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La Isla de Pascua es una paradisíaca isla chilena que se ubica en un lugar remoto del Océano Pacífico. Se trata de un territorio plagado de historias y secretos que ha estado siempre envuelto en un aura de misterio. Sobre todo, debido a sus espectaculares y populares moáis. Unas esculturas megalíticas que se levantan sobre el paisaje de la Isla de Pascua que pertenecen a la cultura ancestral de los Rapa Nui.

Una etnia que habita la isla desde sus orígenes. Y que hacen del lugar un sitio mágico. ¿Quieres saber más sobre esta isla? Pues atento porque te contamos todo lo que debes saber sobre la historia y secretos de la Isla de Pascua.

Datos sobre la Isla de Pascua

Esta es la isla más grande de Chile, teniendo en Hanga Roa su capital. Único núcleo de población habitada de toda la isla. El nombre original de esta isla, que le dieron los navegantes tahitianos que llegaron a ella, es Rapa Nui, que significa isla grande. Un nombre que se utiliza también para denominar a los aborígenes y a su idioma.

La Isla de Pascua tiene una extensión de 163 km², y ocupa el extremo oriental llamado Triángulo de la Polinesia. Al este de la Isla se ubica el punto más cercano al territorio del Chile continental, a una distancia de 3.526 kilómetros. Y al oeste, podemos encontrar las islas británicas Pitcairn, a una distancia de 2.075 km. Con esto podemos sostener que no existe otro lugar habitado en el mundo que esté tan aislado en el mar como la Isla de Pascua.

Breves apuntes históricos

La Isla de Pascua fue descubierta en el siglo XVIII, gracias a que el navegante Jacob Roggeween, se topó con esta en 1722. Siendo anexionada como territorio soberano a Chile en el año de 1888. Debido a la lejanía y a una falta clara de interés por parte del gobierno chileno, este fracasó en la administración de la isla.

Debido a esto, desde el año 1895 y durante 60 años, Chile alquiló la isla a la “Compañía Explotadora de la Isla de Pascua”. Una empresa de capitales británicos que transforma la Isla de Pascua en una hacienda ovejera de gran extensión. Un capítulo de la historia de la isla que tuvo resultados traumáticos. Ya que conllevó una serie de transformaciones en la población autóctona que casi los lleva a la extinción.

Esta etapa se caracteriza por las expediciones esclavistas, un acelerado desarrollo de epidemias, la llegada de misiones católicas y de inversionistas extranjeros y nacionales. Lo que contribuyó a un rápido deterioro, y casi desaparición, de la cultura Rapa Nui. Una cultura cuya economía se basa en la pesca y en la agricultura.

Poblamiento de la Isla de Pascua

El proceso de poblamiento de la Isla de Pascua es aún desconocido. Si bien, tradicionalmente existen dos teorías que tienen un mayor respaldo científico. Aún es necesario llevar a cabo más investigaciones. Pero lo que si parece estar claro es que los primeros pobladores de la isla, estos debieron ser unos navegantes intrépidos. Que decidieron asentarse en esta remota isla y formar una nueva civilización.

El científico noruego, Thor Heyerdahl, un gran estudioso de las migraciones polinésicas y su vinculación con Sudamérica, defendía la idea de que fueron los nativos sudamericanos los que se aventuraron en el Océano Pacífico, descubriendo y poblando la Isla de Pascua. Como prueba de su teoría, organizó una expedición que en 1947 salió de la costa del Perú en una rudimentaria barca de madera, llamada Kon Tiki.

Dicha barca arribó a la Polinesia Francesa, siguiendo las corrientes marinas. Bastante más arriba de la Isla de Pascua, pero este científico sostuvo que saliendo de un puerto más al sur de América sería posible llegar a la Isla de Pascua. Sin embargo, recientes estudios basados en pruebas de ADN realizados a los nativos de la Isla de Pascua, desmienten la teoría de Heyerdahl. Ya que los Rapa Nui tienen genes polinesios y no sudamericanos.

Por el contrario, la teoría más aceptada del poblamiento de la Isla de Pascua, es la que se cuenta tradicionalmente y que dice que el rey Hotu Matu’a llegó a la Isla de Pascua proveniente de la mítica isla Hiva. Pudiendo ser las Islas Marquesas. De las cuales habría partido entre los siglos VI y VIII d.C. Cuenta también la tradición que el rey Hotu Matu’a organizó de manera equilibrada la sociedad, dictando unas normas sociales y religiosas para su nueva comunidad.

Los misteriosos Moais de la Isla de Pascua

Los Moais son un conjunto de más de 1.000 estatuas gigantes de piedra que se encuentran en la Isla de Pascua. Con un peso de al menos 80 toneladas y de 10 metros de altura. Resulta una incógnita el saber cómo fueron modeladas con la tecnología de aquella fecha. Según estudios recientes, la ubicación de estas tremendas estructuras de piedra, ubicadas por toda la isla, siguen un patrón que a simple vista no parece muy claro.

Al momento de su descubrimiento salieron a la luz diversas historias e hipótesis de sus orígenes. Pero estos aún no tienen una respuesta fiable. En recientes excavaciones se ha podido comprobar que, bajo las cabezas de los moáis se encuentran los cuerpos de estos. Hecho que ha incrementado el misterio en torno a ellos.

Este estudio, realizado por la California State University Long Beach, ha encontrado un elemento común en todos los moais. Este elemento común es el agua y los moais están colocados estratégicamente en los únicos lugares de la Isla de Pascua en los que había agua potable.

Al parecer, estas enormes esculturas indicarían a los habitantes de las diferentes comunidades la existencia de manantiales de agua dulce, un bien muy apreciado en una isla de origen volcánico. Por lo tanto, se puede concluir que estos moais no cumplían ninguna función defensiva, ni decorativa, ni ritual.

De esta manera, el patrón de ubicación de estas esculturas de piedra es consistente, donde no los encontramos, tampoco encontramos agua dulce. Pero, es recurrente que donde encontramos moáis, incluso en el interior de la isla, se ubican fuentes de agua potable.

Con esto, se empezaron a desarrollar comunidades alrededor de estas fuentes de agua, con lo cual el moai se convirtió en una pieza importante para los Rapa Nui. Estos moáis pasaron a ser un centro de actividad y de mucha importancia para los habitantes de comunidades dispersas que se juntaban alrededor de las fuentes de agua y de los moáis para compartir diversos recursos.