Refugio natural y abastecedor de agua de buena parte de su entorno, el Barranco de Badajoz en la isla de Tenerife ha custodiado durante décadas diversas leyendas que han contribuido a generar un halo de misterio que envuelve este impresionante espacio natural. Ángeles, ovnis, islas de cristal, paradojas temporales y hasta oficiales de las SS nazi se han vinculado con el Barranco de Badajoz, uno de los lugares más enigmáticos de las Canarias.
El Barranco de Badajoz: la historia
El Barranco de Badajoz se sitúa al oeste de Güímar a media hora al sur de Santa Cruz de Tenerife y dentro del Paisaje natural protegido de las Siete Lomas. El barranco, uno de los muchos de la zona, se convierte en buena parte de su recorrido en un auténtico cañón con paredes verticales de gran altura en ambos lados hasta que dichas paredes terminan por encontrarse, dificultando el paso en su última fase.
Tras la conquista española a finales del siglo XV, los barrancos tinerfeños fueron un lugar usado por los locales para ocultarse. El Valle de Güímar fue uno de esos entornos en el que los guanches se retiraron para vivir apartados de los recién llegados desde la península. El barranco conocido como Chamoco —después denominado Badajoz en honor al conquistador castellano Juan de Badajoz— era un excelente refugio para los guanches ya que contaba con abundante agua, frondosa vegetación y un intrincado recorrido que ahuyentaba a los forasteros.
La apenas inaccesible cueva del Cañizo ubicada a unos 100 metros de altura con respecto al cauce del barranco es el testimonio más antiguo de presencia humana en el Barranco de Badajoz. Ya en 1892 hubo un intento de explorar este paraje según aparece señalado en The Vale of Güímar, un texto descriptivo con fines turísticos en el que Nicholas Goode, uno de sus dos autores, señalaba que el austriaco Oskar Simony había penetrado en la cueva, aunque no se encuentran datos de lo que vio.
El nombre de la cueva deriva de las varas de madera que están colocadas en la entrada como una suerte de puerta. Antiguo refugio y lugar de enterramiento de los aborígenes guanches de Tenerife, la ubicación de esas varas en la entrada sigue despertando controversia. La teoría más popular es que ese cañizo que da nombre a la cueva sería un artilugio para curar queso, aunque otros historiadores señalan que podría formar parte de prácticas rituales de los guanches.
Con el paso del tiempo, el barranco perdió esta función de refugio para convertirse en el principal proveedor de agua del entorno gracias a sus 7 minas que fueron ejecutándose durante décadas. Entre todas ellas suman 15.000 metros de desarrollo siendo la mina de Chamoco con sus más de 4.000 metros de longitud la más larga del barranco. En algunas de ellas, podemos encontrar edificios en ruinas que en su día sirvieron de alojamiento a los mineros.
El Barranco de Badajoz: las leyendas
Escarpada y amenazante orografía, enigmáticas guaridas, cuevas inaccesibles, antiguos rituales sagrados y minas abandonadas… ¿Cómo no van surgir leyendas con estos ingredientes?
La paradoja temporal de la niña de las peras
Nos situamos a finales del XIX. Una niña desaparece tras acudir al entorno del barranco a buscar fruta. Los vecinos rastrean la zona, pero la niña no aparece. 25 años más tarde, alguien golpea la puerta de la casa de la familia de la niña. Es ella, con la misma edad con la que desapareció: el tiempo no había pasado para la niña de las peras.
Cuenta la leyenda que aquella niña se encontró con unos seres muy altos vestidos de blanco que la condujeron al interior de una cueva donde, tras recorrer unas escaleras, llegaron a un jardín. Tras un rato, la volvieron a acompañar a la salida. Para ella fueron unos minutos, para los demás, 25 años.
Algunos historiadores afirman que la historia de esta niña mezcla varios sucesos, como el de una niña desaparecida en el vecino Barranco del Agua y que, al parecer, fue rescatada cinco días después por un vecino de la zona conocido como Manuel Bethencourt alias el Andarín, un canalero que fue uno de los grandes conocedores del entorno.
Los seres blancos
Estamos en 1912. Dos trabajadores de una de las minas de agua dejan al descubierto con su trabajo una gran galería de la que aparecen tres seres vestidos de blanco. Según una de las versiones de la historia, estos seres indicaron a los trabajadores donde debían excavar para conseguir agua. Según otra versión, los mineros, simplemente, huyeron.
Los nazis del barranco
Otra de las leyendas vinculadas al barranco nos lleva a las décadas de los años 20 y 30 del siglo pasado, época en la que los alemanes tuvieron mucha presencia en las Canarias, tal y como muestra también la leyenda de la Villa Winter en Fuerteventura. Se dice que, por aquella época, enviados nazis, conocidos por su afición a la parapsicología y el ocultismo, visitaron frecuentemente estos parajes en busca de respuestas, atraídos por las leyendas precedentes.
La isla de cristal
Fue a principios de los 90, con el inicio del estudio en profundidad de las misteriosas Pirámides de Güímar —en el que intervinó el célebre Thor Heyerdahl, famoso por su arriesgada expedición a la Polinesia—, cuando los sucesos paranormales retornaron con fuerza al Barranco de Badajoz.
Uno de los fenómenos más llamativos y que contó con más supuestos testigos fue el de la aparición de una isla que parecía de cristal que se veía desde el interior del barranco en dirección al mar y del que surgió una luz en forma de nave la cual se precipitó contra las paredes del cañón: ¿una nueva isla misteriosa en las Canarias?
El ángel luminiscente
Fue el 1 de julio de 1990 cuando se produjo uno de los sucesos más relevantes de la historia legendario del Barranco de Badajoz. Fue aquel día cuando el fotógrafo especializado en fenómenos paranormales y lugares misteriosos Teyo Bermejo obtuvo unas fotos de lo que parecía un ángel luminiscente que, desde entonces, ha sido uno de los documentos más debatidos en torno a este paraje.
El perro fantasma
Más recientemente, ya en tiempo de Íker Jiménez y compañía, todavía se han registrado algunos extraños sucesos en el barranco. Es el caso del perro fantasma, una historia que apareció en Cuarto Milenio narrada por una vecina de Güímar.
Una noche de verano acudió con sus amigos a dar una vuelta por el barranco encontrándose con un perro que se unió a la comitiva. Se hicieron una foto con él con una cámara analógica y después el perro volvió al interior del barranco. Cuando revelaron la foto, el perro no estaba…
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