Un estrecho camino que se abre paso entre las olas de un mar tenebroso que azota un islote coronado por una ermita a la que se accede tras subir 241 escalones: no hay lugar más al norte que este en toda Euskadi, un hito de la costa vasca que es venerado por locales y viajeros y que traspasó fronteras tras ser escogido como escenario en Juego de Tronos.
Así comienza nuestro viaje por Urdaibai, reserva natural y comarca de Bizkaia que encarna como ninguna otra el carácter de esta tierra: pletórica naturaleza, tradición irreductible y pueblos inspiradores. Porque toda la comarca de Busturialdea-Urdaibai es pura inspiración para los que anhelan el lado indómito de la vida.
Urdaibai, agua de vida
Agua por todas partes, y donde domina el agua, la vida emerge en todo su esplendor. El propio nombre de esta tierra hace referencia al elemento que la nutre: “ur” (agua) e “Ibai” (río), el río Oka, un corto pero intenso caudal que es responsable de que su cuenca haya sido declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco, protegiendo este espacio que es el humedal más importante del País Vasco, tanto por extensión como por el grado de conservación de sus hábitats.
Pero Urdaibai no ofrece solo un sublime paisaje natural, sino también un escenario en el que se puede rastrear la historia y el presente de sus pobladores humanos, como podremos ver en la Cueva de Santimamiñe, con pinturas de más de 13.000 años de Antigüedad.
Y es que Busturialdea-Urdibai son las dos caras de la misma moneda, como dice el biólogo, geólogo y Profesor Honorario de la Universidad Autónoma de Madrid Antonio Pou cuando habla de esta comarca: “Busturialdea evoca el elemento humano, la tradición, y Urdaibai, el elemento natural”. Naturaleza e historia, por tanto, en el corazón de Bizkaia.
De Bermeo a Mundaka
Bermeo es el municipio más poblado de la comarca, un pueblo marinero que no necesita presentación y que ya hemos visitado hace tiempo. En el propio municipio, al noroeste, se hayan dos de los grandes tesoros de la costa vasca, el ya referido islote de Gaztelugatxe coronado por la ermita de San Juan y el cabo Matxitxako donde se ubica un faro que sigue sirviendo de referencia a los barcos que buscan el puerto de Bermeo.
Pero nosotros vamos buscando en esta ocasión otro puerto, el de Mundaka, a apenas cinco kilómetros de Bermeo, una localidad de fama internacional para el surf. Pero antes de ponernos el neopreno, una visita al pueblo que se haya en la misma boca de la ría del Oka. La iglesia Santa María es uno de los emblemas del pueblo, como lo son también los pintxos que podrás encontrar en Goiko Kalea, la calle de arriba.
Ya con el estómago satisfecho, la mirada se nos pierde en el agua, en el punto de encuentro del río con el mar: para tener una primera toma de contacto con el estuario, alma de Urdaibai, puedes acercarte el mirador de Portuendo que se ubica en el restaurante homónimo, al sur del pueblo.
Pero la foto más inolvidable de Mundaka la obtendrás al norte, en la ermita de Santa Catalina, una construcción neogótica de finales del XIX que reedificó el edificio anterior que se ubicaba en un lugar de gran tradición para el pueblo en el cual los locales se solían reunir: sin duda, un espacio un poco más inspirador que los parlamentos actuales.
Y desde la ermita podemos disfrutar de esa ola izquierda que atrae viajeros de todo el mundo —y cuando decimos “todo el mundo”, en este caso, no es una hipérbole— desde que unos melenudos australianos descubrieran para el surf esta ola que ofrece tubos legendarios. Ahora sí, cogemos la tabla y buscamos nuestro espacio en la ola más internacional de la costa española.
De Sukarrieta a Errigoiti
Seguimos asomados al estuario de Urdaibai en Sukarrieta, el tercer municipio que visitamos de la veintena que forman parte de la comarca de Busturialdea, otro pueblo que se convierte en un hervidero cuando llegan los meses de verano debido a la incomparable belleza de su entorno.
Además de la iglesia de Santa María de Legendika, que se encuentra en Kanala, en la otra orilla de la ría, el lugar más visitado de Sukarrieta es la isla de Txatxarramendi que se adentra en la propia ría y que cuenta con uno de los mejores miradores de Urdaibai, además de un bonito paseo por un jardín botánico que ocupa parte de la isla.
Llegamos ya al municipio que da nombre la comarca, Busturia, cuya denominación aparece por primera vez en el siglo XIV en torno a la leyenda del primer Señor de Bizkaia, Jaun Zuria, primero de los nombres que aparecen en la Casa de Juntas de Gernika-Lumo que habría cimentado su liderazgo tras derrotar al rey asturiano en Arrigorriaga.
Al sur del pueblo, debemos visitar Ekoetxea Urdaibai de la Torre de Madariaga, construida en el siglo XV, y que acoge el Centro de Biodiversidad de Euskadi, el mejor lugar para profundizar en la naturaleza de esta tierra que, como sabemos, forma parte indisoluble de la idiosincrasia vasca. En la última planta tienes una vista de 360 grados de la marisma de Urdaibai y los montes del entorno hasta la playa de Mundaka.
Y es que Busturia es uno de los municipios más indicados también para el senderismo en Urdaibai. Ahí está, por ejemplo, el PR-BI 160, Caminando a la sombra del txakoli que nos cuenta la historia de los emparrados de txakoli que acompañaban desde antiguo los caminos de esta zona: se trata de un sencillo sendero circular de 7,5 kilómetros que parte de Busturia y conduce a Sukarrieta para después bordear la ría hasta San Kristobal y Altamira.
Seguimos al borde de las marismas pero nos adentrarnos ya en el interior de la comarca visitando en primer lugar Murueta donde se puede conocer la antigua Tejera del pueblo, elemento que nos recuerda que también estamos en una tierra de gran tradición industrial, para después acercarnos a Forua, cuyo nombre recuerda su origen romano: uno de los escasos yacimientos romanos conocidos en el Cantábrico Oriental, con un poblado de mediados del siglo I d.C.
Nuestra última parada antes de Gernika es Errigoiti, donde encontramos uno de los pueblos más serenos de la comarca, que aún mantiene el aire rústico de sus calles y que sorprende por su iglesia de Santa María de Idibalzaga, ubicada en lo alto de una colina, al sur del pueblo, un edificio del XVI que custodia un sepulcro en el que apareció un cuerpo incorrupto conocido como Gorputz Santue y que tiene fama de milagroso.
Gernika
Nadie olvidará en Gernika el 26 de abril de 1937, un lunes de mercado en la localidad vizcaína que terminó con el que es considerado el primer bombardeo masivo e indiscriminado sobre población civil de la historia. No sería el último, ni mucho menos, porque estábamos a las puertas de la II Guerra Mundial que se “especializó” en bombardear población civil.
85 años más tarde, Gernika sigue demandando que uno de los cuadros más famosos del siglo XX se exhiba en la localidad que lo inspiró, aunque, mientras tanto, un mural de cerámica frente al ambulatorio recuerda la obra maestra de Picasso.
El Museo de la Paz de Gernika, a tres minutos del mural, es el otro espacio que debemos visitar para profundizar sobre la historia más trágica de Gernika: se trata del primer museo de España con la paz como elemento vertebrador.
Antes de llegar a la Casa de Juntas donde se ubica uno de los espacios más simbólicos de Euskadi, también te puedes pasar por el Parque de los Pueblos de Europa que custodia obras de los escultores Henry Moore y Chillida, además del Euskal Herria Museoa, un museo sobre la historia de Gernika y Euskadi.
Y, por fin, la Casa de Juntas donde se encuentran dos robles que simbolizan la tradición democrática vasca: era costumbre que los pueblos se reuniesen bajo un árbol para dirimir los asuntos comunales. El árbol de Gernika terminó por quedarse como símbolo de esta tradición: las leyes vizcaínas se redactaron bajo este árbol y los lehendakaris acuden aquí a jurar su cargo. Desde 2015, el viejo árbol plantado en el XVIII está acompañado por otro.
Mención especial merece también el Gernika Jai Alai, uno de los frontones activos más grandes del mundo en el que se juega a pelota y a la cesta punta o jai alai, el que dicen es el deporte más rápido del mundo ya que la bola puede superar los 300 km/h: otra de las más singulares tradiciones vascas.
Cuatro senderos por el interior de Urdaibai
Nos calzamos las botas de trekking en esta zona de Busturialdea para hacer varios senderos, la mejor manera de conocer el interior de Urdaibai, empezando por una ruta que parte de la propia Gernika-Lumo, nombre oficial del municipio tras la anexión de la vecina anteiglesia de San Pedro de Lumo a finales del XIX.
Se trata del sendero Por el corazón del estuario de 12,5 kilómetros que arranca con un fuerte ascenso al Kosnoaga, monte que de antiguo albergó un castro de la Edad del Hierro y que continúa cruzando los juncales que crecen a las riberas del Oka.
Para recorrer el extremo meridional de Urdabai nos desplazamos al municipio de Muxika, heredero de la antigua anteiglesia de Ugarte, y ubicado entre los macizos de Oiz y Bizkargi: se trata, con diferencia, del municipio más extenso de la comarca y el que ofrece la cara más rústica del mismo.
El sendero de Por los caminos del interior de 10 kilómetros y 325 metros de desnivel nos lleva a conocer la Torre de Muxika del siglo XVI, así como la ermita de San Román desde donde tenemos buenas vistas de todo el entorno.
Tras cruzar Mendata, nos dirigimos a Arratzu donde la sencilla Senda del Golako de cinco kilómetros nos ofrece uno de los recorridos más espectaculares del interior de Urdaibai, transitando por la orilla del Golako y su robledal, que es el más extenso de toda la Reserva.
Ya para terminar con el mejor sabor de boca este intermedio senderista en nuestro recorrido por Urdaibai, la que es la ruta corta más exigente de la comarca: los diez kilómetros y medio del sendero Mirador de Urdaibai con 420 metros de desnivel.
Se trata de un camino que asciende hasta los 726 metros del monte Illuntzar en el municipio de Nabarniz, la cota más alta de la sierra de Leia: en su cima tendrás las vistas más completas de Urdaibai, desde las propias marismas del estuario hasta los valles altos y los montes de Ereño y la propia Nabarniz.
De Kortezubi a la playa de Laida
Nuestro último tramo en este recorrido por la comarca de Busturialdea-Urdaibai nos lleva a recorrer los municipios del norte de la vertiente oriental del estuario, empezando por Kortezubi y Ajangiz. Este último perteneció a Gernika hasta 1991, fecha en la que se convirtió en municipio propio.
En Kortezubi, por su parte, encontramos uno de los testimonios más antiguos de presencia humana de toda la comarca: la cueva de Santimamiñe que cobija pinturas con 13.000 años de antigüedad, declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad y siendo considerado el yacimiento arqueológico más importante de Bizkaia.
Se ubica, además, en un paraje espectacular que merece la pena conocer: la ladera sur del monte Ereñozar, en cuya cima se halla la ermita de San Miguel, ya perteneciente al vecino municipio de Ereño, otra magnífica ruta para disfrutar de la pletórica naturaleza de Urdaibai.
Antes de dejar Kortezubi debemos recordar otro de los tesoros más célebres de toda Euskadi, el Bosque de Oma, que acaba de reabrir tras cuatro años de traslados de la obra a nuevos árboles tras el deterioro de los originales: de 47 árboles pintados hemos pasado a 34 pero representando mejor la “intención del artista Agustín Ibarrola”, según los responsables de la restauración de este genuino testimonio de land art.
Nuestra siguiente parada es Gautegiz Arteaga, un municipio que nos brinda una de las grandes sorpresas de la comarca: entre tanta naturaleza, caserío y ermita, sorprende la presencia de un sofisticado castillo, el de Arteaga construido por Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III: aprovechando los muros exteriores del castillo medieval se erigió un palacio neomedieval que incluye un torreón neogótico inspirado en el gótico francés. Hoy funciona como hotel-restaurante.
Este municipio también acoge el Urdaibai Bird Center, el museo que celebra la declaración del humedal como Zona de Especial Protección para las Aves: concebido como museo, pero también como observatorio, cuenta con grandes ventanales desde los que se puede observar la marisma en todo su esplendor.
Nos desplazamos ahora hacia el extremo occidental de Urdaibai para visitar dos de los pueblos marineros más hermosos de la costa vizcaína. Por un lado, Ea y sus famosos puentes que permiten sortear el riachuelo que culmina en una de las playas más singulares de este entorno plagado de playas únicas en la costa cantábrica: esta es estrecha y profunda, con un pequeño puerto en la vertiente derecha.
Por su parte, la vecina Elantxobe no merece presentación: es una de las grandes joyas marineras de la costa de Bizkaia, con un caserío escalonado y encaramado en la ladera de la montaña que se eleva sobre el cabo Ogoño, el cual ofrece un mirador desde el que podrás ver tanto la vecina playa de Laga, como la misteriosa isla de Izaro: se trata de una isla que fue habitada en el siglo XV cuando unos monjes franciscanos levantaron un monasterio.
Tras darnos un baño en la formidable playa dunar de Laga, buscamos ya nuestra última parada en Ibarrangelu, otro municipio lleno de tesoros culturales y naturales, como la propia playa de Laga al que pertenece.
Ubicado en la margen derecho de la ría del Oka, la mejor manera de recorrer este municipio es siguiendo la ruta Por el corazón del encinar, un sendero circular de 8,4 kilómetros en torno al monte Atxarre que domina buena parte del entorno.
Tapizando el monte se encuentra uno de los bosques más exuberantes de toda la comarca, el encinar cantábrico. El sendero arranca en Kanala que, como vimos antes, pertenece al municipio de Sukarrieta que se extiende al otro lado de la ría, para después llegar al cruce de Dantzaleku, donde, cuenta la leyenda, se reunían las brujas.
Y en la cima del monte, a más de 330 metros de altura, la ermita de San Pedro de Atxarre. Tras pasar por la aldea de Akorda, nos dirigimos hacia la costa para disfrutar de la playa de Laga desde lo alto del monte y bajar finalmente hacia Laida, la joya de Urdaibai, una de las playas más singulares del Cantábrico que es el colofón a este recorrido por el corazón natural y cultural de Bizkaia.
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