Los monumentos naturales son pequeños tesoros con los que la naturaleza siempre consigue sorprendernos y Andalucía cuenta con más de 50. Estos monumentos forman parte de los espacios protegidos que existen en España, áreas que merecen esa calificación por su especial valor paisajístico, geológico, científico, cultural, geográfico, en biodiversidad… Una cueva, una formación rocosa, un arenal o un árbol pueden ser monumentos naturales.
Al descubrirlos, contemplándolos con interés y atención, se entiende perfectamente por qué se les considera monumentos porque con ellos la naturaleza vuelve a dejarnos sin palabras una vez más. Fíjate bien dónde están algunos de los monumentos naturales más impresionantes de Andalucía y si pasas cerca ¡no te los pierdas!
Duna de Bolonia
En la costa atlántica de Cádiz y formando parte del Parque Natural del Estrecho se encuentra uno de los sistemas dunares más sorprendentes de la Península Ibérica. y en él, la duna de Bolonia resulta imponente por sus dimensiones y su lento avanzar al compás de los vientos.
Está situada en el istmo de Punta Camarinal, cerrando la bahía de la que toma el nombre. La duna gaditana supera los 30 metros de altura y forma un muro frontal de casi 200 metros. Su fina arena se mueve arrancando desde la propia playa e intentando adentrarse en el pinar que la rodea que dificulta su avance tierra adentro. Es monumento natural no solo por su belleza, sino por la riqueza en especie vegetales autóctonas que encuentran en su arena su hábitat natural.
Tajo de Ronda
La bella ciudad de Ronda, en la provincia de Málaga, tiene, en pleno centro urbano, un monumento natural que despierta la admiración de todo el que lo contempla. El Tajo de Ronda es una profunda garganta que parece hecha a cincel en la propia roca. Divide en dos partes a la localidad, aunque la atraviesa un magnífico puente que permite el paso de una a otra zona sin que casi nos demos cuenta.
La singular formación geológica tiene una profundidad de 100 metros y solo 50 de ancho, algo que le da su particular forma de cañón de aproximadamente medio kilómetro de largo. Además de la belleza de este monumento, su valor ecológico es muy alto porque en sus paredes rocosas habitan colonias de aves como el cernícalo, el búho real o el halcón peregrino.
Arrecife barrera de Posidonia
También el fondo marino guarda maravillas que siguen resistiendo a la contaminación y ofrecen imágenes difíciles de olvidar. Una de ellas es el arrecife barrera de posidonia que se ubica en la zona costera de Roquetas de Mar y Aguadulce, en Almería.
Se trata de un verdadero tesoro, uno de los pocos arrecifes del Mediterráneo que aún siguen teniendo a esta valiosa y delicada alga como protagonista. El bello bosque submarino se encuentra frente a la playa de Las Palmerillas y las ‘hojas’ de la posidonia, que bailan con la corriente, son el hogar de cientos de especies de flora y fauna submarina.
El tornillo de El Torcal
Que la naturaleza es caprichosa y, en ocasiones, esculpe figuras ‘imposibles’ en la propia roca lo demuestra este monumento situado en el también malagueño paraje natural Torcal de Antequera. Todo este entorno resulta realmente asombroso, porque la erosión de millones de años ha creado un sinfín de formas en la roca caliza, desde cuevas y misteriosos pasadizos, hasta ‘esculturas’ de las que podría sentirse orgulloso cualquier artista.
Una de ellas es el famoso tornillo que, efectivamente, se llama así porque su forma recuerda sin duda a este pequeño utensilio esencial en cualquier caja de herramientas. El equilibrio de las piedras que lo forman resulta inexplicable.
Cueva de los Murciélagos
El municipio de Zuheros, al sur de Córdoba, se encuentra una impresionante cueva que despierta el máximo interés no solo por la belleza de sus curiosas formaciones kársticas sino, además, por los importantes descubrimientos y hallazgos encontrados en ella en las últimas décadas.
Se sabe que la cueva estuvo habitada hasta la época romana y en ella se han descubierto pinturas rupestres, huesos incluso humanos y también vestigios de objetos de cerámica, por lo que, además de monumento natural, es un importantísimo yacimiento arqueológico andaluz.
Con casi 1.000 metros de altura, la cueva puede visitarse en un recorrido de unos 2 kilómetros que permite ver algunas de sus caprichosas estalactitas, como la que se conoce popularmente como ‘el espárrago’ por su altura y forma. Para tu tranquilidad, es difícil que veas un murciélago en tu recorrido.
Los acebuches del Rocío
Algunos de los monumentos naturales de Andalucía menos conocidos son hermosos árboles, algunos centenarios y todos cargados de historias. Es el caso de los acebuches del Rocío, que se encuentran en la llamada plaza del Acebuchal, en pleno corazón de la aldea almonteña, en la provincia de Huelva y casi rozando el parque natural de Doñana.
El valor de estos árboles, que miran impertérritos a los visitantes de la conocida aldea, está no solo en sus dimensiones sino también en ser una muestra que perdura de lo que fue el bosque mediterráneo andaluz que, tiempo atrás, predominaba en toda la zona. De entre todos los acebuches ‘rocieros’ destaca el conocido como el Abuelo, un impresionante árbol que, según se cree, tiene más de seiscientos años.
Cárcavas del Marchal
Al este de la provincia de Granada se encuentra uno de los paisajes más enigmáticos que puedes ver en Andalucía. Son las cárcavas del Marchal, llamadas así porque se encuentran muy próximas a la localidad del mismo nombre. Las cárcavas en general son particulares formas geológicas que se producen en suelos arcillosos y con cierta pendiente porque la acción del agua los va modelando a base de crear profundos surcos o cárcavas.
En el caso de las del Marchal se trata de un macizo arcilloso protegido por otras montañas cercanas en el que no solo se aprecian formas caprichosas sino también cuevas que se cree fueron hechas o aprovechadas por el hombre durante la Edad Media. Se trata de un paisaje único, a veces llamado en otros lugares del mundo badlands o ‘malas tierras’ porque no son aptas para el cultivo, pero su belleza y su uso como refugio para el hombre, siglos atrás, convierte a las cárcavas del Marchar en un espléndido monumento natural.
Huellas de Dinosaurio en Santisteban del Puerto
Como ya hemos indicado, los monumentos naturales son de índole muy diversa y como ejemplo, las asombrosas icnitas (huellas de dinosaurio) del yacimiento paleontológico que se encuentra en la localidad jienense de Santisteban del Puerto.
Son 24 en total y se calcula que tienen más de 250 millones de años. Por la profundidad de algunas de ellas (hasta 9 centímetros) se cree que pudieran ser huellas de dinosaurios bípedos. Los estudios apuntan a que las huellas quedaron ahí porque probablemente se trataba de terreno arcilloso del lecho de un río. El misterio rodea a este particular monumento natural que permite imaginar cómo sería la vida en este Planeta antes incluso de la Prehistoria.
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