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La situación que estamos viviendo en la actualidad nos empuja a cambiar decenas de hábitos que suponían ya un rol de vida, y entre ellos estamos asistiendo a la confirmación de nuevas tendencias de consumo, aquellas que impulsan los activistas, o ciudadanos que priorizan los productos generados por personas o pequeñas empresas, en lugar de las grandes compañías. Se trata de uno de los cambios de hábitos más sustanciales que definen estos nuevos tiempos.

Junto a ello, también se observa una inquietud cada vez mayor acerca del origen de los alimentos que incluimos a diario en la cesta de la compra, lo que se traduce en la creciente búsqueda de alternativas que provengan del campo, del medio rural, en lugar de las grandes factorías internacionales.

Queso Camerano

Como parte de este compromiso que cada vez más personas asumen a lo largo y a lo ancho del mundo, en España parece florecer el respeto y el aprecio por quienes, artesanalmente, cuidan de nuestros campos y animales. Gracias a ellos se producen algunos de los alimentos más distintivos de todo el país, como es el caso de la Denominación de Origen Protegida Queso Camerano.

La Rioja, no sólo vinos

Y es que si bien La Rioja es especialmente valorada tanto aquí como en el resto del continente por su elaboración vitivinícola, tampoco podemos perder de vista uno de los símbolos máximos de su gastronomía, esta Denominación de Origen Protegida Queso Camerano, la que fuera reconocida por la Unión Europea en 2012, ganando desde entonces una importantísima reputación en su categoría.

Queso blando Camerano

Pero esto no significa que las cosas sean sencillas para ellos ni mucho menos. Con la llegada del COVID-19, los encargados de los campos y quienes forman parte del proceso de producción de los quesos, han tenido que multiplicar sus esfuerzos para seguir brindando la calidad que siempre ha caracterizado a estos quesos de cabra, repasando en detalle cada etapa del ciclo.

Aunque pueda sonar increíble, detrás de esta D.O. hay únicamente 8 ganadores y 2 queserías que se encargan de la creación y distribución de uno de los quesos más deliciosos de toda España según los expertos. En estos días difíciles, por fortuna, se sumó a ellos Carlos Benito Garrido Terroba, de Treguajantes, en lo que refiere a ganadería, ampliando la familia cuando más hacía falta.

Y si bien La Rioja es una provincia y una comunidad autónoma en la que no abundan ni las ganaderías ni las queserías, dado que casi toda la industria local está volcada al vino, quienes llevan adelante la Denominación de Origen Protegida Queso Camerano se las han arreglado para subsistir y ofrecer un gran producto.

Sin ir más lejos, una de las dos queserías que conforman este núcleo, Lácteos Martínez, se ha asociado en las últimas semanas con varias pequeñas ganaderías en la Sierra de Cameros, donde nace esta D.O., desarrollando así un nuevo punto lácteo.

¿Por qué? Pues porque la pandemia ha clausurado varios de los caminos tradicionales que permitían disponer de la materia prima aunque viniera de distancias medias, así que se debió apostar por una accesibilidad de menor recorrido, que cumpliese con todas las condiciones sanitarias.

Para esas pequeñas ganaderías también se trata de una excelente noticia, considerando que muchas de ellas comenzaban a tener recursos de sobra, en ocasiones sin disponer de la infraestructura necesaria para mantenerlos por demasiado tiempo antes de que se echen a perder.

Y todo esto, siguiendo los requisitos propios de la Denominación de Origen Protegida Queso Camerano que, básicamente indican que debe elaborarse con leche de cabra, pero no de cualquier raza, sino de las murciano-granadina y malagueña.

Historia y actualidad del Queso Camerano

Las labores de pastoreo son fundamentales

Pero, más allá de las dificultades que plantea la coyuntura, el queso de la Sierra de Cameros es uno de esos productos de la cocina española que ha sabido reinventarse como pocos, manteniendo su espíritu del siglo XI, cuando el poeta Gonzalo de Berceo ya hacía gala de sus atributos.

Esta auténtica joya de tipo gourmet, que se distingue desde las propiedades del suelo riojano hasta cada fase de la elaboración que le lleva hasta las góndolas, se desarrolla sobre un armonioso equilibrio del que no cualquiera puede participar. Prueba de ello es que sólo se utilizan unos 2.800 animales, en un territorio perfectamente delimitado, de unas 407.149 hectáreas.

Como consecuencia de ello, también es notable la demanda que existe sobre un artículo, del que apenas se producen unos 40.000 kilos al año. En 2018 se lograron 38.000 kilos, y ya el año pasado y éste tan irregular, se espera quedar apenas por encima de los 40.000 kilos, en un mercado con un enorme potencial de crecimiento por los motivos que mencionábamos al comienzo.

Dónde conseguir Queso Camerano

Quesos Camerano

Quienes se encuentren consustanciados con la ardua labor de los ganaderos y queseros de la Denominación de Origen Protegida Queso Camerano, tienen la posibilidad de hacerse con algunas de sus variantes, en concreto el semicurado y el curado, a través de Internet o en multitud de comercios de toda la región.

Por supuesto, a los más fanáticos no podemos dejar de recomendarle que viajen hasta La Rioja y, más precisamente hacia la zona de La Ribera de Navarra, para degustar este manjar en su versión más fresca. Después de todo, cada presentación cuenta con sus propios aromas y sabores.

Incluso, estos quesos son un excelente obsequio para un ser querido, tanto si queremos entregarlo cerrado, aprovechando su cuidada presentación, como si pretendemos invitar a alguien utilizándolo como la verdadera estrella de una tabla de quesos, o como el detalle final de un plato elaborado.

En cualquier caso, el sello de la Denominación de Origen Protegida Queso Camerano poco a poco comienza a expandirse hacia nuevas regiones, en las que se lo puede comprar de forma directa. Como ocurre ahora en Madrid, donde ha pasado a engrosar las filas de productos Premium de Sánchez Romero, facilitando que los vecinos de la capital se hagan con su propio queso.

Estos artículos se reconocen por el precinto de garantía del Consejo Regulador, y sus precios van desde los 11 o 12 euros del fresco, hasta los 30 euros máximo que cuesta el curado.