La geopolítica, a veces, es caprichosa. De tal manera, nos encontramos algún que otro pueblo en sitios que se supone que no debieran estar. Así sucede con una localidad española que se encuentra rodeada por territorio francés por sus cuatro costados, y no todo el mundo sabe siquiera que existe.
¿Sabes a qué sitio nos referimos? Te presentamos el pueblo que está en Francia pero es español, ubicado muy cerca de la península pero en el país vecino. Te contamos la historia de por qué se da esta situación y todo lo que te espera en esta región de la Cerdanya. ¿Te animas a convertirlo en tu próximo destino?
Llívia
Llivía se localiza en el país vecino, al otro lado de los Pirineos, en la falda del pico del Carlit, pero se trata de un pueblo español. De hecho, esta histórica región, a 1.223 metros de altitud sobre el nivel del mar, pertenece a la provincia catalana de Girona. Sin embargo, el municipio de Llívia, que alberga el pueblo del mismo nombre, limita al norte, al sur, al este y al oeste con Francia.
La excepcional ubicación en la que se encuentra ha provocado que este enclave se haya convertido en un popular destino turístico para los amantes del esquí, el snowboard y los deportes de montaña, puesto que desde él se puede uno moverse con comodidad y rapideza la Cerdanya catalana y francesa. Además, su patrimonio cultural e histórico también reviste interés, de manera que podría decirse que Llívia lo tiene todo para disfrutar de una escapada o unas vacaciones.
¿Por qué Llívia es española?
Pero ¿por qué Llívia es española? Pues para comprender este hecho tenemos que remontarnos al siglo XVII, tras la guerra de los Treinta Años, el último de los grandes conflictos europeos que trajo causa de enfrentamientos religiosos. De hecho, se considera que esta larga contienda fue la que puso fin a la reforma protestante de aquel tiempo.
La guerra de los Treinta Años terminó por medio de la firma del Tratado de los Pirineos en el año 1659, con el que se firmó la paz por medio de una serie de acuerdos que fueron concretados un año después en el Tratado de Llívia. En este, España cedía a Francia una cantidad de 33 pueblos ubicados en la comarca oriental de la Cerdanya. Curiosamente, Llívia también debería haber ido en ese lote; sin embargo, se libró por una particularidad: su condición de villa. Al ostentar tal título, concedido tiempo atrás por el emperador Carlos V, Llívia prosiguió estando bajo el dominio de la monarquía española. Así quedó aislada en un territorio extranjero al tiempo que seguía siendo lo que históricamente había sido siempre: española.
Y es que al redactarse el tratado que puso fin a la guerra y que especificaba las condiciones que ambas partes debían cumplir, se cometió el error de nombrar solo el término pueblo, un simple fallo técnico que excluyó a las villas. En este caso solo había una, Llívia, la misma que se libró de seguir el destino de la más de treintena de pueblos entregados de la Cerdanya. ¿Hubiera podido corregirse la redacción del tratado para corregir ese fallo e incluir esta localidad? Sin duda, pero ambos firmantes, representantes de los países de Francia y España, estaban especialmente ansiosos en poner fin por completo al conflicto, así que decidieron pasarlo por alto y prefirieron asumir esta excepción. No obstante, los franceses sí impusieron una condición. Aceptaban que Llívia siguiese bajo el poder de la soberanía española siempre y cuando la villa no fuera fortificada jamás. Esta solución apresurada, efectuada en 1660, es la que sigue vigente a día de hoy. Y ya han pasado siglos.
Qué ver en Llívia
Para llegar a Llívia debes seguir una carretera de titularidad española: la N-154. Así que, si te animas a descubrir tan singular destino, no te pierdas su casco antiguo, donde te sorprenderán sus callejuelas medievales, las casas solariegas pirenaicas y los edificios modernistas. El Museu Municipal constituye una visita obligada para conocer la localidad, puesto que además alberga la farmacia más antigua de Europa, en funcionamiento desde el año 1594.
Entre los principales monumentos Llívia, destacan asimismo la iglesia gótica de la Mare de Déu dels Àngels, del siglo XII, y la torre de Bernat de So, del siglo XV. Tampoco olvides la Pedra Dreta, un altar de época prerromana que cuenta la leyenda que se trata en realidad de un pastor petrificado por culpa de un encantamiento. Y si lo tuyo es la música, ten en cuenta que cada temporada de verano y cada temporada de invierno se celebra en la iglesia parroquial el Festival de Música Vila de Llívia. Las cualidades acústicas del templo son fabulosas, por lo que convierten el evento cultural en algo único.
Alrededores de Llívia
Esta zona de la Cerdanya es perfecta para realizar paseos a caballo, rutas en bici y practicar senderismo. Los itinerarios bien señalizados son numerosos, entre los que destacan el que conduce hasta las fuentes del Hierro y del Azufre y al antiguo castillo de Llívia, desde donde contemplarás unas preciosas vistas. También es posible disfrutar de los deportes de aventura, la pesca y el tiro con arco. Además, a 30 minutos de la localidad se encuentra la Estación de Esquí de La Molina, con un gran snowpark y 68 pistas para distintos niveles de dificultad, así como el super pipe de mayor tamaño de todos los Pirineos. También ofrece un Centro de Deportes Adaptado.
De igual modo, el entorno de Llívia te permite realizar numerosas excursiones. Se encuentra solo a 10 minutos en coche de la localidad de Puigcerdà, en la provincia de Girona. Aquí es posible pasear junto al lago y el parque Schierbeck, diseñado a finales del siglo XIX a petición del cónsul de Dinamarca German Schierbeck. De ahí su nombre. Y, en territorio francés, puedes acercarte a conocer Estavar, a un par de kilómetros de Llívia. ¡Anímate a descubrir un precioso destino español en plena Francia!
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