En la capital de Italia convergen alrededor de 3.000 años de arte, cultura y arquitectura. Si bien parte de su atractivo obedece a la forma en la que evoca el poder del antiguo Imperio Romano a través de los vestigios de imponentes obras, como el Coliseo y el Foro, sus atractivos religiosos la convierten en uno de los destinos favoritos de los peregrinos.
De esta forma, realizar una peregrinación a roma con peregrino.travel representa la oportunidad de conocer los mayores tesoros de la religión católica y acercarse a las historias de los primeros cristianos.
¿Dónde hacer turismo religioso en Roma?
Roma es una invitación a descubrir un patrimonio vinculado a personas y eventos que formaron parte de la historia de Jesús de Nazaret. Quienes han tenido la suerte de hacer turismo en la Ciudad Santa coinciden en que el edificio de Agripa es uno de los mejores puntos de partida para iniciar el peregrinaje.
No solo hablamos del edificio devuelto a la madre del Dios verdadero después de la eliminación de las falsas divinidades, también es un lugar marcado por diferentes sucesos que han marcado hitos en el cristianismo.
En primer lugar, formó parte de la huida de Cristo cuando salió al encuentro de su vicario. También el lugar donde Calixto encontró la muerte, al igual que Pedro, Pablo, Lorenzo y Juan. Sobre el Trastevere corrió un riachuelo de aceite y cayó nieve en agosto. A partir de ahí, la ruta continúa hacia:
La Basílica de San Pablo Extramuros
Después del Panteón de Agripa, sin duda, la siguiente parada es en este templo construido por el emperador Constantino, de esta manera, su extraordinaria edificación data del siglo VI.
Su importancia dentro del cristianismo se debe a que fue levantado para celebrar el fin de la persecución contra la religión cristiana, asimismo, en su interior reposan los restos del Apóstol San Pablo. Aunque en el siglo XIX sufrió un voraz incendio, su histórica Puerta Santa se mantiene intacta.
Las Catatumnas de San Calixto
Este es de esos lugares imposibles de recorrer en un día, ya que se compone de alrededor de 60 catatumbas y miles de sepulcros, distribuidos a lo largo de cientos de kilómetros de túneles, donde los cristianos estuvieron resguardados frente a la ola de persecución que tuvieron que sufrir en nombre de la fe.
Asimismo, es la opción indicada para continuar hacia la Basílica de San Juan Laterano. Este es otro templo simbólico del cristianismo, y al igual que la Basílica de San Pablo Extramuros, cuenta con una Puerta Santa. En el lugar aún permanece la esponja que la historia reconoce como la utilizada para dar de beber vinagre a Jesucristo durante la crucifixión.
La Scala Sancta
Localizada en el extremo contrario donde se levanta la Basílica de San Juan Laterano se encuentran los 28 peldaños de mármol que, de acuerdo a la tradición, formaron parte de la escalera hacia el Pretorio de Poncio Pilato, por lo que fue recorrida por Jesucristo antes y después de ser juzgado.
En la actualidad, es el sitio de encuentro de decenas de miles de peregrinos que las recorren de rodillas. Si elegimos continuar el recorrido hacia el este, llegaremos a la Basílica de la Santa Cruz.
En este templo no solo se encuentran restos de la Cruz de Jesucristo, sino también el Elogium (la inscripción que anuncia “Rey de los Judíos”) y dos de las espinas que conformaron la corona colocada en su frente.
La Basílica de Santa María la Mayor
En 2001, el Papa Juan Pablo II otorgó su bendición a la Puerta Santa de este templo levantado en el sitio preciso donde ocurrió la milagrosa nevada del siglo IV. De la misma forma que la Basílica de Santa María en Trastevere, está dedicado a la Santísima Virgen.
Pero ese no es su único valor para los cristianos. Hablamos del primer templo pagano convertido en iglesia cristiana, por ello, guarda una importante colección de arte compuesta de mosaicos y pinturas sacras. Su joya más valiosa es una pieza de la cuna del Divino Niño Jesús.
La Basílica de San Pedro
Ninguna ruta de peregrinación puede estar completa sin incluir la emblemática Basílica de San Pedro. Ubicada en el Vaticano, supone una visita obligada para los católicos que recorren la Ciudad Santa.
Si bien desde esta basílica el Papa realiza las celebraciones habituales de la Iglesia Católica, su verdadero valor está relacionado con la Puerta del Gran Perdón, una de las Puertas Santas más importantes de todas.
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