Ahora que el calor ya va bajando en Madrid es un buen momento para recuperar las rutas por la región descubriendo algunos de sus enclaves más espectaculares. En el entorno de la Sierra de Guadarrama tenemos mucho donde elegir, pero no cabe duda de que La Pedriza es uno de esos hitos geológicos que hay que ver de cerca, al menos una vez en la vida.
Y si se combina con una visita a su guardián más fiel, el castillo de Manzanares El Real, la jornada nos puede salir redonda. Acompáñanos en esta ruta por el norte de Madrid haciendo un 2×1: senda y castillo, naturaleza e historia.
La Pedriza, la puerta blindada del Guadarrama
La Pedriza constituye la entrada más meridional al Parque Nacional del Guadarrama, custodiando uno de sus cinco centros de visitantes junto al de Valle de La Fuenfría, Boca del Asno, Peñalara y el Valle del Paular. Lo podemos encontrar al oeste de Manzanares El Real, siguiendo la carretera de La Pedriza, la mejor manera de informarse acerca de la visita a este mítico batolito granítico.
Porque La Pedriza no tienen parangón en la península ibérica según los geólogos: es una masa pétrea de 3200 hectáreas formada por rocas graníticas a lo largo del Carbonífero hace 300 millones de años. Ubicada en la vertiente sur de la Cuerda Larga asciende desde los 890 metros en el que se sitúa aproximadamente el pueblo, a los más de 2000 metros de los riscos de las Torres de La Pedriza.
Y aunque un profano lo vea como un bloque único, La Pedriza se divide en tres partes, el Alcornocal, La Pedriza Anterior y la Posterior, siendo las dos primeras visibles desde el pueblo.
Pero lo que ha cimentado la fama de este lugar es también la singularidad de las formas de sus picos y riscos generados por su composición heterogénea: piedras de diferentes características que han reaccionado de diversas maneras al modelado climático.
Con un poco de imaginación seguro que puede localizar Las Cuatro Damas, El Elefantito o Los Fantasmas. Si a estas caprichosas y legendarias formas unimos el llamativo tono ocre-rojizo de buena parte de La Pedriza fruto de la oxidación del hierro, tenemos un espectáculo natural sinigual que se puede recorrer en diversos senderos.
Senda Maeso
Corta, pero dura. La Senda Maeso tiene solo 5 kilómetros (ida) pero con una considerable pendiente. No en vano nos acerca a una de las cimas de La Pedriza Anterior, El Yelmo, una gigantesca peña que alcanza los 1717 metros de altura muy cerca de Los Fantasmas que rozan lo 1730. El Yelmo es, además, uno de los lugares más venerados por los escaladores que frecuentan La Pedriza.
En dos horas y media, a un ritmo moderado, podemos completar esta ruta hasta las faldas de El Yelmo superando los 700 metros de desnivel desde que arrancamos junto a la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves. Siguiendo hacia el norte por la calle Panaderos y la de Las Peñas llegamos a un hito de marcas blancas y amarillas donde arranca el PRM-1, la Ruta Integral de la Pedriza de la que forma parte esta ruta mucho más corta.
Senda Cancho de los Muertos
Una buena alternativa a la Maeso es la Senda del Cancho de los Muertos que nos lleva en una ruta circular de algo más de 5 kilómetros y un desnivel de poco más de 300 metros hacia la zona occidental de La Pedriza, al oeste del Yelmo.
En este caso, arrancamos ya en plena Pedriza, desde el aparcamiento de Cancho Cochino —otra sencilla ruta desde el pueblo de solo 5 kilómetros acerca a este punto, por si las quieres combinar— en dirección al Collado Cabrón, atravesando bosques de pinos y cipreses, para después subir hasta el Cancho de los Muertos y regresar hacia el sur siguiendo el curso del Arroyo de la Majadilla.
Senda de la Charca Verde
Y no nos podemos ir de La Pedriza sin visitar uno de sus grandes hitos, la Charca Verde. Aunque ya hace tiempo que está prohibido bañarse en este entorno —y en realidad en todo el río Manzanares—, la Charca Verde no deja de ser un espectáculo que merece la pena conocer, aunque no podemos meter el pie.
Desde el propio aparcamiento del Canto Cochino se cruzar el puente homónimo y en poco menos de una hora estamos ante la Charca Verde, esa gran poza en el tramo alto del Manzanares que debe su nombre a la pigmentación de las rocas y al reflejo del agua.
El castillo de Manzanares El Real
No nos extraña nada que Diego Hurtado de Mendoza, almirante de Castilla y multimillonario bajomedieval, le echara el ojo a este lugar donde decidió construir un nuevo castillo para mayor gloria de La Pedriza… y de la suya propia: imagina levantarte por la mañana y subirte a la Torre del Homenaje de tu castillo para disfrutar de las vistas del batolito granítico…
Y para que el castillo no palidecería ante la presencia rotunda de su vecino pétreo, los Mendoza llamaron a Juan Guas, arquitecto de los Reyes Católicos, para que dieran el toque final a este castillo que es uno de los más bonitos de toda la Comunidad de Madrid.
Construido en una época de transición del Gótico al Renacimiento, el castillo de Manzanares El Real muestra características de ambos periodos, estando a medio camino del castillo medieval y del palacio renacentista. Al exterior es una mole de apariencia infranqueable, incluyendo dos líneas defensivas y barreras de artillería: la primera línea está perforada por troneras o bocas de fuego para lanzar proyectiles, una muestra de la última tecnología militar de la época.
Pero al interior, no faltan espacios representativos y lujosos diseñados tanto para celebrar actos públicos como para ofrecer descanso exclusivo a sus moradores. Pasando el foso, hoy colmatado, y la barbacana, podrás disfrutar de algunas espectaculares salas como el Estrado de Damas o la Sala del Infantado donde ahora se exhiben diferentes piezas artísticas.
Pero, probablemente, lo más fascinante del conjunto además del patio de armas —un espacio siempre único en un castillo— es la galería de Juan Guas desde donde se contempla actualmente el embalse de Santillana y el cerro de San Pedro.
Y en la cima del castillo, las torres y el adarve que fascinarán a los amantes de las leyendas medievales: desde este punto tenemos unas fantásticas vistas de todo el entorno de Manzanares El Real, pudiendo disfrutar de los diferentes picos y riscos de la Pedriza y del resto de la Sierra de Guadarrama, desde La Maliciosa o La Bola del Mundo con sus más de 2.200 metros de altura hasta la propia Peña del Yelmo, culminación de una de nuestras rutas anteriores.
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