Al noroeste de Ciudad Real, entre los montes de Toledo y el Campo de Calatrava, se extiende Entreparques, un territorio que ha vivido en los últimos años un decisivo impulso gracias a la labor de la Asociación de Desarrollo Cabañeros Montes Norte cuyo objetivo ha sido poner en valor un destino con grandes atractivos naturales y culturales.
Montes y lagunas de origen volcánico, frondosos robledales, colonias de nenúfares y ruinas medievales configuran un paisaje siempre cambiante, siempre encantador. Acompáñanos al norte de Ciudad Real, para descubrir Entreparques un paraíso natural a la vuelta de la esquina.
La secreta belleza natural de Entreparques
Por muy hermoso que sea un territorio, si no se difunden sus atractivos pasará desapercibido entre la mayor parte de viajeros. Esto es lo que ha planteado el Grupo de Acción Local Entreparques, una asociación de la que forman parte 24 municipios, 3 pedanías, además de diversas entidades privadas que, con el apoyo de A{2h}de, han dado un impulso definitivo para que este destino comience a atraer a viajeros que buscan descubrir nuevos territorios al margen de las rutas turísticas tradicionales.
Porque Entreparques se ubica, tal y como el nombre sugiere, entre dos parques: el Parque Nacional de Cabañeros y las Tablas de Daimiel. El territorio que conecta ambos parques es una suerte de paraíso por descubrir en el que abundan los tesoros naturales, los rincones insólitos para disfrutar del silencio y los pueblos con encanto.
Arrancamos nuestro viaje por el patrimonio natural de Entreparques en Valdeibañez, una zona ubicada en el entorno de Los Cortijos, al oeste de Cabañeros. En él podemos caminar entre algunos de los mejores robledales de la zona observando el relieve apalachense de la comarca ciudadrealeña de los Montes.
Al sur de Valdeibañez nos encontramos con otro de los paisajes más característicos de Entreparques, el relieve volcánico de las Navas de Malagón que incluye tres maares o lagunas de origen volcánico. La salinidad variable de este entorno explica su diversidad biológica siendo Reserva Natural y Zona de Especial Protección para las Aves. En este sentido, hasta podemos ver por aquí a flamencos entre otras aves migratorios.
A unos 20 minutos al oeste de las Navas de Malagón alcanzamos el Volcán del Cerro de los Santos declarado Monumento Natural: su curioso relieve formado por un domo con forma de cúpula destaca sobre el entorno.
Ya que estamos aquí, no perdamos la oportunidad de darnos una vuelta por la cercana Porzuna y admirar la iglesia gótica de San Sebastián Mártir o las intervenciones del artista austríaco Nychos en la fachada de un silo de la localidad. ¿O pensabas que el arte contemporáneo no llegaba hasta aquí?
A algo más de 30 kilómetros al sur de Porzuna nos encontramos con el Volcán y la Laguna de Peñarroya, con sus laderas de encinares, lentisco y coscoja. Si subimos al conocido como Vértice Geodésico de Peñarroya a través de un sendero podremos disfrutar de una fantástica panorámica del maar de Peñarroya, un tesoro acuático de Entreparques.
Y es que este territorio de Ciudad Real también destaca por sus espacios fluviales conocidos como tablas como las del vecino parque de Las Tablas de Daimiel. El Bullaque, afluente del Guadiana, es el río que vertebra este territorio atravesando en su curso poblaciones como El Robledo, Piedrabuena o la mencionado Porzuna. Este río permite disfrutar del baño y la práctica del piragüismo, pero también de su vegetación encarnada por su espectacular colonia de nenúfares.
A unos 60 kilómetros al oeste de Porzuna, ya cerca de la frontera con Extremadura, nos encontramos con una de las zonas más espectaculares de este territorio: el estrecho de las Hoces, un lugar en el que el Guadiana se retuerce entre picos y gargantas, otro lugar ideal para el senderismo.
Por su parte, la Laguna de Caracuel, al sur del castillo homónimo y a media hora de la capital provincial, es un humedal de carácter temporal, también de génesis volcánica, al que acuden numerosas aves acuáticas y en el que habita una importante comunidad de anfibios.
El patrimonio cultural de Entreparques
La presencia humana en este territorio de esplendor natural nos propone un viaje en el tiempo que comienza en el Parque Arqueológico Alarcos en la localidad de Poblete, a un paso de la capital provincial.
El parque exhibe vestigios de los pueblos íberos entre el V y el I a. C. anteriores a la romanización, así como de la ciudad medieval de Alarcos, abandonada tras la batalla homónima, gran derrota del ejército cristiano a finales del XII y del que solo se pudo recuperar años más tarde tras la victoria en las Navas de Tolosa.
Y es que el recuerdo medieval también es uno de los grandes atractivos de Entreparques, encarnado por varias ruinas de castillos que enamorarán a los fanáticos de la Edad Media. El Castillo de Caracuel de Corral de Calatrava, heredero de la antigua ciudad romana de Carcuvium, es de origen musulmán luego reformado tras el asentamiento cristiano.
Por su parte, el Castillo de Miraflores en Piedrabuena es otra seductora ruina desde la que podemos observar fantásticas vistas del entorno de la comarca. En origen, fortaleza musulmana no fue hasta 1212 cuando pasa a manos cristianas.
Y terminamos nuestro recorrido por Entreparques en una de las ruinas más evocadoras del entorno: el Puente de las Ovejas, a diez minutos de Pozuelos de Calatrava, fantástico testimonio de la trashumancia de los pastores y sus rebaños de merinas. Se trata de un estrecho puente de siete ojos sobre el Guadiana que cuenta con bancos de madera desde los que admirar una vez más este inexplorado paraíso natural a la vuelta de la esquina.
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