El pasado mes de junio, Mercure Hotel abrió sus puertas en Benidorm con el claro objetivo de aportar algo diferente a la habitual oferta hotelera de la ciudad. Será el primer hotel de la enseña en este conocido destino turístico y el undécimo de la marca en España dentro de su estrategia de dar más importancia a este mercado.
El Mercure Hotel Benidorm se encuentra ubicado en la Playa de Poniente, a unos 15 minutos andando de la Playa de Levante o a unos 10 minutos del famoso mirador del Balcón del Mediterráneo, uno de los lugares más conocidos de Benidorm.
Una reforma integral que apuesta por el diseño
El edificio ha sido reformado de forma íntegra a partir del antiguo Hotel Benilux Park. Para el nuevo proyecto, la familia propietaria decidió acometer una importante remodelación que ha transformado el hotel creando un espacio minimalista, exclusivo y con una fuerte esencia mediterránea que impregna cada estancia del Mercure Hotel Benidorm.
El estudio de arquitectura e interiorismo Burondo ha sido el responsable de la reforma y los diseños interiores de la mano de las hermanas Beatriz e Isabel Blanco. El artista Jorge Parra ha sido otra parte fundamental en el diseño del hotel con la creación de una serie de murales y piezas únicas de cerámica pintadas a mano y creadas expresamente para el nuevo hotel.
Las nueve plantas del edificio se dividen en 186 habitaciones, incluyendo cinco suites que cuentan con vistas al mar, una terraza descubierta, bañera exterior y espectaculares vistas. El resto de habitaciones disponen también de terrazas cubiertas y una de las habitaciones es un dúplex presidido por una escalera de caracol que lo hace realmente especial.
El hotel también cuenta con una sala de reuniones con capacidad para 40 personas, un gimnasio y un centro de fitness. Pero los espacios comunes más atractivos se encuentran en el exterior, con una agradable piscina climatizada y un jardín al más puro mediterráneo. Y es que el hotel cuenta con varios elementos que pueden convertirse en auténticos iconos. Así, por ejemplo, la fachada de pavés transparente se activa cuando cae la noche y el interior del hotel se ilumina, consiguiendo que la vida interior del hotel se exprese desde el exterior.
La otra estrella del hotel es su piscina exterior climatizada en la que podremos encontrar un bar y un espacio chill out que promete muchas horas de diversión este verano. Los alrededores de la piscina están rodeados por un espectacular jardín mediterráneo diseñado por el paisajista Álvaro Sampedro, que adorna el espacio del hotel y que incluye un huerto de olivos y plantas aromáticas que son usadas para la cocina del hotel.
Porque este es sin duda otro de los platos fuertes del Mercure. La oferta culinaria se materializa con Malaspina, un restaurante integrado en el hotel pero que también lo pueden visitar personas que no estén hospedadas en el Mercure. Malaspina basa su oferta en la cocina mediterránea y cuenta con un show-cooking y bar de cócteles que hará las delicias de los afortunados que tengan la oportunidad de visitarlo.
El Mercure Hotel Benidorm quiere convertirse en un referente en la ciudad, posicionándose como un hotel urbano en un destino vacacional, algo poco habitual, pero que por supuesto tiene un público que no encontraba este tipo de oferta hasta ahora en la Costa Blanca.
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