En los lugares más lejanos del mundo podemos encontrar historias tan curiosas como sorprendentes, de esas que deseamos contar a la vuelta de nuestros viajes o tan pronto como las conocemos a nuestros familiares y amigos. Y tal sucede con una típica casa inglesa que fue construida en un continente y que para visitarla tienes que volar a otro.
Hoy te contamos ese caso tan especial: el viaje de la casa del capitán Cook, el gran marino y explorador británico que descubrió gran parte de Oceanía, y en la que estuvo instalado al regresar de su viaje a Australia.
La casa del capitán Cook
La casa del capitán James Cook, también conocida como Cooks’ Cottage, se encuentra en Melbourne, en los hermosos jardines Fitzroy. Esta hermosa vivienda inglesa es el edificio histórico más antiguo de Australia, ya que se construyó en el año 1755. No obstante, aunque para visitarla debas viajar al territorio australiano, la casa de Cook, que en la actualidad es un museo, se levantó muy lejos de allí, en Inglaterra.
James y Grace Cook, los padres del explorador y aventurero, encargaron la construcción de este cottage a mediados del siglo XVIII en Great Ayton (North Yorkshire). Era tal la ilusión que les hacía su casa, que grabaron sus iniciales a la entrada de la misma, aunque también hay expertos que consideran que la casa pudo ser levantada sobre los restos de otra, por la antigüedad de algunos y otros sectores.
Sea como fuere, desde el año 1873, la propiedad pasó a manos de otra familia que nunca llegó a residir en ella. Pero en 1933, cuando los precios inmobiliarios bajaron sobremanera durante la Gran Depresión, la casa se puso a la venta. Se cuenta que la propietaria por aquel entonces, la familia Dixon, estableció como condición para venderla que el edificio permaneciera en Inglaterra. Las ofertas no se hicieron esperar.
Compradores de todas las partes del mundo pujaban por hacerse con ella, pero los Dixon tenían aquella idea fija en su mente y rechazaron a muchos de ellos. Los americanos, por ejemplo, pretendían llevársela otro lado del océano, de manera que los Dixon se negaron a venderla por el tema del traslado. Si algo tenían claro era que deseaban conservarla de una pieza en Inglaterra.
El trayecto de la casa del capitán Cook
Pero al fin el inmueble encontró un adecuado comprador. Mientras los Dixon rechazaban todas y cada una de las ofertas que procedían del extranjero, la noticia de la venta de la casa del capitán Cook llegó a Australia. Fue a través de un artículo en el periódico australiano The Herald. Cuando un historiador que años antes había visitado la casa lo leyó, se apresuró a avisar al Consejo para el Centenario de Melbourne (Council for Melbourne’s Centenary), que llevaban algún tiempo buscando un modo especial de celebrar los cien años de la fundación de la ciudad.
Fue Sir Russell Grimwade, un filántropo y miembro del consejo, quien decidió intervenir para adquirir el inmueble. Lo cierto es que tuvo que convencer a los Dixon de que se la vendieran, pues la idea era transportar el edifico hasta Australia. Al final, con eso de que seguía formando parte del imperio británico, los convenció. Grimwade adquirió la vivienda por 800 libras y ordenó prepararla para trasladarla al otro continente, pues su intención seguía siendo regalársela a la población de Victoria para conmemorar el centenario de la fundación de la ciudad de Melbourne en octubre de 1934.
Como consecuencia, la casa fue desmontada ladrillo a ladrillo, bajo la supervisión de los arquitectos Brierley, Rutherford y Syme. A cada pieza se le asignó un número para su posterior reconstrucción y todas ellas se embalaron adecuadamente en barriles para transportarla en barco hasta Australia. El desmantelamiento y el transporte de la vivienda supuso un coste de más de 1700 libras. En el terreno donde hasta entonces se levantó el cottage, Grimwade también se encargó de costear un obelisco como agradecimiento a las gentes de Yorkshire.
Después de semejante singladura, y tras haber llegado a puerto en abril de 1934, la casa de Cook se reconstruyó de nuevo en los jardines Fitzroy (Fitzroy Gardens), con las 253 piezas metidas en 40 barriles que habían cruzado los océanos en barco. Las obras tardaron seis meses y, al final, se convirtió en todo un símbolo de Melbourne. La construcción fue entregada por Grimwade en una ceremonia formal al pueblo de Victoria el 15 de octubre de 1934.
Visita la casa del capitán Cook
Curiosamente, el capitán Cook no vivió en esta vivienda. Y es que el aventurero estuvo una década lejos de casa cuando sus padres la construyeron, así que solo permaneció en ella por cortas temporadas. Entre ellas, destaca precisamente el tiempo que pasó el navegante con su padre en el cottage en el invierno de entre los años 1771 y 1772, al regresar de su viaje a Australia.
No obstante, la casa natal de Cook, en Marton-in-Cleveland, no se conserva, pues fue demolida en el año 1786, por lo que la casa de Yorkshire es el único nexo histórico con el pasado de tan ilustre personaje.
La casa inglesa que cruzó los océanos se encuentra en perfecto estado y su imagen conforma una auténtica postal, ya que fue objeto de dos restauraciones, una en la década de los cincuenta del siglo XX y otra en el año 1978. Y en los jardines se encuentra una estatua de bronce del capitán Cook. Además, este espacio también recrea un típico jardín inglés del siglo XVIII, con especies inglesas y europeas, y con numerosas plantas medicinales.
La casa del capitán Cook (Cooks’ Cottage, Fitzroy Gardens, Wellington Parade, East Melbourne VIC 3002) puede visitarse durante todo el año, entre las 09:00 y las 17:00 horas. En ella encontrarás mobiliario y objetos del siglo XVIII, así como voluntarios vestidos de época que contribuirán a que sientas que viajas en el tiempo. Las guías disponibles para la visita las encontrarás, además de en inglés, en italiano, español, alemán, francés y japonés, entre otros.
Únete a la conversación