El viajero no se fía mucho de su memoria, por eso tiende a sacar tantas fotos de sus viajes, una forma de recordar con mayor fidelidad el destino y las experiencias que ha vivido en él. Y esa es la principal razón por la que también compramos souvenirs, objetos típicos del destino, generalmente asequibles, que guardamos como recuerdo del viaje.
Los turistas que pasan por España no son una excepción y también se llevan muchos recuerdos de nuestro país en objetos más o menos representativos: ¿sabías cuáles son los souvenirs más comprados por turistas en España?
Siete souvenirs que compran los turistas en España
Aunque asociemos el souvenir con un objeto un tanto kitsch vendido en tiendas de dudoso gusto, la historia de esta tradición viajera viene de lejos, incluso en España, donde, desde el siglo XVIII, ya comienzan a aparecer en zonas como Andalucía al calor de la moda que empieza a establecerse entre la burguesía y aristocracia europea de viajar al sur del continente para conocer el lado más supuestamente folclórico y/o auténtico de la península ibérica.
Comida típica española
A buen seguro que aquellos pioneros del turismo se llevaron a sus casas algunos productos típicos de la despensa española. Es posible que no les pusieran tantos problemas como ahora en la aduana, pero la dificultad por aquellos tiempos era la caducidad de los productos. Porque a ver cómo te las arreglabas para llevarte turrón de Jijona a Londres en pleno verano y que llegase comestible a su destino.
Dos siglos más tarde, al viajero sigue sintiendo devoción por la comida española, empezando por el jamón ibérico, probablemente el bocado hispánico más internacional. Guijuelo, Montánchez, Jabugo, Los Pedroches… Son muchos los lugares que cuentan con jamones de fama mundial y en casi cualquier rincón de España los puedes adquirir.
Al jamón, el “souvenir” por excelencia que compran los turistas en España, hay que sumar los dulces más típicos, como el propio turrón o los mazapanes, las especias, las conservas o el queso. Aunque meter un Cabrales en la maleta siempre puede ser un asunto delicado…
Vino
Aunque hoy en día es posible encontrar vino de calidad en muchos rincones del mundo, desde Argentina a Suiza pasando por la India, no cabe duda de que España es, junto con Francia, la cuna del vino mundial. Y en nuestro país tenemos casi un centenar de denominaciones de origen, algunas de ellas tan prestigiosas a nivel mundial como Rioja, Ribera del Duero o Jerez-Xérès-Sherry.
Según los datos de AENA, puedes transportar hasta 90 litros de vino en avión, así que no será por cantidad, sino por peso el problema que se encuentran los turistas para llevarse vino de España. Generalmente con un par de botellas ya es suficiente para recordar uno de los símbolos de la cultura española.
La bota de vino
Para los turistas que hayan disfrutado a fondo de la experiencia vinícola en España seguro que les hace ilusión llevarse a casa una bota de vino, uno de los objetos más singulares de nuestra tradición. En el propio Quijote ya aparecían botas de vino. Y es que mantener el vino fresco en las épocas del año más calurosas era algo esencial.
Ahora tenemos muchas formas de mantener una bebida fresca, pero las botas de vino siguen siendo un objeto interesante para el viajero por lo que representa en nuestra historia cultural: imaginaos a Erland o Gunnar sacándose la bota de vino en una playa sueca en agosto… la envidia de sus amigos.
Aceite de oliva
Vale, con la que está cayendo tal vez no sea el mejor momento para comprarse una botella de este néctar dorado como recuerdo, pero seguro que las aguas vuelven a su cauce a no mucho tardar… o en algún momento. Porque, aunque el vino y el jamón tal vez sean más populares en las maletas de los turistas, el aceite de oliva es el elemento vertebral de nuestra gastronomía.
Pocos viajeros que visitan regiones como Jaén, Córdoba o Sevilla en Andalucía, pero también otros puntos de nuestro país como Cataluña, Aragón o las Hurdes extremeñas se van sin probar el aceite de una de las más de 30 denominaciones de origen que hay en España. Y en la maleta siempre cabe una botella de aceite de oliva virgen, aunque ahora su precio sea insólito.
Ropa
¿Eres de lo que no se va de ningún destino sin una camiseta de recuerdo? Pues en España tampoco faltan los turistas que se compran t-shirts con algún mensaje y/o dibujo representativo de nuestro país. O representativo para ellos: un toro, una bailaora de flamenco, un monumento… o la camiseta del Real Madrid. Que nos perdonen los aficionados de otros equipos, pero una gran parte de futboleros (y no futboleros) de otras latitudes solo tienen ojos para el equipo blanco y no se van de España sin la camiseta del Madrid y una visita guiada admirando las no sé cuántas Copas de Europa del Bernabéu.
Otras prendas blancas que no tienen mucho de deportivo pero que también triunfan como souvenir es la ropa ibicenca o adlib, una buena manera de recordar en sus hogares que vivieron durante unos días la siempre inolvidable experiencia de la isla pitiusa. Las alpargatas o los mantones de Manila también son otras prendas muy típicas entre turistas.
Abanicos
Puede parecer un producto pasado de moda, pero todavía recientemente se repartieron abanicos a las puertas de algunos festivales musicales de verano para que los sufridos asistentes no pereciesen achicharrados en recintos sin un metro cuadrado de sol. En ese momento, muchos hubieran echado de menos uno de esos abanicos plegables de las abuelas en vez de esos trozos de cartón de dudosa utilidad.
A buen seguro que este pasado verano, el abanico español volvió a pegar fuerte entre los turistas. Porque, aunque su origen esté en Oriente, España ha alcanzado un nivel de sofisticación en el diseño de estos objetos famoso a nivel mundial.
El imán de la bailaora
¿Eres de los que colecciona imanes de los destinos que visita? ¿Tienes un imán de la torre Eiffel, del Big Ben londinense, de la Estatua de la Libertad o del Coliseo romano? Pues cuando los turistas están apurando sus últimas compras en España y le llega el turno al imán, dudan entre el toro, la paella y la bailaora flamenca. Sí, todo muy kitsch, pero a ver cómo le explicamos a un turista que España es mucho más que eso. Él dirá que Francia es mucho más que la dichosa torre Eiffel, pero allí que vamos todos cuando visitamos París… ¿o no?
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