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El 15 de agosto de 1519, el gobernador y capitán general de Castilla de Oro —una posesión española entre el norte de América del Sur y Centroamérica— Pedro Arias Dávila fundó la ciudad de Panamá con el nombre de Nuestra Señora de la Asunción de Panamá: un momento histórico ya que se trató de la primera ciudad fundada por europeos bañada por las aguas del Pacífico la cual fue, durante décadas, la base de la exploración de este inmenso océano por los navegantes españoles.

Actualmente, la denominada ciudad vieja de Panamá constituye, junto al casco antiguo o distrito histórico del barrio de San Felipe, un tesoro arqueológico, histórico y cultural de valor incalculable que ha sido difundido por las autoridades panameñas en los últimos años para reivindicar el origen de la ciudad y también su vinculación con la cultura prehispánica que habitaba la zona previamente. A continuación, descubrimos un fascinante episodio de la historia americana que conecta la cultura indígena con la europea recorriendo la ciudad vieja y el distrito histórico de Panamá.

Panamá viejo: primer asentamiento europeo en el Pacífico

Maqueta de Panamá en el siglo XVI – Foto: Christian Rojo

“A las diez horas del día, yendo el capitán Vasco Núñez en la delantera de todos los que llevaba por un monte raso arriba, vio desde encima de la cumbre la mar del sur, antes que ninguno de los cristianos compañeros que allí iban”.

Así se narra en las crónicas el instante mítico en el que Vasco Núñez de Balboa divisó por vez primera una vasta extensión del agua desde la cumbre de las montañas que dividen el istmo de Panamá. Y bien vasta que era porque se trataba del océano que conduciría más tarde a los europeos, por fin, a las Indias Orientales por una nueva ruta. Núñez de Balboa lo denominó Mar del Sur, pero más tarde sería conocido por su nombre definitivo: océano Pacífico.

Era septiembre de 1513, dos décadas después de la llegada de Colón a América y los exploradores europeos eran conscientes de la importancia de aquel territorio definido por el istmo de Panamá: se abría la posibilidad de conectar el Atlántico con el Pacífico a través de una ruta marítima sin tener que bordear América por el sur.

Aunque ese canal tardó muchos años en completarse por las enormes dificultades técnicas del proyecto, los españoles no tardaron en fundar una ciudad en el litoral meridional del istmo: Nuestra Señora de la Asunción de Panamá.

Hasta su abandono en 1671, tras el devastador asedio del pirata británico Henry Morgan, la ciudad vieja de Panamá se convirtió en la principal base de operaciones española en el Pacífico, con una población que llegó a superar los 5.000 habitantes. Fue el punto de partida de la conquista de Perú y punto de tránsito de los cargamentos de oro y plata camino de Europa: en suma, una ciudad pletórica hasta su repentino traslado a una pequeña península al oeste en 1673, el futuro Barrio de San Felipe corazón del actual distrito histórico o Casco Antiguo de Panamá.

El Proyecto Arqueológico de Panamá Viejo

Proyecto arqueológico de Panamá Viejo – Foto: Christian Rojo

Declarado Conjunto Monumental en 1976, fecha en la que se retoman los proyectos de recuperación, fue reconocido por la Unesco como Patrimonio Mundial en 2003 como una extensión del Distrito Histórico panameño.

Y es que el abandono de la ciudad vieja en 1671 tuvo como consecuencia el mantenimiento de la autenticidad de su estructura urbana conservando en la mayoría del terreno el trazado original de las calles: un espacio que suma actualmente 30 hectáreas y que es considerado un testimonio excepcional de urbanismo colonial.

Desde 1996 y hasta la actualidad, el Proyecto Arqueológico Panamá Viejo (PAPV) ha tenido como objetivo recuperar el territorio, poner en valor sus restos arqueológicos, incluyendo una cuidadosa investigación del asentamiento prehispánico que se asocia con los indígenas de lengua Cueva que ocupaban la región oriental del país: y es que nunca hay que olvidar que la historia de América no arranca con la llegada de los europeos. En este caso, los arqueólogos e historiadores señalan que la zona de la actual Ciudad de Panamá tiene casi 1000 años de historia humana.

La reubicación de la avenida Cincuentenario fuera del perímetro del sitio arqueológico en 2013 fue la última actuación urbana para poner en valor la ciudad vieja de Panamá y facilitar su estudio y conservación por parte de los investigadores, así como su visita.

Recorriendo la ciudad vieja de Panamá

La ciudad vieja de Panamá se ubica en la costa pacífica, en el centro-sur de la actual Ciudad de Panamá, entre las zonas de Coco del Mar y Puente del Rey, al sur del Cementerio Jardín de Paz y de la referida Avenida del Cincuentenario.

Nuestra visita arranca por el oeste, por el Puente del Matadero, construido sobre el río Algarrobo. Era el punto de entrada a la ciudad, paso obligado para acceder al río Chagres camino del Caribe. Se cree que originalmente fue construido en madera en diseño similar al Puente del Rey, al este, que veremos después. Fue utilizado hasta mediados de los 50 del siglo pasado como paso de vehículos.

Pasando el Puente del Matadero, denominado así por un matadero cercano, se llega a los restos del Fortín de la Natividad, una pequeña estructura defensiva que podía albergar a un puñado de soldados y que, por supuesto, no fue suficiente para contener a los piratas de Morgan en su asedio de 1671: aquel evento fue definitivo para que las autoridades españolas decidieran trasladar el núcleo de la ciudad hacia otro punto menos expuesto a nivel marítimo y más fácilmente defendible.

Es en este momento cuando te encontrarás ya con el centro de visitantes por el que se accede al Sitio Arqueológico de Panamá Viejo cuya primera parada es el Convento de la Merced regentado por los frailes mercedarios que llegaron a Panamá tres años después de la fundación de la ciudad.

Museo de la Plaza Mayor – Foto: Christian Rojo

Cuando la ciudad encontró una nueva ubicación al oeste, en el futuro barrio de San Felipe, el frontis de la iglesia se desmontó y reedificó como núcleo de la nueva iglesia de la Merced, uno de los mayores símbolos monumentales de la actual Ciudad de Panamá. Hay que aclarar, en este punto, que la Ciudad Vieja de Panamá es una suerte de Foro Romano en el que el visitante debe imaginar buena parte de sus edificios y estructuras urbanas: solo así comprenderás la importancia del asentamiento ya que actualmente buena parte de sus edificios tan solo presentan los cimientos.

Es el caso de la iglesia y convento de San Francisco, uno de los más grandes de la ciudad vieja de Panamá ya que ocupaba dos manzanas, aproximadamente unos 5000 m2. Lo mismo cabe decir del Hospital San Juan de Dios, en origen Hospital de San Sebastián, de 2500 m2 especializado en atender a enfermos que viajaban por el istmo, especialmente personas humildes y soldados, ya que los “los vecinos pudientes preferían curarse en su propio lecho atendidos por médicos graduados”, tal y como señalan los historiadores del Patronato Panamá Viejo.

Ya cerca del centro de la ciudad vieja de Panamá, siguiendo la calle de La Empedrada, pasamos ante las ruinas del Conjunto Conventual de las Monjas de la Concepción y el Conjunto Conventual de la Compañía de Jesús. El primero ocupaba 6800 m2 y es uno de los mejor conservados de Panamá viejo, mientras que el segundo fue el templo conventual más prestigioso de la ciudad debido a la influencia por aquellos tiempos de la Compañía de Jesús.

Las Casas Oeste y las Casas Terín son dos muestras de arquitectura residencial, ambas pertenecientes a vecinos acaudalados: las dos se orientaban a la Plaza Mayor, típico centro neurálgico urbano de las ciudades españolas que no podía faltar en la ciudad colonial, aunque en este caso alejada de la monumentalidad de otras plazas de la metrópoli.

Y es que, a pesar de la innegable influencia española, y a pesar de las instrucciones reales de 1513 que señalaban que las nuevas poblaciones americanas debían mostrar un trazado ordenado, la trama de la ciudad vieja de Panamá fue adaptada a las circunstancias geográficas particulares del territorio: una cuadrícula irregular con calles que no eran ni rectas ni paralelas y con manzanas de distintos tamaños. En definitiva, Panamá Viejo no eran un campamento romano con su cardo y decumano.

No obstante, la zona de la Plaza Mayor sí terminó convirtiéndose en referencia para otras ciudades coloniales de Hispanoamérica, especialmente por la presencia de varias construcciones representativas. Por un lado, la Catedral, de historia azarosa desde su destrucción por el fuego en 1540 y que finalmente fue destruida por otro incendio de 1644: su torre se salvó y ofrece actualmente las mejores vistas de la ciudad vieja gracias a su habilitado mirador al que se accede tras subir 115 escalones.

Por su parte, el Museo de la Plaza Mayor, fundado en 2017, es un imprescindible para conocer la historia de Panamá a lo largo de 1000 años, desde la primigenia aldea de pescadores y agricultores de la lengua cueva hasta la llegada de los españoles y su posterior abandono.

El Cabildo o Ayuntamiento tampoco puede faltar en una plaza mayor española, siendo el segundo edificio en importancia tras las Casas Reales, “el verdadero centro de poder de la ciudad de Panamá, ya que aquí estaban localizadas las dependencias del gobierno real: la Real Contaduría, la Real Audiencia, la cárcel de la corte, la residencia del gobernador y otras dependencias oficiales”: se ubican en el extremo oriental de la ciudad vieja y solía custodiar grandes cantidades de oro y plata antes de su viaje a Europa.

Al norte de la Plaza Mayor aún debemos visitar la Casa de los Genoveses, propiedad de dos mercaderes de la ciudad-estado italiana y enclavada en una situación estratégica ante el antiguo puerto de Panamá: es la vivienda más grande de la ciudad vieja.

Las ruinas de los conventos de Santo Domingo y San José son los edificios religiosos más septentrionales de la ciudad mientras que el Puente del Rey, última visita de la ciudad vieja, comunicaba con el Camino Real, una de las primeras rutas que recorrían el istmo de Panamá.

El Casco Antiguo de Panamá: el barrio de San Felipe

Casco Antiguo de Panamá – Foto: Christian Rojo
Plaza de Francia – Foto: Christian Rojo

Para una visión global de los orígenes de Ciudad de Panamá que constituyen el germen de la metrópoli actual que suma más de dos millones de habitantes (más que Barcelona, para hacernos una idea clara de su relevancia demográfica), debemos visitar el Casco Antiguo de Panamá, ubicado en el conocido como barrio de San Felipe, que, como Distrito Histórico, forma junto al Sitio Arqueológico de Panamá Viejo, el núcleo protegido por la Unesco como Patrimonio Mundial

El objetivo era claro: no repetir los errores del primer asentamiento panameño. Por eso la Corona Española aprobó el traslado de la ciudad tras la destrucción de 1671 a una pequeña península situada a 8 kilómetros de Panamá Viejo. Rodeada de arrecifes que servían de protección natural y gracias a su gruesa muralla, la nueva Panamá se defendió de forma más eficaz. Además, el diseño reticular de forma mucho más rigurosa que su precedente le valió ser considerada durante muchos tiempo modelo clásico de ciudad indiana.

Aunque inicialmente se concibió como ciudad cerrada para la élite panameña —el resto quedaban fuera de las murallas— su configuración actual data de finales del XIX debido a los incendios que la destruyeron parcialmente en el XVIII lo que supuso que se integraran nuevas concepciones arquitectónicas: edificios neoclásicos, afroantillanos y arte déco por lo que, actualmente, no es un ejemplo ortodoxo de arquitectura colonial lo que, a la postre, amplifica su riqueza cultural.

Iglesia de San José – Foto: Christian Rojo
Panorámica de la Ciudad Vieja – Foto: Christian Rojo

Hoy en día, el Casco Antiguo de Panamá, es uno de los puntales turísticos de la ciudad, gracias a la cultura gastronómica, sus museos y centros culturales, su vida nocturna, y el vibrante destello de sus coloridas calles y edificios. Hasta cuatro plazas nos sirven para organizar nuestras rutas por este barrio: la de la Independencia junto a la Catedral, la de Herrera al oeste y la de Bolívar al norte cerca del legendario Palacio Bolívar donde el Libertador se reunió en aquella primera tentativa panamericana.

Mención aparte merece la Plaza de Francia, junto al Monumento al Canal y al Teatro Anita Villalaz donde también encontramos el célebre Paseo de las Bóvedas. Y es que los franceses tuvieron mucho que ver en la definitiva construcción de una vieja aspiración panameña e internacional: el canal que atravesara el istmo y que, tras su finalización en 1914, cambió para siempre la historia de la navegación y el comercio a nivel mundial y que sigue siendo clave en la actualidad social, económica y cultural del país.

Por ello, elegimos el Museo del Canal Interoceánico de Panamá como última visita en este recorrido por la historia de la vieja ciudad de Panamá: un magnífico centro cultural que conjuga el pasado mítico y el futuro siempre ambicioso de esta ciudad entre dos aguas.