Un viaje en tren para revivir una de las escenas más recordadas de la literatura, aquella en la que Alonso Quijano, en el culmen de su entrañable delirio, carga contra unos molinos que confunde con gigantes. Aquel capítulo tenía lugar en el entorno de Campo de Criptana, donde los molinos cumplían una función primordial: moler el grano que era la base de diversos alimentos.
Y ese es el principal atractivo del Tren de los Molinos, un viaje de algo más de hora y media desde Madrid a la provincia de Ciudad Real que nos adentra en una tierra áspera y ventosa, recia y rotunda, allá donde Don Quijote y Sancho Panza vivieron una aventura inolvidable.
En un lugar de Campo de Criptana
—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
—Bien parece —respondió don Quijote— que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
El Qujiote, Miguel de Cervantes
No, Sancho no estaba cursado en “esto de las aventuras”. Pero gracias a él, el bueno de Don Quijote se libró de unas cuántas “batallas desiguales”. Pero contra el aspa del molino, poco pudo hacer. El capítulo VIII de El Quijote es uno de los famosos de la obra de Cervantes, una escena que, por su valor metafórico, forma parte de la cultura popular desde hace más de cuatro siglos.
El Tren de los Molinos nace con el objetivo de poner en valor este legado cultural proponiendo un viaje hasta Campo de Criptana, en el corazón de La Mancha, allí donde Cervantes localizó el escenario perfecto para situar uno de los grandes momentos de su obra magna.
Adscrito al Plan de Sostenibilidad Turística de Campo de Criptana y con el apoyo de diferentes entidades públicas, como la Secretaría de Estado de Turismo o el propio Ayuntamiento de Campo de Criptana, el Tren de Los Molinos nos ofrece un recorrido por los enclaves más importantes de la localidad ciudadrealeña.
Bodega de Castiblanque
El mar de viñas que circunda Campo de Criptana, es el primer escenario de este recorrido. Y es que Castilla La Mancha abriga la mayor extensión de viñedos del mundo. Para conocer más de cerca la viticultura manchega, nos acercamos a la bodega Castiblanque que trabaja 120 hectáreas de esta inmensidad.
Ubicada en el centro de Campo de Criptana, el centro administrativo y bodega de Castiblanque ofrece al visitante un recorrido por sus diferentes dependencias cuyo origen está en la adaptación de una antigua bodega del siglo XIX. La visita, por supuesto, termina con una degustación acompañada de bocados de la tradicional cocina manchega.
Pozo de Nieve y ermita del Cristo de Villajos
La segunda parada de este viaje por tierras manchegas nos lleva al norte de Campo de Criptana donde se ubica un cerro desde el que disfrutar de otra perspectiva de la localidad ciudadrealeña. Allí descubrimos el Pozo de Nieve, un ejemplo de arquitectura popular del XVIII que servía para almacenar y conservar hielo para su distribución y venta. Hasta 190 toneladas de hielo y escarcha, obtenidos de la nieve que caía en esta meseta, se llegaban a albergar en esta construcción a fin de conservar mejor los alimentos.
Y a un paso del Pozo de Nieve, la ermita del Cristo de Villajos, patrón de Campo de Criptana. De origen medieval fue reedificada en la segunda mitad del XVII siendo su exterior remodelado hace 40 años con un estilo neorrománico. Lo más interesante, no obstante, es su interior, con su nave cubierta por bóveda de cañón con lunetos y falsos ventanales.
Los Gigantes de Don Quijote
La Sierra de los Molinos es el tercer escenario de este itinerario, el marco de la memorable ‘batalla’ de Alonso Quijano contra las aspas de un molino. Según el catastro que se encargó por mediación del marqués de la Ensenada en el XVIII, en esta zona al norte de Campo de Criptana se certificaron más de 30 molinos, de los cuales se conservan solo una decena, siendo Sardinero, Burleta e Infanto los mejor conservados.
Un paseo por este paraje icónico de Castilla La Mancha nos conecta con el Siglo de Oro y con sus tradiciones que, desde el siglo XVI, han ayudado a desarrollar la economía de un suelo enmoquetado de cereal.
La visita al Centro de Interpretación de los Molinos de la Mancha Gigantes del Quijote completa esta experiencia: aquí podremos conocer los diferentes tipos de molinos que existen, la maquinaria que utilizan para moler el grano, sus elementos, la importancia que tuvieron para la economía de La Mancha y su vínculo con El Quijote.
El encanto del Albaicín
Pero una visita a Campo de Criptana nunca estaría completa sin un paseo por el barrio del Albaicín, que no es el de Granada, pero ni falta que hace, porque el barrio criptanense comparte con el granadino la estructura laberíntica de sus callejuelas.
Desde este barrio ubicado al norte del pueblo, cerca de la esplanada donde se localizan los molinos, tenemos unas privilegiadas vistas de la Sierra de los Molinos.
Sus calles estrechas, empedradas (y empinadas), así como sus viviendas tradicionales ofrecen un baño de azules vibrantes y blancos relucientes de cal y pintura: son casitas blancas decoradas con un cinturón en color añil que les dan un aspecto singular. Un entrañable escenario que nos traslada a otro tiempo, cuando un largo y enjuto caballero y un bajito y rechoncho escudero retaron a los gigantescos molinos de La Mancha.
Tren de los Molinos: información práctica
El Tren de los Molinos sale de Madrid Chamartín a las 9:25 y de Atocha a las 9:38 llegando a Campo de Criptana a las 11:08. La vuelta desde Campo de Criptana es a las 19:05 llegando a Atocha a las 20:28 y a Chamartín a las 20:42.
Las próximas salidas son el 18 de junio, el 10 y el 24 de septiembre y el 8 y 22 de octubre. El precio para adultos es de 45 euros y para menores de 14 años de 20 euros, mientras que los niños menores de 4 años viajan gratis (sin ocupar asiento).
El viaje incluye ida y vuelta en tren de Media Distancia, con amenización a bordo del tren de un grupo de actores (incluyendo la visita del mismísimo Miguel de Cervantes), además de visitas guiadas y degustación en bodega.
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