En España al menos tenemos la eterna pugna entre Madrid y Barcelona, pero en Francia es París, París y París. Y el resto de ciudades siempre caen en un segundo nivel para al viajero internacional.
Es el caso de Lyon, la tercera ciudad en número de habitantes con el segundo área urbana mayor del país que, a pesar de su excelente comunicación con España, sigue siendo una desconocida. Vamos a solucionarlo.
Lyon, la ciudad de las confluencias
Empezamos la visita en la colina de la Fourvière, el origen de la ciudad allá por el 43 a.C. cuando un lugarteniente de Julio César la fundó sobre a una fortificación celta.
Esta colina, junto al Vieux Lyon (formando parte ambos del 5.º arrondissement lionés) se ubica al oeste de un meandro del Saona, el río que vierte sus aguas al Ródano un poco más al sur y que, juntos, son el emblema de la ciudad, como veremos después.
En la Fourvière no debes perderte los vestigios de Lugdunum ("el castro de la luz"), la primera capital de las Galias, especialmente el gran teatro para 10.000 espectadores con unas impresionantes vistas: puede que estuvieran locos estos romanos, pero sabían un poco de arquitectura e ingeniería, ¡por Tutatis!
Mucho más moderna es la basílica de Notre-Dame de Fourvière, una suerte de "fortaleza mariana", bajo la cual puedes pasear por el Parc des Hauteurs y los Jardines del Rosario.
El Vieux Lyon
De la Antigüedad saltamos al Medievo. Y lo podemos hacer en funicular, las "cuerdas" lionesas, otro icono de la ciudad. De la basílica de Notre-Dame descendemos al corazón del Vieux Lyon.
Como la Vieux Niza, este barrio junto al Saona es la zona más buscada de Lyon porque ofrece las estampas más entrañables de la ciudad: fue durante las últimas décadas de la Edad Media y a lo largo del Renacimiento cuando Lyon volvió a brillar convirtiendo la ciudad en un epicentro cultural y comercial europeo.
En realidad, el Viejo Lyon aglutina tres barrios: San Pablo al norte, San Juan en el centro y San Jorge al sur, y los tres tienen su interés, empezando por la icónica plaza de la Trinidad en San Jorge, a un paso de la parada del Metro: la típica confluencia de calles que hará las delicias de los fotógrafos.
En el barrio de San Juan está la catedral de Lyon, así como el popular Museo del Cine y la Miniatura, una singular propuesta que, por supuesto, encantará a los más pequeños, pero también a los fanáticos del cine.
Y es que no hay que olvidar que Lyon es el origen del cine, ya que aquí crecieron unos tipos apellidados Lumière, tal vez te suenen... Si quieres profundizar en su biografía hay que irse un poco lejos, pero así conoces la orilla este del Ródano: el Museo Lumière se ubica en la Rue du Premier Film...
Los niños también disfrutarán en el Museo de Arte de las Marionetas ya en San Pablo, único museo del mundo dedicado a este arte. ¡Y es que aquí también surgió el guignol que da nombre a esta disciplina creativa!
Y si los museos te han dado hambre recordarte que sí, que en Lyon también dan de comer, no en vano los lioneses presumen de ser la capital mundial de la gastronomía... otra más: pásate por un bouchon, los restaurantes que mejor representan la cultura gastronómica lionesa y que llevan su propio distintivo.
Y el último rincón a visitar en el Viejo Lyon es la Place du Change que nos recuerda la faceta comercial de la ciudad en su etapa más espléndida. Y a un paso de esta plaza, por fin, el río Saona.
La Croix-Rousse y La Presqu'île
Es hora de cruzar el río y conocer el 4.º arrondissement donde se encuentra la Cruz Roja, la segunda colina de la ciudad conocida como la "colina que trabaja" en contraposición a la "colina que reza" de la Fourvière del sur.
Fue durante décadas el barrio obrero de Lyon, donde vivían miles de canuts, los especialistas en el trabajo textil que han dejado huella en un barrio rabiosamente arty en la actualidad, cuya fisionomía está marcada por las rampas, las escaleras y les traboules, los sorprendentes atajos que conectan algunas calles.
Pero nuestra visita a Lyon termina en un lugar mucho más abierto que nos muestra por qué (también) es conocida como la ciudad de la luz. En el extremo sur de la Presqu'île se ubica el Museo de las Confluencias que celebra la unión entre el Ródano y el Saona que tiene lugar en este punto.
Porque no solo Venecia tiene vaporettos, aquí en Lyon también te puedes montar en uno y disfrutar de las mejores vistas de la ciudad desde el río. Y así alucinar con la impresionante estampa de este museo consagrado a la historia de la humanidad construido hace una década por los arquitectos austriacos Coop Himmelb(l)au. ¡Qué influencia ha tenido el Guggenheim de Bilbao!
Y si te estás pensando en venir a Lyon después de este recorrido, te recomendamos el mes de diciembre cuando tiene lugar la Fiesta de las Luces, el evento más internacional de la ciudad, cuando sus barrios se iluminan durante varias noches: que no, que París no es la única ciudad de luz...
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