La ciudad de Soria tiene en la ermita de San Saturio una de sus postales más bellas y reconocibles. No es que el centro de esta ciudad castellano leonesa no tenga sus atractivos. Sin duda que los tiene. Y pueden sorprender muy gratamente a los recién llegados que tal vez no hayan leído sobre los encantos de la pequeña ciudad.
Allí les espera un fantástico repertorio de templos románicos con la iglesia de Santo Domingo a la cabeza, o se puede respirar la paz que envuelve la Alameda de Cervantes, o admirar la robustez de la piedra del Palacio de los Condes de Gómara, por no hablar del viaje en el tiempo que nos proponen lugares como la sede del Círculo Amistad Numancia.
En definitiva, que una escapada a Soria siempre es una buena idea. Pero seguro que una de las imágenes que más nítidamente se quedan en la retina de los visitantes es la de esta ermita de San Saturio y todo el paseo a orillas del Duero que se debe seguir para llegar hasta ella. Porque nuestra recomendación es llegar caminando. Merecen la pena porque apenas son 20 minutos de caminata, que además son completamente llanos y a través de un camino entre el río y el bosque de lo más fotogénico.
Es un tramo de río ciertamente atractivo y nadie se resiste a pararse a hacer alguna que otra foto del lugar. Cuando la hagas te damos una idea si la vas a subir a tus redes, le puedes poner como leyenda los versos que hizo Gerardo Diego durante su estancia en la ciudad:
Río Duero, río Duero
nadie a acompañarte baja
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa.
Gerardo Diego
No obstante, hemos de decir que no es el único poeta que se puede evocar durante este agradable paseo.. También podemos ir buscando el detalle de los olmos secos similares a los que inmortalizó Antonio Machado. O tener una mayor amplitud de miras y contemplar el paisaje en su conjunto y todavía de la mano de Machado ir fijándonos en:
Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, oscuros encinares.
ariscos pedregales, calvas sierras,
caminos blancos y álamos del río …
Antonio Machado
De este modo el camino pasa muy rápido, y pronto descubrimos la ermita colgada sobre un roquedo. Esa es la foto imperdible. Y todavía no hemos comenzado a descubrir la riqueza de este lugar cargado de leyendas, milagros y espiritualidad.
La historia de la Ermita de San Saturio
Se cuenta que allá por el siglo V, el joven Saturio vio como San Prudencio era capaz de cruzar las aguas del río sobre su capa, sin tan mojarse los pies. Así que decidió abandonar su acomodada vida de noble y retirarse a una cueva que había en estos parajes. Allí comenzó a vivir como un anacoreta, y ese fue el origen de su santidad y también de la ermita que vamos a visitar.
De hecho, cuando se comienza el recorrido por el interior de este templo se hace por su parte inferior que es toda una cavidad natural en la roca. A partir de ahí ya se va ascendiendo por escaleras excavadas en la piedra, que van desembocando en algunos tramos más amplios y anchos como el conocido Cabildo de los Heros o la Capilla de San Miguel Arcángel. Pero hay que seguir subiendo para llegar hasta la iglesia propiamente dicha.
Este es un magnífico templo barroco de planta octogonal, donde llaman la atención las coloridas pinturas de su cúpula. Unos frescos de comienzos del siglo XVIII en los que se distinguen las figuras de diversos santos que como San Saturio vivieron como ermitaños, comenzando por la escena en la que se identifica a Jesucristo en el desierto.
Desde luego al pensar en la modestia absoluta con la que viviría un anacoreta y contemplar la riqueza de esta iglesia se puede pensar que hay una gran diferencia, pero lo cierto es que la explicación está en la devoción. Con el tiempo, San Saturio se convirtió en el patrón de Soria y su cueva se transformó en lugar de culto. Así que lógicamente tenía que tener un templo donde venerarlo. Así se llegó a la construcción de este templo barroco en cuya creación se involucraron los más ricos de la urbe, por lo que no faltaron recursos para llevar a cabo una obra espectacular.
Es un conjunto patrimonial de lo más especial y con multitud de curiosidades, de las cuales se nos da todo tipo de información en las salas de un museo que se creó hace unos años en las dependencias auxiliares de la ermita. Y donde incluso se dedicaron unas salas a recrear la vida de los santeros que antaño se ocupaban de cuidar el lugar y que vivían de la caridad de los sorianos.
Otras visitas recomendables por la zona
Tras todo ese recorrido por el templo y el museo, ya podemos reemprender el camino de vuelta. Pero no hay que pensar que ya no tiene alicientes. Al revés. Se puede evocar a otro de los grandes escritores que se enamoró de Soria. Ahora nos referimos a Gustavo Adolfo Bécquer quien ambientó aquí algunas de sus famosas Leyendas, como la que nos habla de espíritus en el Monte de las Ánimas que tenemos un poco más allá del bosque.
Podemos ir hasta allí para seguir dando un paseo por los alrededores de la ciudad. Es una fantástica opción para pasar una tarde. Pero no sin antes admirar otros dos lugares que son el complemente perfecto a la visita a la ermita. Nos referimos al Monasterio de San Polo, de orígenes templarios, o el vecino claustro de San Juan de Duero, en este caso un monasterio que construyó la Orden de San Juan del Hospital en esta ciudad, que como ya habréis comprobado tiene muchos lugares para sorprenderse.
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