hacer en el núcleo antiguo sea la del antiguo refugio antiaéreo. Se trata de un bunker en forma de galería, que transcurre bajo la Calle Creus y que fue utilizado durante la Guerra Civil española.

Originalmente contaba con varias puertas de acceso y actualmente podemos acceder a través de la entrada ubicada junto a la plaza de la Iglesia de Santa María. Descenderemos a unos diez metros de profundidad para descubrir una galería de unos 90 metros de longitud, de trazado sinuoso para evitar el efecto de la onda expansiva de las bombas.

Cambrils, capital de la gastronomía mediterránea

Si sus playas son uno de los tesoros que protege Cambrils, lo mismo podríamos decir de su cocina que la ha convertido en una de las capitales gastronómicas del Mediterráneo y un punto de referencia para la siempre elegante cocina catalana. Y lo ha conseguido gracias a la fusión perfecta de la tradición, materias primas de cercanía y una nueva ola creativa que apuesta por la innovación y nuevas recetas.

Como no podía ser de otra manera, las recetas marineras tienen un especial protagonismo en la gastronomía de Cambrils. El suquet o la caldereta de pescado es uno de los platos imprescindibles, compitiendo en popularidad con los “fideos rossos”, una receta similar a la fideua que consiste en combinar fideos de pasta con un caldo de pescado elaborado habitualmente con rape o congrio y servido junto a algún tipo de marisco.

Pero no solo del mar vive o come la cocina cambrilense. Esta zona de la Costa Dorada es especialmente rica a nivel agrícola y los restaurantes se aprovechan de estos productos de kilómetro cero de la máxima calidad. El mejor ejemplo puede ser el aceite de oliva con denominación de origen Siurana, reconocido en numerosas ocasiones como uno de los mejores de España.

Cambrils cuenta con más de 150 restaurantes para elegir, dos de los cuales han sido reconocidos con estrella Michelin, y cada año pone en marcha una completa agenda gastronómica llena de eventos y semanas especiales. Ocasiones perfectas para acercarnos a descubrir o redescubrir este precioso rincón de la Costa Dorada.