Para los amigos, Mora de Rubielos es simplemente Mora y Rubielos de Mora, Rubielos, a secas. Pero este palíndromo turístico del sureste de Aragón se presta a una innegable confusión lingüística para los no iniciados. Son dos pueblos separados por 12 kilómetros que comparten historia y entorno geográfico, además de un festival, pero que cuentan con su propio patrimonio cultural, una buena razón para acercarse a este rincón de la comarca de Gúdar Javalambre en Teruel.
Porque los moranos y los rubielanos ya están acostumbrados a las confusiones de los recién llegados, aunque les hace menos gracia cuando son las instituciones públicas las que se confunden, como cuando pusieron el castillo de Mora en Rubielos: y eso ya son palabras mayores, sobre todo cuando hablamos de medio millón de euros para un castillo que está en el pueblo vecino.
Mora de Rubielos y Rubielos de Mora: dos nombres y un destino
Pasar por Mora y no pasar por Rubielos, o viceversa, es desaprovechar una oportunidad de conocer dos de las localidades más relevantes de Gúdar Javalambre, la comarca turolense que hace frontera con el Alto Mijares de Castellón.
Por algo cada verano ambos pueblos organizan el festival Puerta del Mediterráneo, uno de los festivales más antiguos de Aragón, que en 2023 cumplió su 37 edición: y es que más allá de confusiones lingüísticas, Mora y Rubielos son pueblos vecinos bien avenidos.
Una vuelta por Mora de Rubielos
Empezamos nuestra visita por la capital comarcal y localidad más poblada de Gúdar-Javalambre con sus más de 1.500 habitantes que, en las últimas dos décadas, ha logrado contener la despoblación de otras localidades vecinas.
Y es que Mora es un pueblo con una gran historia a sus espaldas, siendo hasta principios del siglo XIII la localidad más avanzada de las fuerzas cristianas frente a los musulmanes del Reino de Valencia. Y el elemento más significativo que recuerda este pasado fronterizo es el castillo de los Fernández Heredia, esa fortificación que, en un descuido, un texto oficial del Congreso ubicó 12 kilómetros al sureste, en el vecino Rubielos.
De origen musulmán, fue Alfonso II el Casto el que lo tomó con su ejército en 1171 ubicando en el propio castillo la avanzadilla cristiana durante las siguientes tres décadas. Pero, aunque el avance cristiano no se haría esperar, las guerras en este entorno no terminaron, ya que le seguirían los conflictos entre Castilla y Aragón, como el que sucedió en el XIV entre el aragonés Pedro IV y el castellano Pedro I el Cruel.
Con su planta poligonal irregular, este castillo, que fue habitado por los Fernández de Heredia, una de las ocho grandes Casas de Aragón, domina el norte del pueblo siendo sede del mencionado festival Puerta del Mediterráneo en la localidad morana.
Bajando por la carretera Alcalá desde el castillo llegamos al otro edificio emblemático de Mora, la ex-Colegiata de Santa María. Y os preguntaréis que, vale, hay exnovios, expresidentes y exconvictos, ¿pero también excolegiatas?
Resulta que en 1851 esta sede perdió su condición de colegiata adquirido cuatro siglos antes —una iglesia principal de tipo colegial, con abad y canonjía, que no es sede obispal, pero en la que se celebran oficios religiosos de forma similar a las catedrales— por lo que se ha quedado con ese extraño nombre. El asunto no termina aquí, porque en Rubielos también hay una excolegiata ¡con la misma advocación!
Sea como fuere, es un imponente edificio gótico de aspecto compacto y sencillo como es habitual en el gótico mediterráneo con presencia masiva de contrafuertes contando además con una nave única que es una de las más anchas del gótico hispánico, solo superada por la catedral de Girona.
Desde la plaza de la iglesia, uno de los rincones más bonitos del pueblo, podemos tomar la calle de las Parras, la más icónica de Mora por su colección de casonas hidalgas que nos transportan muchos siglos atrás.
Y otro elemento característico del pueblo es su colección de portales que pueden ser cruzados mientras damos una vuelta por su caserío: desde el Portal de Alcalá hasta el de Cabra que da acceso a la plaza de las Monjas, pasando por el primer portal de Rubielos de finales del XIV que comunica la villa vieja con la nueva hasta el Nuevo Portal reconstruido en 1993 inspirándose en el que fue desmantelado años atrás.
Descubriendo Rubielos de Mora
Es justamente este Nuevo Portal el que nos lleva a la zona sur de Mora que conduce a la A-232 que, en diez minutos, nos acerca a Rubielos de Mora, nuestra segunda visita por el corazón de Gúdar Javalambre cuyas primeras referencias históricas nos transportan a esa época fronteriza en la que en esta tierra guerreaban moros y cristianos, y después cristianos contra sí mismos.
Pero antes de pasear por el centro del pueblo, os recomendamos que recorráis su entorno, en particular su colección de ermitas, como la del Calvario que se encuentra poco antes de llegar a Rubielos desde Mora, o la de Santa Ana con su bonito porche columnado. A ellas hay que sumar la de San Miguel, la de San Roque, la de Santa Bárbara o las de los Santos Mártires, probablemente la más antigua del pueblo.
Ahora sí, cruzamos el arco ligeramente apuntado y adovelado del Portal de San Antonio que nos adentra en la calle homónima encontrando, en primer lugar, la Casa Consistorial del siglo XVI que incluye un bonito patio interior columnado.
Y tras pasar el Palacio de Pobladillo llegamos a la construcción que, sin duda, sí que puede llevar a confusión a alguien más que a los venerables miembros del Congreso de los Diputados: porque Rubielos, al igual que Mora, también tiene su ex-colegiata de Santa María, apodada la Mayor, aunque construida en el siglo XVII: comparte también una amplia nave principal aunque su estilo incluye elementos neoclásicos como la cabecera cubierta por una concha policromada.
Mención aparte merece el Museo Fundación Salvador Victoria ubicado en el barrio del Campanar, al sur del pueblo, ya cerca del monte que nos recuerda que estamos en territorio serrano. Alberga la obra de este pintor rubielano considerado uno de los maestros de la abstracción lírica española. Una última sorpresa en este pueblo que configura junto a su vecino a una magnífica ruta descubriendo el sureste de Teruel.
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