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El miedo a volar es un temor más frecuente de lo que pudiera parecer, aunque su nivel de intensidad es muy variable. Para algunas personas el hecho de subirse a un avión resulta realmente difícil de llevar, pudiendo incluso sufrir aerofobia. Son los casos menos frecuentes y también los más complejos que pueden requerir terapias específicas o tratamientos psicológicos. En la mayoría de las ocasiones, en miedo a volar no es tan extremo, pero sí implica que un viajero pueda pasar un mal rato ante el reto de permanecer en la cabina el tiempo de vuelo, sobre todo si el avión se mueve a causa de las turbulencias.

Estar algo nerviosos antes del embarque es algo bastante normal porque un avión no es nuestro medio habitual, pero si la perspectiva del próximo vuelo nos da pavor, es importante tener en cuenta algunos consejos para intentar superar ( o al menos poder controlar) el miedo a volar.

Infórmate: los datos juegan a tu favor

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Obtener información sobre las características de las aeronaves, sobre los sistemas de navegación que permiten un vuelo seguro o sobre la intensa formación que reciben los pilotos y el resto de la tripulación ayudará a que reduzcas el temor a volar, ya que, por norma general, aquello que desconocemos es lo que nos provoca más angustia y miedo.

Pensar en los miles de aviones que surcan los cielos a diario sin que ocurra accidente alguno, te permitirá recordar que, estás en el medio de transporte más seguro del mundo.

Descansa y viaja con comodidad

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Afrontar el vuelo en buenas condiciones físicas también influye a la hora de disfrutar de la experiencia en lugar de sentir agobio. La noche anterior al viaje procura conciliar un sueño reparador, incluso con algún remedio que pueda favorecerlo, como una tila o una valeriana. Despertar fresca y con energía es una buena manera de reducir el posible estrés.

Además, es esencial estar cómodo en cabina sobre todo en vuelos largos. Lleva ropa cómoda y ligera, evitando prendas aprieten, y también un calzado que te puedas quitar en un momento dado. Los típicos cojines reposa- cuello, un antifaz para intentar dormir algo, un abrigo extra por si sientes frío… todo lo que contribuya a tu bienestar, es bien venido.

Ejercicios de respiración y relajación

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No es sencillo que el miedo a volar desaparezca totalmente, pero mantener controlada la ansiedad sí es posible. Lograr la respiración controlada resulta realmente eficaz a la hora de frenar ese ‘ataque’ de pánico inminente que puede desencadenar, por ejemplo, un brusco despegue o aterrizaje, el mal tiempo o una turbulencia algo fuerte.

Inspirar lenta y profundamente, retener unos segundos el aire y expulsarlo despacio es una buena ayuda para mitigar la ansiedad y, de paso, pausar el ritmo cardiaco que puede comenzar a acelerarse. Acompañar esa respiración con ejercicios de relajación, por ejemplo, intentando recorrer el propio cuerpo mentalmente o concentrándonos en un paisaje conocido que nos gusta especialmente (una playa, el campo, un jardín) … es una práctica que, con algo de constancia, puede ser de gran ayuda.

Elige horarios de vuelos que te vayan bien (mejor a primera hora)

Como consejo general, si te da miedo el avión, es preferible evitar volar de noche porque son muchas las personas a las que la oscuridad, es decir, el no ver nada a través de las ventanillas, les provoca más angustia (aunque no en todos los casos ocurre).

Una buena idea es volar pronto, por la mañana. Levantarte e ir directamente al aeropuerto evitará que estés horas pensando en el vuelo, aumentando, sin darte cuenta, la ansiedad que éste te provoca.

Anticípate: identifica los momentos de mayor angustia

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Si el miedo no te pilla desprevenido, será más fácil hacerle frente. Si coges un avión con relativa frecuencia, no te resultará difícil reconocer cuándo tu miedo se ‘dispara’.

A algunas personas les da pavor las turbulencias, otras lo pasan mal en el descenso previo al aterrizaje o durante el despegue, algunas se angustian en el finger, durante el embarque… Una vez reconocido el factor concreto que desencadena el miedo a volar es más fácil aplicar esas técnicas de relajación y respiración, justo cuando son especialmente necesarias.

Cuando esto ocurra, también es muy importante pensar en positivo y tener una idea clara a la que agarrarte: es una situación TEMPORAL y (la turbulencia) va a pasar en cuestión de unos minutos.

Todo bajo control: equipaje, documentación…

Maletas para equipaje de mano

En ocasiones, el miedo a volar se intensifica porque a él le sumamos el estrés del propio viaje. En este sentido, algunos detalles como tener el equipaje preparado con la suficiente antelación, hacer previamente el checking online, revisar la documentación, preparar el bolso de mano… tenerlo todo listo reducirá nervios innecesarios.

Por supuesto, también llegar al aeropuerto con tiempo de sobra es indispensable para que el estrés no se dispare ya no por miedo a volar, sino por miedo a perder el vuelo a causa de un atasco.

Visualiza y rechaza pensamientos negativos

‘Entrenar’ la meditación y la concentración ayuda a que prevalezcan las impresiones positivas dejando en un segundo plano (o anulando) las negativas. Practica la técnica de visualizar, es decir, haz que tu imaginación trabaje a tu favor. En los momentos de angustia, imagínate ya en tu destino y visualiza todo lo bueno que te espera: un paseo por la playa, descubrir esa ciudad soñada, el recibimiento de familiares y amigos en el aeropuerto…

Expresa con naturalidad tu miedo a volar

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El miedo a volar es algo muy común. No te sientas mal por comentarlo si viajas acompañado y no te empeñes en ‘disimularlo’. Si fuera necesario, porque en un momento determinado el estrés y la angustia aparecen, comunícalo a los tripulantes de cabina. Son profesionales y saben cómo ayudarte.

Cuida tu alimentación

Todo suma y, como hemos dicho, encontrarte físicamente bien contribuye a que la experiencia del vuelo resulte más agradable. Antes del viaje evita las comidas copiosas o muy pesadas, aquellas que puedan acabar provocándote molestias estomacales. Además, es importante no tomar bebidas excitantes como las que contienen cafeína o teína. Sustitúyelas por las que te puedan proporcionar un efecto relajante como las ya indicadas infusiones de tila o valeriana.

Si el miedo a volar es realmente intenso, tras previa consulta médica también podrías recurrir a algún relajante muscular (siempre con la correspondiente recete). Por último, tomar bebidas alcohólicas para intentar vencer el miedo a volar es un error que puede agravar el problema.

Elige tu asiento

Elegir el lugar donde sentarte en el avión es un detalle que da tranquilidad a muchas personas con miedo a volar. En primer lugar, porque les aporta, a nivel psicológico, una reconfortante sensación de control y también porque de esta manera pueden estar en ese asiento en el que sentirse más a gusto.

Aunque cada uno tiene su sitio ‘favorito’, si tienes miedo a volar lo ideal es escoger un asiento de pasillo, preferiblemente en la zona delantera del avión o cerca e alguna salida de emergencia.

Mantén tu mente ocupada

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Además de los ejercicios de relajación, un buen consejo para controlar el temor y la angustia durante el vuelo es procurar borrar esos pensamientos nefastos manteniendo la mente ocupada. Una lectura ligera (las revistas del corazón resultan perfectas), una música tipo chill – out en tus auriculares, unos clásicos pasatiempos y, por supuesto, cualquier película o programa en tu móvil u ordenador, son opciones para conseguirlo.

Terapia psicológica o cursos para superar el miedo

Por último, hay que tener en cuenta que el miedo a coger un avión es para algunas personas un serio problema cuando alcanza niveles de aerofobia. En estos casos, hay que recordar que muchas compañías aéreas ofrecen a sus posibles pasajeros cursos específicos para superar el miedo a volar.

Recurrir a la ayuda profesional de un psicólogo especializada en este tipo de fobias es también la mejor manera dar un paso adelante para volver a disfrutar de la experiencia de volar en un avión.