Durante siglos han sido lugar de encuentro y de celebración en ciudades y pueblos repartidos por toda la geografía española, y cada plaza mayor es única. Aunque cada una posee encanto propio, algunas, además, destacan por un motivo especial. Puede que sea la historia que encierran, quizá sea su diseño y particular arquitectura o tal vez lo que llame la atención sean las fachadas de los espléndidos edificios que la forman.
Medievales, barrocas o del renacimiento…, todas son especiales y en ellas es fácil que está el ayuntamiento, la catedral o la iglesia importante de la localidad. También es frecuente que se instalen terrazas o mercadillos. Lugar clave en la vida cotidiana de los habitantes de una ciudad y punto esencial para los visitantes en un primer el recorrido turístico, descubrir las plazas mayores más bonitas de España es siempre un plan realmente apetecible.
Plaza del Obradoiro, Santiago de Compostela
Es el centro monumental de la capital gallega y a ella llegan peregrinos de todo el mundo tras recorrer el Camino de Santiago. Tal vez sea eso lo que da aún mayor sensación de grandiosidad a esta plaza presidida por la Catedral de Santiago y flanqueada por edificios de gran interés como el Palacio Arzobispal, el Hostal de los Reyes Católicos (hoy Parador Nacional) el Colegio de San Jerónimo o el Palacio Raxoi.
Es una de las plazas mayores más antiguas de España y, sin duda, una de las más especiales por la emoción contenida que en ella puede llegar a concentrarse. Como curiosidad, su nombre ‘obradoiro’ hace referencia a los talleres de los canteros que trabajaron en lo que entonces era una gran explanada mientras daban forma a lo que sería la bella fachada barroca de la catedral.
Plaza Mayor de Salamanca
Son muchos los que la consideran la más bonita de España. Es del siglo XVIII y fue diseñada por José de Churriguera en su estilo barroco más bello y recargado. Es una plaza porticada con arcos de medio punto que forman un cuadrilátero asimétrico. Presidida por el ayuntamiento y en pleno corazón de la ciudad, la plaza cuenta con un total de 88 arcos y con numerosos medallones labrados que hacen que resulte tan bonita como monumental.
En uno de sus soportales se encuentra el mítico café Novelty por el que han pasado escritores como Unamuno o Torrente Ballester y hoy en día, la plaza sigue siendo lugar de celebraciones de los estudiantes salmantinos.
Plaza de la Corredera, Córdoba
Siempre animada, de día por los comercios que se instalan en sus soportales y de noche por las terrazas donde tomar algo, la Plaza de la Corredera sigue siendo un punto clave en la vida de la ciudad.
Los alegres colores de los edificios que la forman llaman la atención y hacen que resulte un espacio muy agradable. En la plaza se encuentra el ayuntamiento y también el mercado de la ciudad, en lo que fuera la antigua cárcel del siglo XVI. Se cree que en el lugar que ocupa la plaza estuvo hace siglos el antiguo circo romano.
Plaza mayor de Madrid
Es una de las de mayores dimensiones de España y ha sido escenario de múltiples acontecimientos históricos. En la plaza destacan la estatua ecuestre de Felipe III y también los bonitos arcos de entrada y salida a la plaza porticada, como el de Cuchilleros, que la conectan con el casco histórico de la ciudad.
En la plaza, de visita obligada en cualquier recorrido por el Madrid más castizo, puede verse La Casa de la Panadería y los bonitos frescos que adornan su fachada, que realzan la belleza de esta plaza favorita de los turistas que visitan la ciudad.
Plaza mayor de Chinchón (Madrid)
También de las más bonitas y antiguas con su particular diseño, fiel a la arquitectura popular medieval del siglo XV. La plaza con su estructura irregular, sus soportales y sus balcones, que forman un anfiteatro perfecto, ha sido desde plaza de toros improvisada, hasta escenario de rodaje de distintas películas. Centro neurálgico de la localidad madrileña, la plaza es un excelente ejemplo de arquitectura tradicional castellana. Los edificios que la rodean son de tres alturas, con elementos en madera entre los que destacan esos inconfundibles balcones (algunos corresponden a restaurantes instalados en la propia plaza) conocidos como ‘claros’.
Plaza mayor de Trujillo (Cáceres)
Presidida por la estatua ecuestre del conquistador Francisco Pizarro, esta plaza irregular y diseñada en dos alturas no puede faltar entre las más hermosas de España. Lugar de celebración de ferias y espectáculos, hoy la plaza sigue siendo punto reunión y uno de los lugares imprescindibles donde contemplar algunos de los palacios renacentistas más interesantes de Extremadura. La llamada Casa de las Cadenas o el Palacio del Marqués de la Conquista son solo dos de los que se asoman a la plaza y merecen ser observados con detenimiento.
Plaza mayor de Almagro (Ciudad Real)
La plaza mayor de Almagro es una de las más peculiares que puedes encontrar en España, tanto por su forma, de planta rectangular, como por sus inconfundibles galerías de madera, en color verde que se ubican sobre los tradicionales soportales. Su construcción se remonta a los siglos XIII – XIV y, en principio, fue diseñada como un gran espacio donde pudieran celebrarse las ferias de ganado.
Durante siglos, la plaza fue el centro de Almagro y el lugar de encuentro y de celebración de los más variados espectáculos, entre ellos las representaciones teatrales que tenían lugar en las corralas que esconden algunos de los edificios que miran a la plaza. En la actualidad en la plaza se pueden ver los bonitos soportales en piedra y las galerías acristaladas. Además, desde ella también se accede al Corral de Comedias de Almagro (Monumento Nacional) en el que, como en el Siglo de Oro, se siguen haciendo representaciones teatrales.
Plaza mayor de Aínsa (Huesca)
En la comarca de Sobrarbe, al norte de Huesca y como ‘puerta’ del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, se encuentra la Aínsa, uno de los pueblos pirenaicos más bellos de Aragón y una villa medieval ‘de postal’, que permite retroceder en el tiempo.
Su plaza mayor es única, tanto por su forma, como por su tamaño y por los elementos arquitectónicos que guarda. Se estima que es del siglo XII y lo primero que llama la atención es su planta trapezoidal, más ancha por un extremo que por el otro. Algunos de los edificios que la rodean son originales e incluso la empedrada plaza conserva parte de la antigua muralla que protegía la villa. Se trata de una plaza porticada que resulta especialmente bonita y armoniosa por los arcos de sus soportales, de medio punto y ojivales.
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