No hace falta irse al otro lado del mundo para descubrir un rincón poco explorado por el turismo. La isla de Man es un destino exótico… a poco más de 130 kilómetros de Liverpool en Inglaterra. Esta isla está en medio de todo, pero parece en mitad de ninguna parte. No pertenece a la Unión Europea, ni siquiera al Reino Unido: tan solo es un territorio dependiente de la Corona Británica.
Esta curiosa mezcla de aislamiento y proximidad ha configurado el insólito carácter de la isla y de los maneses, algo más de 85.000 que viven actualmente en su territorio. ¿Nos acompañas en este viaje para descubrir el misterio que se esconde en la isla de Man?
Manannan, San Patricio y la Suprema Corte de Tynwald
Sede del parlamento más antiguo del planeta… y de algunas firmas tecnológicas conocidas en todo el mundo: tradición milenaria y rabiosa actualidad. Pero el ritmo de vida de los maneses es caribeño, salvo cuando llegan las motos, que todo se acelera hasta el extremo. Esta isla de contrastes inauditos también tiene una larga historia de conquistas. Los celtas llegaron en el 500 a. C. siendo sus primeros pobladores foráneos. Más tarde llegaron los irlandeses que trajeron el gaélico el cual acabaría transformándose en una lengua autóctona: el manés que tras ser declarada en peligro extremo de desaparecer ha vuelto a la vida según el Atlas de la Unesco. De hecho, en 2021 está previsto celebrar el “año del idioma manés”.
Fueron los irlandeses de nuevo, a través del gran patriarca San Patricio, los que introducen el cristianismo en la isla, para pasar después a sufrir los envites de los vikingos que han dejado una gran influencia en el territorio. Fue en ese momento cuando tomaron el nombre del Reino de Man y de las islas… entrando en escena Manannan, deidad acuática de origen irlandés que se han convertido en el dios protector de los maneses. También en esa etapa se funda la Suprema Corte de Tynwald, que se ha convertido en el cuerpo parlamentario con existencia continua más antiguo del mundo: ¡fue fundado en el año 979!
Más adelante, por el Tratado de Perth, en 1266, Noruega entrega la isla de Man a Escocia, pasando en el siglo XIV a la Corona de Inglaterra… pero nunca fue anexionado oficialmente al Reino Unido lo que le influye en el carácter tan particular de los maneses. Los reyes británicos —en este caso Isabel II—, son los soberanos de la isla con el título de Señor de Man además de contar con un gobernador general procedente de Reino Unido. Pero la isla de Man tiene gobierno, parlamento y sistema judicial totalmente independientes.
Qué ver y qué hacer en la Isla de Man
“Aparte de un castillo, un trenecito y el gusto por matarse en una moto, el mayor interés de la isla de Man son las sociedades que se registran allí para no pagar impuestos”. De forma un tanto ofensiva resumían así en un artículo de El País los atractivos de este territorio. A buen seguro que el texto no estaba financiado por el departamento de turismo de la Isla de Man. Y es que, efectivamente, una de las cosas que se ha hecho en la isla en los últimos tiempos es facilitar la llegada de divisas extranjeras para animar la economía local.
Pero, además, desde hace dos décadas, las autoridades de la isla se pusieron como objetivo diversificar las actividades económicas atrayendo capital tecnológico. La laxitud de la isla de Man en cuestiones de impuestos también facilitó que varias empresas de juegos online se establecieran aquí caso de la célebre Poker Stars. Pero además se está creando un cluster vinculado a la industria del videojuego con empresas como Microgaming.
Sí, en la Isla de Man se hace dinero, pero a un ritmo muy, muy diferente al de la City de Londres. Solo hay que pasarse por Douglas para comprobarlo. La capital de la isla es la primera parada de la mayoría de viajeros que llegan aquí. Una tercera parte de los habitantes de este territorio viven Douglas. En un islote de Saint Mary en el extremo de la Bahía de homónima encontramos la Torre del Refugio.
Se llama así porque se convirtió en un lugar de salvación para muchos marineros que naufragaban en las proximidades de la isla de Man. De hecho, las inclemencias del tiempo siguen afectando el ritmo de llegada de los ferrys procedentes del continente: por lo visto, a Manannan no le gustan mucho las visitas de extraños…
Uno de los principales atractivos para el turismo son los castillos de la isla de Man. El Castillo de Peel se eleva en la Isla de San Patricio y rememora la herencia vikinga de la isla mientras que el Castillo de Rushen situado en Castletown, la capital histórica de Man, es una de las fortalezas medievales mejor conservadas de toda Europa. Este castillo también empezó a construirse en época vikinga pero fue rematado durante diferentes etapas hasta el siglo XVI.
Otra buena forma de penetrar en la cultura manesa es acudir a la Casa Manannan también en Peel. La casa explora la tradición histórica de la isla que combina herencia celta, vikinga, irlandesa y británica. Así mismo, se puede conocer el tipo de casa original del pasado celta así como una réplica del barco vikingo Odin’s Raven que zarpó de Noruega en 1979 rememorando la conquista de la isla por parte de los pueblos del norte.
Y si hablamos de museos curiosos no podemos perdernos Cregneash, un centro que bucea en la historia de la isla de Man desde un punto de vista etnográfico. Se trata de un pueblo-museo que ha mantenido algunas de las antiguas viviendas de los locales incluyendo sus dependencias y herramientas. Una buena forma de conocer el tradicional estilo de vida de los maneses.
Por supuesto, no nos podemos ir de la isla de Man sin hacer referencia a su evento más conocido a nivel internacional. Con más de un siglo de historia a sus espaldas y durante décadas perteneciendo al Campeonato del Mundo de Motoclismo, el TT Isla de Man es extraoficialmente conocido como la carrera de motos más peligrosa del mundo, un espectáculo para los moteros de todo el mundo que pone la piel de gallina a los espectadores…
Pero lo mejor de la isla de Man, además de los maneses, es la naturaleza, sus senderos, sus playas, y esa niebla que, según cuenta la leyenda, extendía el dios Manannan para proteger la isla de sus invasores. Un destino también ideal para los amantes de la fauna salvaje: las focas, las aves migratorias o el tiburón peregrino, el segundo pez más grande del mundo, son algunos de sus visitantes más ilustres.
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