México siempre nos sorprende con lugares mágicos y es que este país está lleno de más magia de la que vemos. Su energía se ha tejido entre amor por la tierra y por sus frutos, cultos prehispánicos, chamanes y santos. No es casualidad que salga de aquí gente y lugares tan especiales y diferentes que atraen a personas de todo el planeta.
En Chiapas se habla del enorme sincretismo de este pueblo, San Juan Chamula. ¿Qué es el sincretismo? Os preguntaréis algunos. El sincretismo en antropología es la tendencia a armonizar dos doctrinas o corrientes de pensamiento muy diferenteso incluso opuestas. En el caso de San Juan Chamula esto se da entre las creencias católicas y el misticismo de las culturas prehispánicas. Aquí más que en ningún otro lugar de México, los aspectos religiosos de las culturas prehispánicas y las creencias católicas han alcanzado una armonía difícil de describir.
En una época en la que la colonización destruyó prácticamente todos los ritos, tradiciones y creencias previas dando paso a la evangelización y la conversión locales, hubo un pueblo en México donde la creencia y las tradiciones mayas resistieron de manera compacta, unificada, consensuada y firme. Eso sí, combinadas con parte de la creencia católica pero preservando su carácter. Ese pueblo es un caso de estudio y un lugar a descubrir. Te cuento las sorpresas que encierra San Juan Chamula, el surrealismo de México hecho pueblo.
Qué es lo más asombroso de San Juan Chamula
Un pequeño pueblo ubicado en las proximidades de San Cristóbal de las Casas se ha hecho famoso nacional e internacionalmente. San Juan Chamula está habitado por la comunidad tzotzil, famosa por el fervor con el que viven sus creencias religiosas. Datos curiosos que muestran este fervor y particularidad son la obligación de los foráneos de dejar el lugar a las 6 de la tarde o la ausencia de policía municipal. En este pequeño pueblo tampoco se pagan impuestos ni se cambia el horario en las diferentes estaciones. Parece como si viviera ajeno a toda influencia externa.
La población de este increíble lugar es de poco más de 75.000 habitantes, su lengua es el Tzotzil (lengua maya) y tienen un sistema autónomo que los rige, lo que significa que ellos mismo hacen sus leyes. Los denominados chamulas son unos grandes desconocidos debido a su alta independencia como comunidad y a sus arraigadas creencias. En tu visita a este pueblo necesitas ser consciente del respeto debido a sus creencias.
Un ejemplo son las fotografías, muchos de ellos no quieren que se les tomen ya que consideran que ello “les roba su espíritu”. Si no respetas sus creencias y tradiciones puedes tener graves problemas ya que la ley allá es la suya propia. Ya ha habido casos de turistas que han tenido graves incidentes por falta de respeto hacia las tradiciones de los chamula. Con una simple búsqueda podrás encontrar blogs contando casos dignos de una película americana.
En el pueblo se observan muchas cruces que están lejos de representar el catolicismo. Se trata de cruces mayas. En el mundo y el universo maya el 4 es un número muy importante: cuatro elementos, cuatro estaciones, cuatro puntos cardinales. Las cruces abundan en el cementerio aunque se aprecia una ausencia de lápidas. Con las cuatro puntas de la cruz se aseguran de la protección en su paso al otro lado.
El centro neurálgico del pueblo, la plaza central, es donde se encuentra la iglesia más especial que encontrarás, la Iglesia de San Juan Bautista, el corazón de este pueblo. En su interior no encontrarás bancos, ya que los fieles locales rezan de rodillas y rodeados de velas casi en completa oscuridad. Los santos de las paredes se visten con atuendos indígenas decorados con cintas de colores y espejos. La misma vestimenta que los fieles utilizan para sus prácticas.
La adoración de los santos se hace mediante ritos y prácticas indígenas en las que se sumergen los devotos. Su fervor los lleva a un trance envuelto en el humo de diversas resinas como el copal en el que se mecen recitando plegarias intercaladas con eructos. Según la tradición local esto los ayuda a acelerar la purificación tras la cual se comunican con los santos.
San Juan Chamula es un pueblo muy famoso por sus chamanes. Ellas (ya que casi todas son mujeres) son las que desde la época prehispánica desarrollan prácticas mágicas muy efectivas. Los chamanes y las curanderas atienden en el interior de la iglesia a sus pacientes aconsejándoles y tratando sus dolencias tanto físicas como espirituales. También se realizan limpiezas, ofrendas y sacrificios de animales. Es difícil imaginar con exactitud el ambiente que se respira o la magnitud de las prácticas.
Los visitantes no están autorizados a hacer fotografías del interior de la iglesia. El acceso está regulado y se paga una cuota para entrar. Todo hace que el misterio y el misticismo de las prácticas se incrementen. No sabemos exactamente lo que ocurre dentro ya que todo se desarrolla en lengua maya y entre susurros.
Quizás los misterios más ocultos del mundo maya, su sabiduría, pase de generación en generación sin que el visitante se dé ni cuenta. Y al fin y al cabo, tendría sentido pensar en ocultarlo como la mejor opción. La sociedad moderna no destaca por la comprensión hacia diferentes religiones o modos de ver la vida sino más bien hacia la unificación de creencias y la eliminación de ritos propios.
El misticismo maya no cedió terreno aquí a la evangelización durante la colonización de México. En este pequeño pueblo se muestra como estas dos creencias conviven sin que la católica pase por encima de la originaria, sino casi al contrario.
Con San Juan Chamula se ha descubierto uno de los muchos casos singulares donde lo auténtico y único gana a lo estandarizado, el respeto a las tradiciones antiguas al convencionalismo social. El sincretismo del que hemos hablado es un rasgo común en México y San Juan Chamula es su máximo exponente.
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