Durante las vacaciones, la habitación del hotel es nuestro refugio y el santuario del descanso tras las largas y agotadoras jornadas de turisteo. Aunque algunas lucen una decoración bonita y confortable y ofrecen un catálogo de servicios sumamente completo, lo cierto es que no son nuestra casa. Y tampoco están tan limpias como creemos, a pesar de que el personal de limpieza pasa todos los días.
La razón estriba que por nuestra habitación han pasado con anterioridad decenas e incluso cientos de personas, y todas han dejado microorganismos, gérmenes y bacterias que pueden hacer su agosto con nosotros y arruinarnos el viaje. No obstante, dichas bacterias tienen sus preferencias a la hora de habitar. Veamos cuáles son los cinco objetos menos higiénicos de un hotel.
Mando a distancia
Es el gran invento del siglo, pues nos permite pasar de canal sin movernos. Si además tiene acceso a una amplia parrilla de canales, el placer es aún mayor. Claro que esto es lo que piensan la mayoría de huéspedes, quienes tienden a no separarse de este aparato. Así que acaba pasando por infinidad de manos y partes del cuerpo (¿cuántas veces nos hemos dormido con él debajo?), dejando restos de bacterias.
Sin olvidarnos que están expuestos al polvo y la suciedad todo el tiempo y que el personal de limpieza no implica tiempo a higienizarlos. Por todo ello es uno de los objetos menos higiénicos que podemos encontrar en la habitación de nuestro hotel. Pero tiene remedio: cúbrelo con una bolsa o límpialo con toallitas desinfectantes.
Teléfono, interruptores y grifos
Ídem con estos tres elementos de la habitación, pues también son manipulados por cientos de personas, que, como hemos dicho, dejan bacterias. En el caso del teléfono tiene, además de las que portamos con las manos, las que propagamos a través de la respiración e incluso con los estornudos.
Por su parte, los grifos y los interruptores, entre los que se incluyen los de entrada a la habitación y lámparas de la mesilla de noche, son igualmente una gran fuente de contaminación bacteriana. Además de ser manipulados por muchas personas, no son la prioridad el servicio de limpieza.
Cubrecamas y colchas
Después de una larga jornada de visitas y caminatas, no hay cosa más placentera que llegar a la habitación del hotel y tirarnos encima de la cama, sobre el cobertor o la colcha. Pero ¿te has detenido a pensar cuántas personas han opinado igual que tú antes y han seguido el mismo ritual? Efectivamente, muchas. Si a esto le añadimos que los cubrecamas no se limpian con la frecuencia que creemos, nos encontramos con que estas prendas de cama son todo un foco de bacterias.
Tarjeta de la habitación
Como en el caso de los controles remotos y los mandos a distancia, las llaves y tarjetas de las habitaciones son también uno de los mayores portadores de bacterias que podemos encontrar en los hoteles. Tú y los anteriores huéspedes la habéis manipulado decenas de veces sin lavar las manos, la habéis sacado de turisteo e incluso apoyado en todo tipo de superficies. Imagina el montón de ‘bichitos’ que pueden vivir en ellas.
Mostrador, el lavabo y el inodoro del cuarto de baño
Para quien no lo sepa, el cuarto de baño es el lugar en el que habitan más microorganismos, muchos de los cuales son de procedencia fecal e intestinal, que se concentran en los distintos elementos que lo conforman. Este dato no debería sorprender si tenemos en cuenta el estudio realizado por la Universidad de Manchester (Reino Unido) hace un tiempo. Concluyó que el cepillo de dientes es un gran foco de bacterias. De hecho, los investigadores hallaron una media 10 millones. Si eso sucede en nuestra casa, donde no hay huéspedes, imagina la cantidad de microorganismos que pueden pulular en un hotel.
Sea como fuere, deberás prestar atención al lavabo, el retrete y el mostrador, ya que son los menos higiénicos. No es que el servicio de limpieza pase por alto dichos elementos, sino que utiliza las mismas bayetas y guantes en las superficies de todas las habitaciones, lo que conlleva el viaje de las bacterias de una habitación a otra o la transferencia entre superficies, pero no su eliminación.
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