Hace unos días compartimos con vosotros nuestra guía de visita a Kampot, una bonita ciudad al sur de Camboya, y en ella os recomendábamos la visita a La Plantation para conocer el cultivo de la pimienta en esta región. Como ya os adelantamos, el proyecto nos encantó y queremos explicarte un poco más en qué consiste esta iniciativa.
La historia de La Plantation
El proyecto de La Plantation fue creado en el año 2013 por Nathalie Chaboche Guy Porre, una pareja franco-belga, que visitaban frecuentemente la región y decidieron dar un giro a su vida. Ambos trabajaban en empresas informáticas y no tenían ningún conocimiento sobre agricultura y, mucho menos aún, sobre el cultivo de la pimienta. Pero ambos conocían la importante historia que la pimienta de Kampot había tenido a principios del Siglo XX y las características únicas de esta región.
Así que decidieron pedir ayuda a algunos agricultores que conocían muy bien estas tierras para crear su propia plantación. Uno de ellos fue Hon Thon, que tenía una granja y una pequeña plantación de pimienta. Fue uno de los primeros en trabajar en los cultivos de La Plantation, aunque sigue manteniendo también su propio cultivo.
Hon es un ejemplo del tipo de agricultor que es habitual en esta región. Pertenece a una familia que había vivido del cultivo de la pimienta durante más de cien años pero, con la llegada de los jemeres rojos y la posterior guerra civil, tuvieron que parar prácticamente la producción y encontrar otras fuentes de ingresos. No ha sido hasta hace relativamente poco cuando los cultivos se han ido recuperando en la región y la pimienta de Kampot está recuperando la fama mundial que tenía a principios del Siglo XX.
Actualmente, se producen alrededor de cien toneladas de pimienta cada año y hay más de 400 agricultores reconocidos en la región, aunque muchos explotan pequeñas plantaciones y siguen teniendo muchos problemas para sobrevivir de forma digna con su trabajo.
El proyecto de La Plantation
El proyecto tiene varios objetivos. En primer lugar, buscan preservar y recuperar las tradiciones del cultivo de pimienta en la región, cuyas primeras plantaciones datan del Siglo XIII. Mundialmente conocida a principios del Siglo XX, como decíamos antes, la guerra civil que tuvo lugar en los años 70 paralizó la exportación de esta materia prima y los campos se comenzaron a abandonar por falta de mano de obra y porque no resultaban rentables.
No fue hasta el 2005 cuando se inició su recuperación y el gobierno camboyano, con la ayuda de la agencia francesa de Desarrollo, comenzó a promover de nuevo su cultivo e introdujo una denominación de origen protegida que exige una serie de medidas a los productores y garantiza un nivel mínimo de calidad.
La Plantation defiende el uso de las tradiciones milenarias de cultivo que implican, por ejemplo, que todo el cultivo y la recolección de los pimientos se realiza de forma manual. El uso de fertilizantes o pesticidas químicos está prohibido, por lo que toda la producción es totalmente ecológica. Hay tanto respeto a esas tradiciones que, casualidad o no, el actual responsable de los cultivos resulta ser bisnieto de los productores chinos que cultivaban estas tierras a finales del siglo XIX. Toda una declaración de intenciones.
No obstante, a esa defensa de la tradición se une una clara apuesta por la innovación en términos de producción, conservación y comercialización de la pimienta. Cuando se empezaron a cultivar de nuevo estos campos, se construyó también una planta de recolección y envasado que permite empaquetar los granos de pimienta nada más terminar su proceso de cultivo, consiguiendo así preservar al máximo sus aromas y calidad de los mismos.
Este nivel de innovación se ha llevado también a la creación de un nuevo producto, único en el mundo, que mezcla la calidad de la pimienta verde con la sal que también se produce en la zona. El Salted Kampot Pepper sigue un proceso muy complejo de fermentación, que se concreta en un producto final con un sabor único. Merecedor de numerosos premios, se ha ganado un hueco en algunos de los mejores restaurantes del mundo.
Pero lo que hace más interesante a este proyecto es, como decíamos, su vertiente y perspectiva social. Da trabajo a más de 150 personas a tiempo completo, a lo que habría que sumar el efecto indirecto en el empleo de la zona. Se ha convertido de esta forma en el mayor empleador de esta región rural, evitando que mucha gente tenga que realizar la habitual y forzada migración a la capital o a Siem Riap.
Las instalaciones también acogen una escuela primaria que trata de ofrecer una educación gratuita y de calidad a muchos niños que viven en la zona y el proyecto está enmarcado dentro de las prácticas y criterios reconocidos de comercio justo.
El futuro de La Plantation
Parece claro el efecto positivo que La Plantation está teniendo en la región pero, como en muchos proyectos de este tipo, surgen una serie de retos y disyuntivas que merecen ser comentadas. Por un lado siempre me planteo si este tipo de proyectos creados por occidentales, con muchos más recursos y más repercusión, pueden llegar a ocultar el trabajo de la población local. Particularmente creo, y es una opinión personal, que puede ser interesante o aceptable si el proyecto consigue integrarse realmente en la comunidad y devolver parte o todo el beneficio obtenido en mejorar las condiciones de la región. Como, por otro lado, parece ser en este caso.
Pero más allá de ese debate, está claro que un proyecto de estas características conlleva una serie de riesgos. En primer lugar, está la posibilidad de monopolizar toda el interés sobre la pimienta de Kampot y quitar ventas a los pequeños productores. Como comentábamos antes, la mayoría de agricultores tienen pequeñas explotaciones y en muchas ocasiones se lamentan porque ellos tienen que vender su pimienta a un precio muy bajo, que apenas les permite subsistir.
Parece, por tanto, que el reconocimiento en alza de la pimienta de Kampot está permitiendo a La Plantation y otras marcas reconocidas incrementar el precio de sus productos, pero este incremento no se está trasladando, de forma directa al menos, al resto de productores. Conseguir trasladar ese incremento del valor a toda la producción de la región es posiblemente el mayor reto al que se enfrenta La Plantation y esperamos que lo consigan.
Únete a la conversación