Incendios, “demoliciones”, intervenciones artísticas y todo tipo de alteraciones del ecosistema son lo que un puñado de viajeros irresponsables pueden provocar a su paso mientras recorren el mundo. Hoy te contamos solo algunos ejemplos sobre maravillas naturales destruidas por turistas idiotas.

Cuando recorremos este amplio y generoso planeta, muchas veces nos quejamos de las restricciones que encontramos para visitar ciertos lugares como parques nacionales y museos. Pero después de leer estas historias, seguramente entenderás el motivo de algunas reglas que te parecen demasiado estrictas.

La antigua formación Pico de Pato (Oregón, EE.UU.)

El antes y el después del desastre

En el Parque Natural Cabo Kiwanda se podía apreciar, hasta hace no mucho, una formación de arenisca conocida como Duckbill (Ornitorrinco o Pico de Pato). Pese a que estaba protegida por una valla, solía ser normal que los visitantes la traspasaran para tomarse fotos.

Pero la cosa pasó a mayores cuando un grupo de “listos” decidió “cobrarse venganza” contra la roca, que supuestamente había sido la culpable de que un amigo se fracturara una pierna.

Por eso empujaron hasta que la famosa piedra, que recordaba la cabeza del animal que le daba nombre, cayó y se hizo trizas. Y así fue que lo que la naturaleza se tomó años en cincelar, se desvaneció en pocos segundos a manos de unos verdaderos idiotas.

Un Boy Scout derribó una de las formaciones del Valle de Goblin (Utah, EE.UU.)

En un grado de idiotez similar podemos ubicar al grupo de scouts que participó, en 2013, de la destrucción de una de las famosas y antiguas formaciones en forma de hongo que pueblan el Valle de Goblin. Y enciman publicaron su hazaña en internet.

El supuesto líder del grupo fue alentado por adolescentes de entre 14 y 16 años a derribar una roca que se estima que llevaba allí más de 170 millones de años. ¿El motivo? Según declaró el insensato autor de tamaño atentado contra la naturaleza, la piedra “era un peligro” para los visitantes del parque porque “se encontraba suelta”.

Graffitis en parques naturales (EE.UU)

Cuando el arte callejero se muda al ambiente natural pueden generarse inconvenientes mucho más graves que los que ocurren, por ejemplo, cuando se pinta propiedad privada en la ciudad. Y aquí nos encontramos con una “serial killer del aerosol” que recorrió, en 2014, al menos 8 parques naturales de EE.UU. dejando en ellos sus dibujos.

Casey Nocket -que por entonces tenía 21 años- fotografió también todo el “proceso creativo” y lo compartió en las redes sociales. Mientras tanto, muchas de las autoridades de los parques Yosemite, Valle de la Muerte, Joshua Tree, de las Montañas Rocosas, del Lago del Cráter, Zion, Tierra de Cañones y del Monumento Nacional de Colorado trataban de borrar las “huellas artísticas” que dejó esta irresponsable graffitera en lugares estratégicos de estas maravillas naturales.

Los acantilados de Moher a merced de turistas idiotas (Irlanda)

Pero el llamado arte callejero no solo se manifiesta en ambientes naturales en territorio norteamericano. Si cruzamos el Atlántico y llegamos hasta las hermosas tierras irlandesas, descubriremos que un par de graffiteros no tuvo mejor idea que dejar su marca en los impresionantes acantilados de Moher.

Fue así que en 2013, estas estructuras rocosas, las más antiguas del país, fueron vandalizadas por un par de franceses que venían recorriendo Europa a dedo y dejaron estampada su creación de alrededor de 2, 5 por 2 metros. Por suerte el desaguisado pudo ser borrado.

Turistas chinos generaron un desastre ecológico en un territorio ya no tan virgen (Islas Paracelso)

Islas Paracelso

Los chinos tienen fama de comer cualquier animal que habite el planeta. Y así lo demostraron cuando, a partir de 2013, empezaron a visitar las Islas Paracelso, un territorio hasta entonces considerado un paraíso natural y en disputa entre China y Vietnam.

Los turistas se comieron buena parte de las especies -muchas de ellas en extinción- que se les pusieron a tiro: almejas, langostas, erizos… Pero, además, arrancaron gran cantidad de los corales que poblaban la isla, para llevárselos como recuerdo.

Viajeros idiotas que usan la cima del Uluru como baño (Australia)

El Parque Nacional Uluṟu-Kata Tjuṯa está considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Entre sus magníficas formaciones geológicas destaca un inmensa roca rojiza que tiene un significado simbólico y religioso para la comunidad aborigen que puebla esos territorios.

Sin embargo, poco respetan esta cuestión muchos de los 350.000 turistas que visitan este monolito cada año. Y es que cuando llegan a su cima, suelen utilizarlo como baño. Como en el lugar no hay retretes, literalmente los visitantes hacen pis y caca en el Uluru. Es así que parecen haber provocado la extinción de una rara especie de camarón que habitaba en sus charcos.

Vómitos de turistas mataron ejemplar de una especie única de peces (California, EE.UU.)

En el Parque Nacional del Valle de la Muerte se encuentra el Hoyo o Pozo del Diablo. Se trata de un acuífero geotérmico localizado dentro de una caverna de piedra caliza en medio de una zona desértica. Solo allí habita una especie de pez en miniatura conocido como cachorrito del Hoyo del Diablo.

Sin embargo, este dato no pareció importarle a tres turistas borrachos que el pasado año no tuvieron mejor idea que vomitar y tirar latas de cerveza en el hogar de estos pececitos únicos. Al menos uno de los animales murió tras el desgraciado incidente. Pero también destruyeron la fuente de alimentación y la zona de desove de estos peces.

Incendios forestales por imprudencias varias en el Parque Nacional Torres del Paine (Chile)

Los incendios son una de las causas más comunes de destrucción de grandes extensiones naturales. El Parque Nacional Torres del Paine de Chile fue víctima del fuego en numerosas ocasiones. Muchas de ellas se debieron a la imprudencia de los turistas.

Por ejemplo, en 2011/2012 se quemaron más de 17000 hectáreas después de que un ciudadano israelí encendiera un trozo de papel higiénico para deshacerse de este residuo. En 1985 se habían incendiado 14000 hectáreas por una colilla mal apagada. En esa oportunidad, el imprudente fue de nacionalidad japonesa. Veinte años más tarde fueron 15000 las hectáreas devastadas cuando un turista checo volcó un camping gas.