Cuando el poblado colombiano de Nuestra Señora de La Candelaria de Aná adquirió el título de villa en 1675 incorporando el nombre de Medellín, nadie podía imaginar en lo que se iba a convertir para la futura Colombia. Y a buen seguro que, al otro lado del Atlántico, ningún metelinense sospechaba que la Medellín colombiana iba a terminar multiplicando la población de la villa “original”.
Nosotros dejamos Antioquía para otra ocasión, y nos vamos a la comarca de las Vegas Altas, al norte de Badajoz, para conocer la historia de la Medellín extremeña, un pueblo de origen milenario a orillas del Guadiana.
Descubriendo Medellín, un emblema de la historia de Extremadura
2.400 años antes de que naciera Hernán Cortes, el metelinense más célebre, ya se constata la existencia de un oppidum en el actual emplazamiento de Medellín que correspondería, según los investigadores, con la Conisturgis prerromana, habiendo sido el más importante núcleo orientalizante de la Cultura Tartésica y la ciudad prerromana más importante de Extremadura.
Dice el arqueólogo e historiador Martín Almagro Gorbea que Medellín ya era entonces la capital de una incipiente ciudad-estado que controlaba las Vegas Altas, donde se ubica: sobre el Cerro del Castillo en la orilla sur del Guadiana.
Para profundizar en este esplendoroso pasado debemos irnos al Centro de Interpretación del Parque Arqueológico de Medellín ubicado en la antigua iglesia de Santiago que recoge los hallazgos que se han ido sucediendo desde los años 70 que culminaron en la excavación del propio teatro romano que nos lleva a la siguiente época dorada de la localidad extremeña, cuando adquirió su denominación actual.
La Medellín romana
Como cruce de caminos de gran importancia en la Antigüedad y siendo, además, un territorio fértil por su ubicación en las vegas de los ríos Guadiana y Ortiga, los romanos de la República no dudaron en dar lustre a este oppidum renombrándolo como Metellinum en honor del cónsul Quintus Caecilius Metellus Pius, aproximadamente en el 80 a.C.
Desde el año 2007 se reanudan las excavaciones que quedaron inconclusas en la etapa precedente certificándose que el teatro romano de Medellín pudo tener un aforo de más de 3.000 espectadores siendo construido en la ladera sur del Cerro del Castillo de Medellín que debió acentuar su monumentalidad al ofrecer un extraordinario panorama del entorno de las Vegas Altas.
Actualmente, este enclave acoge diversas actividades culturales, como el Metellinum Festival (o MetFest) que tuvo su primera edición en 2018, o siendo sede del Festival de Mérida. Fue justamente la incipiente Augusta Emerita, fundada cinco décadas después de Medellín, la que provocaría su primera crisis de relevancia.
La vida es sueño en el castillo de Medellín
Damos un salto de varios siglos para conocer otra fase clave en la historia de Medellín: la llegada de los árabes y la posterior conquista cristiana cuyo testimonio es el castillo, erigido en el punto más alto del cerro que domina la población.
Se sospecha que la primitiva fortaleza musulmana fue construida aprovechando la estructura de una edificación defensiva romana: de esta etapa se conservan restos de arquitectura califal y un aljibe de época almohade. Con la conquista cristiana en tiempos de Fernando III, el castillo adquiere un nuevo rumbo viviendo sucesivas reconstrucciones a lo largo de los siglos posteriores.
Por cierto, cuenta la leyenda que el largo encierro que vivió el II Conde de Medellín en la torre del castillo por su madre Beatriz Pacheco habría inspirado a Calderón de la Barca para definir a su personaje Segismundo de La vida es sueño.
Metelinenses por el mundo
La otra gran leyenda de Medellín es la que vincula a muchos de sus vecinos con América, en particular el caso de Hernán Cortés, el conquistador/descubridor más famoso de la historia de España. Nacido en 1485 en Medellín, embarcaría con 19 años rumbo a América.
Durante los siguientes 35 años se convirtió en una figura fundamental de la Corona de Castilla en América al conquistar el Imperio azteca fundando asentamientos como Santa María de la Victoria, (primer asentamiento español en la América continental) o Veracruz, además de ser el patrocinador de la primera expedición europea en llegar a California.
Pero Cortés no fundó la Medellín colombiana en honor a su localidad natal, sino que recibió su nombre en 1675 por Pedro de Portocarrero y Luna, conde de Medellín y presidente del Consejo de Indias en aquel momento.
Y es que Hernán Cortés no fue el único metelinense que se fue al otro lado del Atlántico en busca de fama y fortuna tras la llegada de Colón: Alonso de Ávalos, Francisco de Becerra, Reginaldo de Lizárraga o el propio Andrés de Tapia, maestre de campo de Cortés fueron algunos de ellos.
Por supuesto, Medellín rinde homenaje a su hijo más ilustre en la plaza homónima donde se encuentra el Monumento a Hernán Cortés, frente al Ayuntamiento, donde también se ubica un monolito que recuerda la ubicación de la casa donde nació hace casi 550 años.
El Puente sobre el Guadiana
Nuestro recorrido por la Medellín extremeña termina ante el puente barroco que cruza el Guadiana: fue construido en 1630 debido al deterioro del puente precedente que podría haber tenido origen romano. Los arqueólogos han encontrado algunos restos de este primitivo puente como base de las estructuras posteriores.
El puente actual, con ya casi 400 años de historia, cuenta con un total de 20 ojos, con arcos de medio punto en piedra de cantería, una longitud de 400 metros y un ancho de entre seis y ocho metros.
Si cruzas a la orilla norte del Guadiana podrás tener la mejor perspectiva de Medellín, especialmente de noche, cuando brillan las luces del Cerro del Castillo: una melancólica postal de una de las localidades más emblemáticas de Extremadura.
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