Zaragoza es una ciudad sobradamente conocida por ser nudo de comunicaciones entre varias ciudades del noroeste de España, siendo prácticamente equidistante de Madrid, Barcelona, Bilbao o Valencia. E incluso ciudades francesas como Toulouse se hallan a cierta proximidad.
No obstante, Zaragoza no es una simple ciudad de paso. ¡Ni mucho menos! Se trata de una urbe con dos milenios de antigüedad, lo que significa que tiene un riquísimo patrimonio. Además de tratarse de una ciudad relativamente grande con una amplia oferta de servicios, entre las que no faltan fantásticos restaurantes u hoteles para todas las categorías y gustos.
En definitiva, que merece la pena visitarla. Y para que sirva de introducción a los viajeros, aquí van los lugares que son de visita imprescindible en Zaragoza.
Castillo de la Aljafería
Un poco más adelante hablaremos del monumento más carismático de Zaragoza y con el que siempre se identifica. Sin embargo, desde un punto de vista artístico e histórico muchos consideran que el más importante de la ciudad es el Castillo de la Aljafería, una fortaleza-palacio de origen musulmán que remonta sus orígenes hasta el siglo XI.
Desde entonces la Aljafería ha cambiado mucho hasta ser hoy en día la sede de las Cortes de Aragón y uno de los lugares de visita turística obligada. En ese recorrido se pasa por lugares como el Torreón del Trovador, la parte más antigua de la fortaleza y cuya leyenda sirvió de inspiración al propio Verdi para su célebre ópera Il Trovatore.
Pero hay más que ver como el Patio de Santa Isabel con unos increíbles arcos entrelazados de gran fineza, o el Salón del Trono de tiempos de los Reyes Católicos, o las murallas que nos hablan de su pasado militar en tiempos como la Guerra de la Independencia. Es decir, nadie se puede perder el recorrido por la Aljafería en su próxima visita a Zaragoza.
El río Ebro
Desde la Aljafería, rápidamente se desciende hasta las orillas del río Ebro, la gran arteria de la ciudad. De hecho, cuando los romanos fundaron Zaragoza en el siglo I antes de Cristo y la llamaron Caesaraugusta, desde el primer momento decidieron aprovechar la riqueza que significaba ese río, que incluso entonces era navegable.
Hoy en día las riberas del Ebro, en ambas orillas se han convertido en una de las principales zonas de asueto de Zaragoza, con amplias zonas verdes y recorridos que aprovechan el frescor del agua. Además de que proporcionan algunas de las mejores vistas de la ciudad.
Esta recuperación de las riberas sobre todo fue efectiva a partir de la Expo Internacional 2008 que se celebró en Zaragoza y que tuvo el agua como leit motiv. Para tal ocasión se construyó un gran espacio urbano aguas arriba del río donde destacan espacios como el puente que construyó la prestigiosa arquitecta Zaida Hadid o el reflexivo Hombre de las Letras de Jaume Plensa.
El Pilar, símbolo de Zaragoza
Ha llegado el momento de mencionar el monumento más carismático de la ciudad. La Basílica de Nuestra Señora del Pilar. Un templo enorme de orígenes remotos, si bien la arquitectura que hoy vemos es casi toda ella de estilo barroco, salvo sus torres exteriores, que sorprendentemente se fueron haciendo casi todas ellas a lo largo del pasado del siglo XX.
Eso en cuanto a su exterior, porque en su interior, nos esperan joyas como el retablo mayor de alabastro policromado labrado en el siglo XVI por Damián Forment. Y sobre todo, las pinturas murales que dejó Francisco de Goya en varios techos del templo.
No obstante, también hay que nombrar a la propia imagen de la Virgen del Pilar, la patrona de la ciudad, a la cual se le rinde homenaje todos los meses de octubre, sacándola a la plaza que lleva su nombre para celebrar una multitudinaria ofrenda de flores el día 12 de octubre.
La Seo
En la actualidad, la Basílica de Pilar tiene el rango de catedral, pero no siempre fue así. La catedral de Zaragoza siempre ha sido la Seo de San Salvador. Eso sí, está ubicada a escasa distancia. En la propia plaza del Pilar, la cual por otra parte es la plaza peatonal más grande de toda la Unión Europea.
La Seo se ubica en el mismo emplazamiento donde estuvo la principal mezquita de la Zaragoza musulmana, e incluso ya antes, hubo un templo romano, como han atestiguado los vestigios arqueológicos. Es decir, es un espacio sagrado desde siempre.
Pero sobre todo es un templo que nos proporciona todo un repaso a la historia del arte español, desde el románico hasta el estilo neoclásico, pasando por el arte gótico, el renacentista o el barroco. Sin olvidar la presencia de ciertos elementos de carácter mudéjar que están declarados Patrimonio de la Humanidad.
Arco del Deán
Tras la amplitud de la Plaza del Pilar se despliega todo un laberinto de calles estrechas y reviradas. Calles que nos muestran el aspecto más antiguo de Zaragoza y donde se puede pasear con tranquilidad, y tomando de vez en cuando algo en los muchos bares de tapas que hay por este caos urbano.
Y también van a apareciendo algunas joyas del patrimonio zaragozano. Por ejemplo, el Museo de Pablo Gargallo ubicado en un elegante palacio barroco, o el homenaje a la primera filmación del cine español hecha en Zaragoza. Por no hablar del hermoso Arco del Deán, uno de los rincones más legendarios de la ciudad, en cuya intervención se dice que intervino el diablo.
La Lonja
La verdad es que al pasear por el casco viejo de Zaragoza se van sucediendo las construcciones históricas. Algunas en forma de iglesias y otras como elegantes palacios. De estos últimos hay muchos, de hecho la ciudad en el siglo XVI y XVII era una urbe muy próspera y abundaban las casonas aristocráticas, tanto que en escritos de la época se la compara con la Florencia de los grandes artistas del Renacimiento.
Hoy en día muchos de esos palacios han desaparecido, pero todavía quedan algunos espectaculares como el de los Condes de Sobradiel, el de los Torreo o la hermosa Lonja. Una construcción con orígenes comerciales, que puede recordar a lugares como la Lonja de la Seda en Valencia, pero que ahora es una de las salas de exposiciones más dinámicas de la ciudad.
Calle Alfonso
Entre todo el laberinto de calles del casco histórico zaragozano hay una que es la más larga y recta. Esa la calle de Alfonso I. Una vía abierta en el siglo XIX en plena modernización de la ciudad y que se levantó con estrictas normas de alturas y dimensiones en las fachadas, algo que se en parte se respeta actualmente. Es una calle peatonal por la que pasa todo el mundo. Y especialmente se recorre durante las Fiestas del Pilar, cuando por aquí desfilan miles de aragoneses para hacer la citada ofrenda de flores.
El Tubo
A un paso de todo lo dicho, está el área de tapas más conocidas de la ciudad: El Tubo, lo cual alude a la estreches de estas calles. Las cuales todavía parecen más reducidas dada la presencia de gente en el exterior de los bares tomando algo. Un placer al que no puede renunciar nadie que haga una visita a Zaragoza.
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