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El mundo está cambiando y el urbanismo y la arquitectura son uno de los principales pilares de esta evolución. Proyectar ciudades más humanas, agradables y sostenibles está sobre la mesa de diseño de la mayor parte de estudios de arquitectura del mundo. Pero para que las ideas de estos arquitectos y urbanistas se plasmen en las ciudades debe darse el apoyo (y la financiación) tanto de instituciones públicas como privadas.

Singapur es una de esas ciudades sinérgicas en las que todo es posible. Y los Jardines de la Bahía es la última joya de su revolucionario urbanismo: un paisaje que parece surgido de una película de ciencia ficción.

Jardines de la Bahía: la ecologización de Singapur

Jardines de la Bahía
Los Jardines de la Bahía Sur con Marina Bay Sands y el resto del skyline singapurense al fondo. Fuente: Unsplash

Los ‘súper árboles’ de Bay South se han erigido en uno de los iconos de una ciudad llena de iconos. Porque Singapur no solo tiene uno de los skylines más famosos del mundo y uno de los hoteles más reconocibles del planeta: toda la ciudad es un símbolo del progreso económico que han alcanzado algunos territorios de Asia (aquellos países conocidos como ‘tigres asiáticos’), un impulso económico que trata de ocultar su lado oscuro luciendo un desarrollo urbano espectacular el cual ha tenido que hacer frente —como buena parte de las megalópolis orientales— a la dificultad para crecer. Pero ni el mar ha podido detener a Singapur.

A principios del siglo XXI, las autoridades de Singapur, conscientes del urbanismo agresivo de las décadas precedentes que comenzaba a ahogar a los ciudadanos, iniciaron un proyecto para ampliar la ciudad creando un gran jardín, un espacio natural que supusiera un respiro para la ciudad: un oasis verde que diera color (y oxígeno) a una ciudad marcada por el gris metálico de sus edificios. Así surgen los Jardines de la Bahía que se sitúan en un territorio ganado al mar durante las décadas finales del siglo XX en la zona de Marina Bay, donde también se sitúa el famoso edificio Marina Bay Sands.

Fue en 2006 cuando se convocó un concurso para crear un gran jardín en tres secciones en varias zonas de Marina Bay que habían quedado sin urbanizar en las décadas precedentes. El viejo parque de Marina City Park cerró y dio paso a un nuevo proyecto denominado Gardens by the Bay que sería liderado por Grant Associates. El objetivo era claro: convertir este parque en una de las referencias mundiales en urbanismo verde… y en un nuevo icono turístico.

Jardines de la Bahía
Los ‘supertrees’ de los Jardines de la Bahía. Fuente: Unsplash

12 millones de visitantes al año desde su apertura en 2012 confirman que los Jardines de la Bahía son algo más que un jardín en Marina Bay: se han convertido en un símbolo del nuevo paisajismo arquitectónico hasta el punto de que se ha dicho de este espacio que es el ejemplo más espectacular de ecologización de una ciudad, recibiendo innumerables premios incluyendo el galardón al edificio del año en el World Architecture Festival de 2012.

Desde luego, para Grant Associates ha sido un triunfo y desde entonces les llueven proyectos: para 2027 terminarán Sentosa, otro megaproyecto paisajístico y turístico en Singapur, estando presentes también en Distrito Castellana Norte, el gran proyecto de futuro de la ciudad de Madrid.

Una vuelta por los Jardines de la Bahía

Jardines de la Bahía
OCBC Skyway que conecta dos súper árboles, una de las atracciones más importantes del jardín. Fuente: Unsplash

Todo el mundo que llega a los Jardines de la Bahía lo hace embelesado por los supertrees, unas estructuras de entre 25 y 50 metros de altura que combinan hormigón, acero… y plantas. Pero los Jardines de la Bahía son mucho más que sus árboles gigantes. De hecho, hablamos de tres zonas diferenciadas: el Jardín de la Bahía Sur que concentra la mayoría de estructuras icónicas, el Jardín de la Bahía Este, al otro lado de Marina Bay, y Bay Central, aún sin terminar, que se extiende al norte y que contará con un paseo marítimo de tres kilómetros con vistas a la bahía.

Con todo, la zona más visitada de los Jardines de la Bahía es la parte sur a la que se accede cruzando el lago Dragonfly a través de un puente. Antes de llegar a los súper árboles nos encontramos con los Heritage Gardens que homenajean a varios de los grupos étnicos que forman parte de ese crisol cultural que es Singapur. Así el visitante puede conocer más a fondo las culturas china, malaya e india a través de sus tres jardines.

Al sur del Jardín Colonial —con plantas procedentes de África y América— encontramos una gigantesca escultura de un bebé de 7 toneladas, otro de los hitos del parque. Y es que todo el espacio está también plagado de esculturas: es la exposición permanente al aire libre de los Jardines de la Bahía.

Jardines de la Bahía
Los Jardines de la Bahía iluminados de noche, un espectáculo único. Fuente: Unsplash

Dejando atrás los Heritage Gardens nos adentramos en la zona más asombrosa del parque con sus increíbles árboles. En total son 18 estructuras, 12 de las cuales están en la zona conocida como Supertree Grove. En el árbol más grande se encuentra el Observatorio, una panorámica espectacular de todo el parque. Y no podemos olvidar el famoso OCBC Skyway, una pasarela aérea de 128 metros de largo que ofrece a los visitantes magníficas estampas del jardín.

Y es que a pesar de la innegable espectacularidad de los Jardines de la Bahía hay que recordar que algunos de sus iconos son de pago y que en buena parte del parque encontramos diferentes restaurantes y cafés: a buen seguro que la presencia de un McDonalds en el parque rompe el hechizo a más de uno: ¿no será esto otro parque de atracciones lleno de flores y plantas?

Jardines de la Bahía
Treetop Walk en Cloud Forest. Fuente: Unsplash

Pero entonces se hace de noche, los súper árboles encienden sus luces y la fascinación vuelve a atrapar a los visitantes. Ya al borde de la bahía encontramos dos carpas que también son de visita obligada: Cloud Forest, con su colección de plantas tropicales en altura rodeadas por Treetop Walk, un puente que permite una visión panorámica y conecta toda la estructura; y Flower Dome, el invernadero de vidrio más grande del mundo con 1.3 hectáreas que incluye jardines mediterráneos, californianos o australianos, entre otros.

Al otro lado de la Bahía todavía nos queda por visitar The Bay East, un espacio verde más tradicional y menos espectacular, pero también gratuito, al menos de momento, porque todavía quedan proyectos por finalizar tanto en esta zona como al norte donde se creará ese largo paseo al borde de la bahía, una bahía que luce radiante gracias también a sus asombrosos jardines.