Paleolítico Vivo está a tan solo a 9 km. de Atapuerca, lugar mundialmente conocido por albergar los yacimientos que permitieron saber donde estuvo la cuna del primer europeo, en un pequeño municipio llamado Salgüero de Juarros. Allí, sobrevive a los embates del homo sapiens, una reserva natural protegida con una extensión de 250 hectáreas. Se trata una dehesa de una riqueza extraordinaria, con una masa forestal formada por pinos, encinas, y robles milenarios; y donde la acción del ser humano se ha limitado al mantenimiento del ganado, la actividad cinegética y el aprovechamiento de productos forestales, como la explotación leñera o la recolección de setas.
En ese contexto, un grupo de biólogos, naturalistas y científicos se pusieron a trabajar (en 2015) para que algunas especies animales ‘raras’ pudieran sobrevivir en este entorno. Al proyecto, lo llamaron (con acierto): Paleolítico Vivo.
Un viaje a la Prehistoria
Una de las utopías más deseadas por la humanidad es la posibilidad de viajar en el tiempo. La imaginación es poderosa, pero la realidad de las cosas y la ciencia actúan como barrera para acceder a las ilusiones; sin embargo, algunos fenómenos son explicables desde otros prismas. Y, a veces, la investigación científica hace que los sueños se conviertan en realidad.
En el viaje que nos ocupa, es importante saber que por lo menos uno de los animales que veremos -el uro- está calificado como extinguido, pero (por lo que vamos a explicar) no se ajusta exactamente a la realidad.
En su aspecto legendario, pocos animales extinguidos han sido mitificados tanto como el uro, que parecía ser una criatura mitológica perdida en la noche de los tiempos. En Europa se convirtió en un símbolo de aquella Megafauna que una vez dominó los bosques y praderas del Viejo Continente. Sabido es que el uro es uno de los animales representados en las pinturas rupestres del Paleolítico, como por ejemplo en las Cuevas de Altamira o Lascaux.
¿Qué hay detrás de la historia o de la leyenda del uro?
El uro (Bos primigenius) fue un toro salvaje. De hecho, está considerado como el último toro salvaje que vivió en la Región Paleártica, y también en India. Durante el Plioceno se extienden por el mundo las plantas herbáceas que formaron los pastos y surgieron entonces los grandes mamíferos herbívoros.
En India surgió un toro salvaje –Bos acutifrons- que, supuestamente, fue el antecesor del uro y que vivió entre 2 y 1,5 millones de años. Desde allí, a lo largo del Pleistoceno este toro salvaje se extendió hacia Europa, adonde llegó hace unos 300.000 años.Aunque desde el primer momento, los humanos cazaron uros para aprovisionarse de su carne y usar su piel, su importancia histórica y cultural surge cuando los humanos lo domestican, lo que marca el comienzo de su desaparición como especie salvaje.
Los últimos uros europeos quedaron reducidos a un puñado de ejemplares en los (hoy en día) bosques polacos de Jaktorów, propiedad de la monarquía polaca desde 1476, y donde solo la realeza tenía derecho a cazarlos. Cuentan las crónicas que en 1564 había menos de 40 ejemplares, cifra que fue disminuyendo hasta principios del año 1600, cuando se asesinan (a tiros) los pocos machos que quedaban… Dicen que la última hembra murió por causas naturales en 1627. Fin del uro. Hasta aquí llega la Historia y se cierra capítulo…
Hasta que, en 1921, se abre un nuevo capítulo que podríamos titular: ‘El uro y la ensoñación nazi’: En 1921 los hermanos Lutz y Heinz Heck, científicos, zoólogos y, a la vez, directores de los parques zoológicos de Berlín y Munich, concibieron la idea de ‘resucitar’ al uro. La teoría era sencilla: si el ganado vacuno doméstico era el descendiente del uro, entonces los genes de este fantástico bóvido están ‘vivos’. Solo es cuestión de ir seleccionando en las razas existentes aquellos caracteres que se parecieran a los presentes en los uros extintos… hasta lograr un vacuno con la misma apariencia externa que el uro. Así, Lutz y Heinz viajaron por Europa tratando de seleccionar las razas, según ellos más ‘puras’, para seleccionar de entre ellas los caracteres que el ancestral uro había diseminado entre su descendencia doméstica.
¿Qué es la eugenesia?
La eugenesia es una ‘filosofía social’ que defiende la mejora de los rasgos hereditarios mediante diversas formas de intervención manipulada. Y esta praxis de comportamiento -¿casualmente?- tiene mucho que ver con la ideología nazi. Después de este paréntesis explicativo, seguimos con la historia del uro… (aunque dando algunos saltos en el tiempo): En 1921, el Partido Nazi todavía se estaba organizando; pero en 1933 Hitler llega al poder, mientras que, paralelamente, la ingeniería genética en los planes de eugenesia animal de los hermanos Heck van dando resultados satisfactorios: en 1932 consiguen crear un animal parecido al uro -(el ‘uro de Heck’)-.
Cuando en 1939 los nazis invaden Polonia y el zoo de Varsovia queda destrozado por los bombardeos, Luzt Heck -que ya es un alto cargo de las SS nazis- logra llevarse los animales que le interesan al zoo de Berlín, entre los cuales figuran varios bóvidos polacos con, aparentemente, la genética de los últimos uros.
A partir de aquí, y sin meternos más en explicaciones de laboratorio, podemos ver y comprender qué es y qué significa un animal extinguido y resucitado.
¿Qué animales viven en Paleolítico Vivo?
Ahora sí: Prepárate para una inmersión en la Prehistoria. Móntate en un todoterreno y siéntete como si de un viaje un Parque Jurásico se tratara adentrándote en los paisajes parecidos en los que vivieron nuestros antepasados, y viendo bisontes europeos, caballos indómitos, tarpanes y, sobre todo: a los míticos uros.
El bisonte europeo (Bison bonasus) es el mayor mamífero del continente y uno de los más amenazados. Los que podemos contemplar en la actualidad, incluidos los burgaleses, proceden de los que se exhibían en distintos zoológicos cuando en 1919 se extinguieron los últimos ejemplares que quedaban en libertad en los bosques polacos. En la península Ibérica el último bisonte se cazó en el siglo XII, en los frondosos bosques del norte de Navarra. Los bisontes del parque de Salgüero de Juarros se parecen mucho a los que cazaban los Homo Heidelbergensis, que vivieron en la Sierra de Atapuerca durante el Pleistoceno medio, hace más de 400.000 años.
Los caballos Przewalski (Equus ferus przewalshii), conocidos también como caballos indómitos mongoles, son la única subespecie de caballo salvaje que ha sobrevivido desde la Prehistoria. Fueron salvados de la extinción hace unos treinta años por un grupo de naturalistas. Algunos de estos últimos caballos hoy campan a su aire en los bosques de Salgüero de Juarros.
Los tarpanes (Equus ferus ferus) pertenecen a un tipo de caballos considerados como los antepasados directos de todos los caballos domésticos. Se extinguieron en el siglo XIX; y los ejemplares que podemos ver en la actualidad también proceden (al igual que los uros) de una recreación efectuada rastreando los genes más primitivos de diversos caballos domésticos.
Finalmente, la otra especie que podemos contemplar en vivo es la que constituye la recreación genética del uro (Bos taurus primigenius) de la que ya hemos contado su devenir histórico. En el recorrido estaremos acompañados por guías que nos instruirán sobre las formas de vida de hace 10.000 años para conocer e, incluso, practicar -¡sin herir a nadie!- sus sofisticadas técnicas de caza.
Así que: pasen y disfruten de esta aventura. Y olvídese de la vorágine de nuestro siglo (aunque sea, por lo menos, durante un par de horas). Ver para creer.
Información Práctica:
Más información: www.paleotiticovivo.com
Dirección: Salgüero de Juarros (Burgos)
Reservas: Tel.: 947421714
Abierto todos los días del año.
Precio: Adultos 16€ y niños 13€
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