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“¡No hay verano sin gazpacho!”, suele decirse en algunas zonas de España, y se trata de una frase que podemos comprender perfectamente si conocemos en profundidad la historia de este entrante, uno de los más populares durante la época estival por su particular naturaleza.

Esta sopa fría es una excelente opción tanto para los propios españoles como extranjeros que vienen a conocer nuestro país, sus costumbres y gastronomía. Gracias a sus ingredientes, que involucran especialmente vegetales crudos, y al servirse fría, es una alternativa ideal para aclimatarnos al caluroso verano, sobre todo del sur del país.

Origen del gazpacho

Gazpacho

De hecho, no es casual que la historia del gazpacho comience en la región andaluza, donde ha sido declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por el valor conseguido a lo largo de los siglos en esta comunidad de España. Un valor que vamos a entender mejor en las siguientes líneas.

Hace mucho mucho tiempo, allá por el siglo VIII, se consumía un pan remojado en agua, aceite y vinagre, acompañado de ajo o almendras. Así era el primer gazpacho, el que se volvió tradicional durante la época de Al-Ándalus, aunque luego evolucionaría.

Los relatos cuentan que dos de los ingredientes más importantes del gazpacho moderno, tanto el tomate como el pimiento, llegaron a esta parte del planeta provenientes de América a mediados del siglo XVI. Esto quiere decir, en otras palabras, que el gazpacho durante mucho tiempo puedo ser un plato un tanto diferente al producto que conocemos en la actualidad.

En aquellos años, en los que todos los productos que arribaban desde América entraban al continente desde el Reino de Castilla, las nuevas variantes del gazpacho pronto se transformaron en un alimento de gran fama, también entre campesinos y jornaleros, que buscaban una solución relativamente simple, barata y refrescante, que les permitiera bajar su temperatura corporal en los días de más calor.

Para darle más sabor al gazpacho original, poco a poco comenzaron a añadirle hortalizas cortadas en trozos pequeños, conocidas también como tropezones. Ellas apenas sobresalían entre el tomate, que se apretaba con las manos y se machacaba, al igual que el ajo. Claro que, en los tiempos modernos, es posible eliminar esos pequeños trozos utilizando una licuadora. Incluso, hace ya algunos años que se puede adquirir gazpacho ya elaborado en el supermercado, algo impensado en los tiempos a los que nos remontamos.

Receta de gazpacho andaluz

Dos de los ingredientes principales del gazpacho

Decíamos antes que Andalucía es la tierra oriunda del gazpacho, si es que tuviéramos que mencionar alguna. Eso no significa que sea el único sitio donde se consume habitualmente, ni que no podamos disfrutar de recetas con algunas variantes, como veremos más tarde. Pero, por ahora, queremos repasar el procedimiento más difundido, de forma que puedas prepararlo en casa.

Gazpacho para cuatro personas

  • Un kilo de tomates maduros
  • Un pimiento verde italiano
  • Un pepino
  • Dos dientes de ajo, o más si lo prefieres
  • Tres cucharadas de aceite de oliva extra virgen
  • Tres cucharadas de vinagre de vino blanco
  • Una cucharadita de sal

Como puedes ver, los ingredientes para preparar el gazpacho de toda la vida son bastante sencillos y se consiguen en cualquier sitio. Ni siquiera hace falta que estés en Andalucía ¡ni en España! Puedes preparar el gazpacho donde estés, siguiendo estos pasos:

Lava bien todas las hortalizas y déjalas que se escurran por unos minutos, hasta casi secarse. Quítales los rabos y todo el desperdicio, y córtalas en cuadrados mínimos, o de tamaño medio si piensas triturarlos. Echa todo a un vaso para batidora junto a los dientes de ajo. Tritura todo hasta que quede completamente homogéneo. El gazpacho que se sirve hoy en día no posee grumos.

Cuando esté listo, le añades la sal, el aceite y el vinagre, y lo colocas en un recipiente apto para heladera, hasta que esté lo suficientemente frío. Si no te gustan los grumos en absoluto, siempre queda la posibilidad de colar todo antes de llevarlo a la mesa. Otra buena idea es agregar un poco de pan a la mezcla, lo que convierte el plato en uno más sabroso, pero también menos saludable.

Otros gazpachos famosos

Gazpacho decorado

Gazpacho manchego

Del gazpacho manchego ya se escribía hace bastante tiempo, más precisamente desde El Quijote. Pero si bien comparten el nombre, luego la preparación en sí se diferencia en casi todo. En este caso, hablamos de un guiso caldoso, caliente, que se elabora en base a la torta manchega y con carne de caza. En distintos puntos de Castilla se le añaden además setas o caracoles para acentuar su sabor.

Gazpacho extremeño

En cambio, el gazpacho extremeño sí es similar al andaluz. También se toma frío, pero en esta ocasión el pan resulta indispensable. Por tanto, podríamos decir que guarda alguna semejanza con el salmorejo cordobés.

Otras variaciones del gazpacho

Gazpacho de aguacate

Siempre partiendo de la receta original que comentábamos al comienzo, sabemos que surgen luego algunas otras variaciones interesantes que no pueden asociarse con tanta precisión a algún territorio español. No obstante, creemos que señalarlas te permitirá ir un poco más allá con tus gazpachos.

Sin ir más lejos, tenemos las variaciones más frutales, como el gazpacho de melón, de sandía o aguacate, que son iguales que el andaluz aunque estas dos frutas se encargan de reemplazar el tomate, ofreciendo un resultado final muy fresco, perfecto para los momentos de temperaturas elevadas.

Dentro de los vegetales, una opción cada vez más difundida es la que lleva un poco de remolacha, ya sea cruda o cocida. Se trata de una elección que no deberías perder de vista porque, con un mínimo esfuerzo, conseguirás tanto un cambio en el sabor como en el aspecto de tu gazpacho.

Sea como fuere el gazpacho es una bebida que no puede faltar en la mesa durante los meses de más calor, aunque ello no debe hacernos despreciarlo durante el invierno.