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Si algunas fiestas o celebraciones culturales de España son ampliamente conocidas en todo el mundo, existen otras tantas que deberíamos tener en cuenta si queremos adentrarnos un poco más en el folclore de poblados pequeños o un poco alejados de las grandes capitales.

Panorámica de la bajada de los zarramacos. Foto: welovecantabria

En este sentido, uno de los eventos que debemos presenciar una vez en la vida es la Vijanera de Silió, que se celebra los primeros domingos de cada año (excepto que caiga 1 de enero, trasladándose al segundo domingo). Este encuentro tiene lugar más precisamente en Molledo, Cantabria, alcanzando una gran popularidad entre los ciudadanos de la comunidad y los viajeros.

La Vijanera, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional por su antigüedad y trascendencia, tiene una rica historia que la sitúa no solamente en Silió, sino también en el resto de la región comprendida por los valles de Iguña, Toranzo, Trasmiera, Campoo y Polaciones.

Con el paso de los años, la mayoría de esas localidades abandonaron esta festividad, pero en Silió no sólo continuó sino que se transformó en todo un símbolo de la cultura local, además de distinguirse como el primer carnaval de cada año en Europa.

Los personajes de la Vijanera

Zarramacos a su paso por el barrio de Rozas (Silió). Asociación Cultural Amigos de la Vijanera. 2019

La Vijanera no es otra cosa que una mascarada colorista en la que participan más de 50 personajes, generalmente todos encarnados por hombres, con el objetivo de representar una leyenda que termina cuando los malos espíritus son ahuyentados lejos de sus fronteras.

Los personajes más carismáticos e importantes de esta celebración son “los zamarracos”, vestidos con pieles de carnero y llamativos sombreros con picos. Sus caras se pintan de negro y son, justamente, los encargados de deshacerse de esos malos espíritus. Mientras lo hacen, suenan sus campanas para “despertar” el nuevo año que da sus primeros pasos.

Otros de los personajes de esta fiesta son “la madama”, “el mancebo”, “los trapajones”, “el oso” y “su dueño”, “el pasiego”, “el caballero”, “la Pepa” o “Pepona”, “el médico”, “el domador”, “el húngaro”, “el Viejo” y “la Vieja”. Cada uno tiene sus propios atuendos y una misión específica.

Los actos en sí

Caza del oso por parte de uno de los mozos del pueblo. Foto: El diario.es | Joaquín Gómez Sastre

El encuentro da comienzo en torno a las 6:30 AM, cuando los vijaneros más jóvenes utilizan los citados cencerros para levantar de la cama a los vecinos y los turistas, desplazándose en masa a las escuelas y otros centros urbanos para colocarse sus vestimentas y adornos.

Cerca del mediodía se prevé la aparición en escena de los demás personajes en el parque de la colina, donde el público espera ansioso por ellos. El oso, como alegoría de todo lo malo, es capturado al abandonar el bosque y acercarse a la ciudad.

Cabe destacarse, en este sentido, que la tradición de la Vijanera data de momentos en los cuales un oso revestía un enorme desafío para las poblaciones locales, pues atacaban el ganado y a las personas, siendo perseguidos hasta la muerte para evitar otra clase de tragedias. Su encarnación en esta fiesta corre por cuenta de un muchacho, al que se disfraza con piel de oveja limpia y cepillada.

El oso protagonista del evento. Foto: welovecantabria

Capturado el oso, la totalidad de la comitiva se moviliza hasta los límites de Silió, donde se produce un baile de aproximadamente 15 minutos y lleno de acción, la “Defensa de la Raya”. Hablamos de una conmemoración de la valentía de los antiguos habitantes de estas tierras frente a los peligros que llegaban desde fuera de ellas. Una muestra de vigor y arrojo.

Incluso, aunque hoy ya no sucede, es interesante destacar que en el pasado había dos grupos, cada uno de ellos con sus vijaneros, y que se producían fuertes batallas entre ellos si ambos estaban de acuerdo en practicar la guerra en lugar de apostar por la paz. Los registros dan cuenta, de hecho, de varias muertes de vijaneros como consecuencia de estos enfrentamientos.

Finalizado el baile, es el turno de las llamadas “Coplas”, en las que los mozos vijaneros recitan algunas líneas escritas por ellos mismos como una especie de resumen o crítica del año que acaba de irse, mencionando tanto sucesos de índole local como otros de alcance internacional.

Desarrolladas en lenguaje popular, apto para todas las edades, las coplas se leen en la plaza central. Lo atractivo es que, según la historia, en aquellas explanadas los más pobres podían quejarse de los propietarios de las tierras y el clero sin sufrir represalias.

Panoramica de la bajada de los zarramacos. Foto: welovecantabria

La celebración termina, poco más tarde, con “la Preñá”, una metáfora del año que acaba de comenzar luego del sufrimiento del que recién se va. El punto cúlmine de los festejos es la muerte del oso, en la que también participan representantes de la Iglesia.

Una vez finiquitado el animal, se danza alrededor de su cuerpo, como un modo de extirpar todos los males asociados al mismo, y de obtener un favor de los dioses y el destino para el siguiente año. Después de eso, el final llega con la comitiva recorriendo las calles principales del pueblo mientras se entonan canciones. La puesta del sol marca el final de los festejos.

Otros datos a tener en cuenta

No podíamos dejar de señalar, sobre todo en el contexto actual, que la Vijanera de Silió nada tiene que ver con una reivindicación de la violencia contra los animales, en este caso representados por el oso. Hasta tal punto es así que la Fundación Oso Pardo, dedicada a la conservación de esa especie, es una de las asiduas colaboradoras de esta festividad. Sus responsables han avalado la Vijanera oportunamente, descartando cualquier apología de la matanza animal.

En cuanto a Silió, más allá de esta celebración encontrarás otros atractivos para divertirse si deseas quedarte un par de días más de los que demanda el encuentro. Por ejemplo, el Museo de la Vijanera, que requiere de una reserva previa. Tampoco pierdas de vista su Iglesia románica, que ha sido consagrada a San Facundo y San Primitivo y declarada Monumento de Interés Histórico Artístico.

Sin dudas, un carnaval al que acudir si quieres descubrir la España que no siempre te muestran.