En su afán por innovar y salirse de las normas establecidas, muchos arquitectos terminan construyendo auténticas aberraciones. Edificios que, quizás, pintaban bien sobre el papel pero que una vez levantados resultan muy complicados de soportar o terminan en un entorno que no resultaba ser el más adecuado.
Acompáñanos en este viaje por toda la geografía española buscando los edificios más feos de España. En ocasiones tan espantosos que, no lo podemos negar, terminan teniendo un cierto encanto. Tampoco podemos descartar que alguno de ellos se estudie dentro de dos siglos como ejemplo de arquitectura moderna. No sería la primera vez que el arte es incomprendido en su propia época, aunque en estos casos parece bastante improbable.
Museo Pablo Serrano (Zaragoza)
Los museos de arte moderno suelen ser víctimas propicias para edificios diferentes, extravagantes o directamente horrorosos como esta arriesgada construcción que podemos visitar en la capital aragonesa. Sobre los antiguos talleres del Hogar Pignatelli, el arquitecto José Manuel Pérez Latorre diseñó un controvertido edificio para albergar la obra del artista Pablo Serrano y otras colecciones de arte contemporáneo.
Desde su inauguración en 1994, las críticas sobre su forma no se hicieron esperar. Algunas personas lo compararon con una partida de tetris sin terminar, otros apreciaban un edificio infantil construido con piezas gigantes de Lego y la mayoría acusó al proyecto de no haber respetado más la arquitectura industrial de los talleres originales. En cualquier caso, la realidad es que casi treinta años después la población de Zaragoza ya parece haberse acostumbrado e incluso le ha cogido cierto cariño.
Torre Agbar (Barcelona)
La Torre Glòries, más comúnmente conocida como Torre Agbar, es posiblemente la elección más polémica de esta lista. Situada en el moderno Distrito 22@ de Barcelona, se ha convertido en un símbolo de la ciudad condal para alegría de sus defensores y para la vergüenza de muchos barceloneses. Diseñado por el prestigioso arquitecto francés Jean Nouvel se trata de un edificio de 144 metros de altura cuyo diseño está supuestamente influenciado por la obra de Gaudí y la tradición arquitectónica catalana.
Y quizás ese es, precisamente, el punto más polémico de esta obra porque pocas personas parecen percibir esa identidad catalana de la que el autor presume. Esa falta de sintonía con el entorno unida a una controvertida forma, que le ha hecho valedor de todo tipo de seudónimos de carácter sexual, le han convertido en la construcción moderna que más debates ha provocado en los últimos años en España.
El Ruedo (Madrid)
Inaugurado en 1989 para acoger a 346 familias de bajos ingresos, El Ruedo se convirtió desde sus inicios en uno de los edificios más polémicos de Madrid. Fue diseñado por el prestigioso arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza en el barrio de Moratalaz como un innovador pero arriesgado proyecto de urbanismo que apostaba por potenciar la vida comunitaria y crear una especie de poblado protegido de un exterior hostil y ruidoso.
Esta propuesta le hizo valedor de diferentes premios de arquitectura y le convirtió en caso de estudio en universidades de todo el mundo, pero la realidad es que estéticamente resulta bastante arisco. Una mole de ladrillo con diferentes hileras de pequeñas ventanas, muchas de ellas falsas, que dan un aspecto bastante frío y desolador de esas viviendas. El Ruedo se ha convertido de esta forma en el mejor ejemplo de esos polémicos proyectos de realojo o vivienda social, muy valorados entre los arquitectos pero que, quizás, no resultan muy agradables para sus vecinos.
Intempo (Benidorm)
Si hay un edificio en esta lista que ganaría con casi toda seguridad una encuesta de los edificios más feos de España, sería posiblemente este. Planificado por el estudio de arquitectura Pérez-Guerras, su diseño parece salido de un mal sueño de Trump con dos enormes torres de 187 metros de altura y una especie de cúpula invertida en color dorado que las une en su parte central. Discreto a la par que elegante.
El edificio Intempo de Benidorm se ha convertido, además, por méritos propios, en uno de los ejemplos más lamentables de la burbuja inmobiliaria que creció y explotó en nuestro país a comienzos del nuevo milenio. Un proyecto exuberante, totalmente desproporcionado, fruto de la especulación del momento que terminó construyéndose entre polémicas de todo tipo, concursos de acreedores y con la mayoría de sus viviendas sin vender.
Asamblea Regional de Murcia (Cartagena)
El edificio de la Asamblea Regional de Murcia, ubicado en la ciudad de Cartagena, es un pastiche que resulta muy complicado de clasificar y de defender. Una extravagante fusión del estilo de Gaudí con influencias neoclásicas, de la arquitectura mediterránea e incluso de la escuela Bauhaus. Alguien debió pensar que sería buena idea mezclar todos esos estilos, pero el resultado, como era de esperar, es espantoso.
El edificio es obra del arquitecto Rafael Braquehais, natural de la propia Cartagena, quien ganó el concurso público en 1985 para la construcción del nuevo parlamento murciano. En 1992 sufrió un incendio tras las revueltas provocadas por la crisis económica de la región que tan bien ha recogido recientemente el documental El Año del Descubrimiento.
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